capítulo XII

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CUANDO HABÍA UNA TORMENTA, LO PRIMERO EN LO QUE LOS ETERNOS PENSABAN era en Tlaroc. Después de que el imperio romano hubiera llegado a su fin, había adoptado la costumbre de bajar del domo y desaparecer las primeras semanas de su llegada a una tierra; ya fuera como una muestra silenciosa de descontento o tal vez sólo para desahogarse y buscarle el lado nuevo a su nuevo hogar, una motivación que alimentara su ensoñación por esa tierra y su gente que lo llamara a protegerles con fiereza-Sersi creía en esta última-.

Las esperas eran tortuosas en un principio, generaban angustia y preocupación por que algún desviante pudiera encontrarlo vulnerable, eso, hasta que Druig comenzó a notar que cada que volvía, había una tormenta que hacía parecer que un diluvio cubriría el planeta y los cielos se caerían sobre sus cabezas; sólo entonces volvía, con el cabello hecho un desastre y un cuerpo cansado que dormiría por días antes de recobrar su energía habitual.

¿Qué hacía o a dónde iba en ese tiempo? Nadie lo sabía.

—Kingo, ¿Qué estás haciendo? — la pregunta de Sprite sacó los orbes negros de Tlaroc de la ventanilla, había notado que una leve llovizna había dejado en el cielo un bonito arcoíris con el que se había entretenido la mitad del camino.

Iban en dirección a Australia, específicamente al desierto de Simpson dónde Thena y Gilgamesh habían estado residiendo desde hace varias décadas.

—Es que merecemos ser recordados, así que estoy preparando un documental. Sobre nosotros— explicó Kingo, Tlaroc colocó sus dedos sobre sus labios, analizando la idea desde un punto divertido al enterarse cómo serían tendencia en cada red social sí los planes de Kingo veían la luz: El primer grupo de superhéroes de la Tierra, ya podía imaginarse los titulares en noticieros.

—Sí, se siente como en casa — se dijo, que Kingo se tomara a la ligera el posible peligro de los desviantes, era una señal de que volvían a la vieja rutina que ni el tiempo separados sacó de la mente de cada uno, o al menos de la mayora, había excepciones.

Siempre las había, y la suya, parecía estar cada vez más cerca.

— Ahora conocerán a mi compañera eterna, Sprite. Sprite, cuéntales un poco de tú vida— pidió Kingo mientras Karun grababa, Tlaroc negó bajando su sombrero después de darle un hojeada a Akenat e Ikaris, los dos chicos voladores jugaban una partida de póker, aunque el rubio parecía más interesado en los chocolates que había encontrado que en que Akenat estuviera haciendo trampa al ver sus cartas.

—¡Oh, bueno! — Sprite fingió emoción antes de sonreírle ampliamente a Kingo enseñándole el dedo corazón por lo alto antes de hacerse invisible, Akenat dejó escapar una carcajada.

—Okay... regreso después con ella. ¡Ella es Sersi!

Tlaroc no supo lo que pasó, pero sintió los pasos fuertes de Sprite a su lado, así que subió un poco el sombrero y la vio reaparecer para sentarse a jugar con Akenat, dado que Ikaris se había ido a sentar junto a su esposa... ¿O era ex esposa? Tlaroc suponía que sí, a menos que, cien años separados fuera llamado un lapso descanso cómo le llamaban ahora.

EVERYTHING I WANTED ─── Druig ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora