capítulo XVII

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DEBÍA DE SOBRAR DECIR QUE CUANDO TLAROC VIO A PHASTOS, corrió a cerrarse en un fuerte abrazo con el inventor que levanto los ánimos y esperanzas en su plan cuando llegó la reunión final antes de ir al domo.

—Oficialmente estamos a un paso de la verdadera reunión familiar — Kingo había dicho a la cámara medio cortado en las escaleras del jet por el abrazo al que todos se habían unido.

—Una de la que nadie está emocionado —Druig pasó sarcástico y Tlaroc le dio un golpecillo en las costillas mientras lo señalaba.

—Le diré eso a Makkari.

Druig le sonrió socarrón al meterse las manos en la chaqueta de cuero que Tlaroc nunca negaría que se le veía demasiado bien para ser legal, el negro era su color tanto como el suyo era el azul, pero no de ese eléctrico y vivo como el de Ikaris, no, el suyo era uno pasible como el de un cielo un buen día de verano, despejado y ameno.

El viaje duraría casi quince horas, así que debían de encontrar una manera de pasar el rato, era una suerte que Kingo contara con un minibar y karaoke.

—¡I will survive, hey, hey!

Tlaroc estaba seguro de que el alcohol humano seguía siendo tan inmune ahora para él, como lo había sido siempre -a excepción de esa aguamiel nórdica o el vino de Dioniso, el néctar de los dioses-. Así que debían de ser las luces de la bola disco o los cantos de Sprite y ahora Akenat a todo pulmón lo que hacían que la cabeza le diera vueltas.

Tenía una de sus sonrisa de Mona Lisa mientras se hundía en el asiento con esos enormes lentes que enmarcaban el año 2023 y collares neón en el cuello que Kingo les había repartido durante el vuelo a Irak para tratar de amenizar el que podría ser su último viaje juntos.

— ¿Por qué tienes todas estas cosas aquí? — Sersi le había preguntado.

— No sabía que eras del tipo que le gustaban las fiestas aéreas — Tlaroc había agregado al ver el interior con todo el decorado de año nuevo dentro que Sprite sacaba con entusiasmo, dejando a ver un poco de esa niña que aparentaba ser —, ¿Las haces seguido?

— No mucho, pero pasé aquí el último año nuevo mientras volaba para un estreno.

—No te recomendaría que toque eso— Druig le había murmurado al llegar a su lado y ver que sostenía collares de perlas de plástico, como de esos que lanzaban desde los carrozas de festivales en New Orleans—. Quién sabe por qué lugares han pasado.

No había que decir que Tlaroc lo soltó de inmediato al fruncir su nariz y escuchar la voz del castaño a su lado; y ahora estaba ahí, queriendo dormir un poco, pero el sueño esta vez no llegaba a él, Akenat y Druig estaban entretenidos con sus compañeros, uno intentando que Sersi cantara ante la mirada divertida de Ikaris -ya que el chico volador estaba conteniendo una risa por ver como los dos eternos tiroteaban de los brazos de su ex novia, canturreando para que al menos cantara con ellos Hit The Road Jack del hermano Ray-; Druig estaba demasiado encapsulado en una discusión amigable con Kingo sobre el cine americano, francés e hindú. Parecía que Kingo quería dirigir una película.

EVERYTHING I WANTED ─── Druig ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora