Capitulo 6 - AIS

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La mayor parte del tiempo la vida te da sorpresas, suelen ser agradables o no tan malas, pero hay veces en las que terminan siendo golpes inesperados que lamentablemente traen sentimientos de inquietud, para mi mala suerte en este caso me toco recibir un enorme golpe. Justo en el preciso momento cuando en mi vida había tranquilidad y certeza un día aburrido de verano un directivo entro al salón donde yo estaba, acompañado de una cara conocida y que antes era mi favorita hizo que mis entrañas se retorcían.

—Jóvenes, este será su nuevo compañero, seguro muchos ya lo conocen, y espero que lo guíen por el mejor camino —volteo a ver a Nádir, le dijo algunas palabras y segundos después aquel directivo salió de aquel salón dejando a un chico inadaptado a expensas de nuevo compañeros y un cambio no tan radical, pero si que se notaba la diferencia.

Una interrupción a la clase de matemáticas no suena tan mal, pero algunas veces esa interrupción puede traer más malas cosas de las que deja, un poco de caos a tan solo diez minutos para que la clase acabara, las cosas se salieron un poco de control, mi amor no secreto por Nádir era bastante hablado y sabido entre mi salón y los demás, al solo verlo ahí parado y después escuchar que sería un nuevo compañero de salón, rápidamente se oyeron los cuchicheos, las palabras bajas, los típicos sonidos de adolescentes hormonales, y la mayoría por no decir todas las miradas rápidamente se centraron en mí y mi cara completamente sonrojada, esto hizo que me sintiera bastante incómodo, más toda la bulla de mis compañeros y de mi querido Andro. Lo recuerdas, ¿no? Este otro chico no podría faltar en hacer alguna burla. Me fastidié de tantos gritos y mejor me puse hacer el trabajo que la maestra había dejado antes que interrumpieran la clase.

—Oye, Miguel, ¿Qué clase tienen después de esta? —no estaba prestando la atención suficiente a mi alrededor para notar que este nuevo individuo en mi salón se acercó a mi lugar a preguntarme las clases y nuestra rutina. No era del todo cómodo tener todas las miradas sobre mí y a parte tenerlo a él cerca haciéndome preguntas, no sé cómo las cosas podrían empeorar, en ese momento hubiera preferido que la tierra me simplemente me tragara.

—Nos toca inglés, después tenemos Cívica y salimos— Acento su cabeza y dijo un okay para después irse a su lugar asignado en el salón.

Parecía incoherente que me preguntara a mí, les hablaba a más personas en ese salón, muchos de ellos estaban a su lado, pero directamente se fue conmigo. Sentí un poco de inquietud, después de todo lo seguía queriendo, no podía ser un patán con él, ni tratarlo mal, porque sentimentalmente seguía en su red. Momentos después con más tranquilidad y serenidad le hice un horario de todas las clases de los días de la semana, lo lleve a su lugar, lo tomo y agradeció el acto, me fui a mi lugar y hasta ahí quedo, termino esa clase y nos pasamos a otro salón, donde estaba el maestro de inglés. Siempre me han dicho que me parezco ha Nádir, más algunos maestros hacían hincapié preguntando qué si éramos hermanos, primos lejanos, o familia, pero no, familias distintas, eso espero.

Al principio no me juntaba con él y era algo indiferente, con el tiempo todo eso cambio, empecé a convivir con él una vez más, lo que trajo como consecuencia que mi mejor amiga de ese tiempo le hablara, poco a poco se fueran haciendo amigos, y así paso con todos a los que yo les hablaba. Nunca fue un secreto que yo estuviera enganchado por él, eso con el tiempo todos lo empezaron a saber. No solo el alumnado, también el maestro de Física, la maestra de Matemáticas, y el de Historia, siempre nos emparejaban y bromeaban sobre ello, nos ponían apodos, nos decían esposos, y éramos como la pareja que no era pareja, la mayoría sabía que a mí me gustaban los chicos, no tenía ningún problema con que todos lo supieran. Sobre los gustos de Nádir, se suponía que le gustaban las mujeres, pero parecía que no le afectaba, incluso seguía el juego y no le molestaba.

