Quizá lo mejor fue ya no tener esos sentimientos que lo único que hacían era atormentarme y no dejarme seguir con mi vida, pero ahora me sentía preparado para empezar de nuevo, sin miedo a nada y dispuesto a todo.
Recuerdo que te vi por primera vez en aquel patio de la escuela con un atardecer digno de una foto. No le di la gran importancia y él menos me la dio a mí, pero para ese entonces ¿qué importaba? Iba de lado a lado buscando a cualquier persona zurda para un proyecto, eso fue lo más raro que pude ver de él. Esta fue la primera vez que intercambiamos miradas junto con palabras, lastimosamente yo no soy zurdo y ahí se fue mi oportunidad de al menos preguntarle su nombre.
El tiempo pasó, en unos cuantos meses me cambié de turno y empecé una vez más desde cero. Ahí fue cuando volví a verlo, tuvimos nuestro segundo encuentro, seguramente ni siquiera se acordaba de mí, mientras yo seguía pensándole. Al parecer estaba con un chico —¿quién será? —era lo único que se oía en mi cabeza. Se veían demasiado lindos juntos, abrazados y dándose cariños sin importar que alguien los viera, no tome más importancia, pues ni siquiera sabía tu nombre. Pasaron más y más días hasta que se dio la casualidad de que oí su nombre de los labios de una de sus amigas.
—Claro que sí, no te preocupes yo lo hago —fue lo que él dijo aquella vez, lo recuerdo como si tan solo hubieran pasado unos cuantos días.
—¡Ay! Muchas gracias *** —fue lo que dijo su amiga.
—Con que ese era tu nombre... ***... *********, me gusta, creo que seremos buenos amigos —fue lo que pensé y en seguida ambos desaparecimos de la vista de cada uno.
Ese mismo día, como loco desquiciado, acosador y solo un poco desesperado lo busque en Facebook, todo normal, ¿verdad? Digo, no hay nada de malo en buscar a quizá el futuro amor de tu vida, ¿o sí? Fue muy fácil de encontrarlo, siempre ha sido alguien que resalta entre todos, ¿o me equivoco? No tarde en mandarle la solicitud de amistad y él no tardó en responderla. No hablamos al instante ni mucho menos, solo nos teníamos de amigos y nada más, yo reaccionaba a sus publicaciones y fotos, él de vez en cuando reaccionaba a las mías como típicos contactos en una red social común y corriente sin importancia, sin nada.
Me tarde en agarrar valor para que pudiera mandarle mensaje por primera vez, pero, al parecer tenía novio y yo era alguien que apenas entraría a su vida como un completo desconocido y vaya que me costó muchísimo mandarle ese primer Hola, que jamás pensé que sería el comienzo de algo completamente nuevo y agradezco que me hayan obligado a hacerlo.
Todo comenzó un ocho de abril, exactamente a las nueve con cincuenta y tres de la noche, ¿quién hubiera pensado que él que decía ser su mejor amigo me obligo a dar el primer paso? A armarme de valor y dejar la pena de lado solo para mandarle un simple mensaje. "Hola" fue lo único que le mande aquella noche, lo suficiente para que el respondiera de la misma manera. No diré que fue una de mis mejores platicas, tampoco diré que fue la más entretenida, pero estaba hablando con él y eso era más que suficiente para hacerla especial. Solo duramos como veinte minutos hablando de lo primero que se nos venía a la mente, luego llego un momento en el que me dejo de contestar, típico ¿no? Pero bueno, en ese momento no era lo suficientemente especial como para dolerme. Seguí con mi rutina de todos los días y volví a mandarle un último mensaje deseándole feliz noche y un "Ojalá termines pronto tu tarea" y este mensaje si lo contestó, supongo que fue un punto a mi favor.
Pasaron unos cuantos días y seguíamos hablando, claro, no demasiado, él aún tenía novio y yo solo era un conocido, alguien nuevo en su vida. Después llego la primera vez que nos saludamos en persona, abandonando la protección de nuestros celulares llevando nuestra platica al mundo real, cara a cara, con mucha pena y nervios, (quizá solo de mi parte) un paso más para conocernos lo suficiente. ¿Cómo demonios olvidar ese doce de abril donde el llevaba un short de color durazno, una playera clara y unos tenis azules? Ese día yo no tenía clase de inglés, (nunca tenía) así que estaba afuera del salón viendo a las personas pasar por aquel empinado pasillo junto con dos amigas. Él pasó más de una vez por ahí junto con su mejor amigo y una amiga que iba en mi salón. La primera vez intente ignorarlo, pero ya la segunda simplemente no podía, en momentos anteriores por mensaje me había reclamado que no lo saludaba cuando estaba enfrente de mí, yo solo me justificaba y evadía diciendo que yo era demasiado distraído como para verlo, era obvio que mentía, estaba hundido en la pena.
—¡Hola Miguel! —mierda, fue demasiado pronto. Sentí como inmediatamente mi cara empezaba a tornarse de color rojizo y mis amigas solo se quedaban viendo, aguantando la risa.
—¡Hola! —aunque no pareciera, apenas y podía hablar. De verdad, mi estomago era un mar de emociones en ese momento, ¿cómo es que podía ser tan fácil para él y para mí no? Por dios, apenas y lo conocía.
—Ahora dilo sin ponerte rojo —dijo su pesado amigo, logrando que me pusiera aún más rojo de lo que estaba.
Desvié mi vista hacia cualquier otro punto donde no se me pudiera ver la cara roja como un jitomate, no necesite de mucho tiempo, ellos pasaron rápido de un lugar a otro, antes de que pudieran regresar mis amigas y yo desaparecimos de aquella jardinera.
¿Cómo es que dicen? ¿Qué la primera vez siempre es la más difícil? Quizá tengan razón. Pasaron poco a poco los días y unas cuantas semanas donde casi del diario me lo llegaba a encontrar "por casualidad" y lo saludaba de la manera más cordial posible. Sí, estaba un poco obsesionado con él, pero solo un poco.
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Te recuerdo - Para todos aquellos que alguna vez fueron todo para mí.
Teen Fiction¿Por qué hago todo esto? Simplemente necesito desahogarme, dejar salir todo, sacar este clavo para poder empezar de nuevo. No solo estoy escribiendo esto por ellos, también por mí, por un nuevo comienzo y si por alguna razón los llego a olvidar quie...