Mi mejor amiga, Nádir y yo éramos el trio perfecto, aunque Nádir no era de buenas calificaciones en el colegio, mi amiga y yo sí, éramos más que unidos, eran mi otra familia. Yo tenía otros amigos en el taller donde hacían de las practicas lo más divertido del mundo, la mayoría eran niñas, a excepción de dos, uno que era Andro y el otro era Nádir, pero pronto se convirtió en uno. Andro fue cambiado a la otra sección del taller y esto fue porque lo cambiaron de grupo, así que nuestro equipo del taller era conformado por dos chicos y cinco chicas, luego se convertirían en más, dependiendo si uno de los dos maestros de taller faltaba, ya que combinaban las secciones. Recuerdo que una vez, entre todos los de la mesa, empezamos a jugar retos y verdades, teníamos trabajo que hacer, pero de repente no importaba, en este momento fue cuando me toco besar a una que otra amiga y viceversa, éramos bastantes los que estábamos jugando en ese momento, y nos la pasábamos súper bien, también hacíamos demasiado ruido, de vez en cuando nos regañaba el maestro, pero tampoco nos importaba, poco a poco las cosas se intensificaban. Era el turno de una amiga en decir a quien retaba y que era lo que tenía que hacer.

—Reto a... Miguel, tienes que besar a Nádir en los labios por 3 segundos —no mentiré, estaba emocionado, pero obviamente no debería de parecer desesperado.

—Pues si él quiere, sí, pero si no quiere, es mejor que no lo obliguemos —y eso fue lo único que dije.

El..., no sé, parecía que no quería, pero tampoco se hacía del rogar, mis amigas lo convencieron muy rápido, la verdad no sé cómo le hicieron, pero lo lograron, así que manos a la obra.

Él estaba del otro extremo de la mesa de donde yo estaba, así que se tuvo que cambiar de lugar mientras mis amigas hacían casita para que nadie viera, se tardaron como 5 minutos en preparar todo, hasta que llegó la hora. Nuestras cabezas se acercaban poco a poco, pero él hacía gestos en forma de broma o sacaba la lengua, para que me riera, me alejara y me empezara a reír, así fue por 3 intentos, hasta que mis amigas le dieron un golpe para que se comportara y solo así entendió. Seguimos, nuestras cabezas se juntaban con forme pasaban los segundos, el espacio entre nuestros labios, poco a poco se volvía más y más pequeño, nuestros ojos se iban cerrando cada vez más, nuestras bocas se entreabrían para poder empezar el beso, cuando menos lo esperé nuestros labios ya estaban juntos, era un beso torpe, se notaba que no estaba a gusto, pero al mismo tiempo, se sentía como sus labios se movían junto a los míos, mientras mis amigas contaban el tiempo. Hubiera deseado que esos tres segundos hubieran sido más, realmente esto era algo que desde que lo conocí siempre quise, lo que más soñaba estaba sucediendo, me encantaba el hecho de pensar que lo que creía imposible estaba pasando, descartando que se trataba de un reto y una notaba indiferencia en aquel beso, pero yo era feliz en ese momento. Seguimos con los juegos, nos tapamos los ojos y teníamos que adivinar quien nos besaba, lo sé muy tonto, pero dios mío, como lo estaba disfrutando. Ese día prometimos algo, "Lo que pasa en el taller, se queda en el taller" al menos nadie de los que jugaba iba a decir algo.

Caí directamente en un juego donde todo estaba en mi contra, sin que él supiera me atrapo en su red, siendo esta la primera vez en que caí como iluso, un hormonal y tonto adolescente que sentía cosas por alguien que no le correspondía, si antes ya me gustaba, ahora realmente estaba loco por él, me recalcaba una y otra vez: no puedes sentir algo por un chico al cual no le gustan los chicos. Me empezaba a confundir y alterar por no tener respuestas a preguntas que aún no me había hecho, creía que lo mejor sería alejarme, intentar olvidarlo, pues me hacía mucho daño en pensar como nuestros labios estaban juntos, pero que él y yo jamás lo estaríamos. Esta era su red. Red que yo mismo cree.


Te recuerdo - Para todos aquellos que alguna vez fueron todo para mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora