17.
Navidad: Mucha comida, familia, risas, anécdotas vergonzosas…
"¿Qué tal las notas este curso?"
Y temas incómodos a los que uno no quería responder. ¡Qué bonita es la jodida Navidad!
"Bien." Dijo el moreno, antes de dar un sorbo a su copa, quedando vacía.
Naruto le miró suplicante, pidiéndole en silencio que siga hablando, pues él no quería abrir la boca. El moreno, que comprendió la indirecta, esbozó una pequeña sonrisa.
"¿Y tú, Naruto? ¿Qué tal las notas?" Fue el bastardo quien dejó caer la bomba, cargando de tensión el ambiente por la ausencia de una respuesta.
Pasaron los segundos y la asesina mirada de Tsunade era cada vez más pesada.
"No... Ehm... Bien."
"Quiero números." Su abuelo se limitó a observar la escena, divirtiéndose.
"¡A Sasuke no le has preguntado!"
"Te dije que cómo no llegases al 70% vendrías a Estados Unidos conmigo" Cada año repetía lo mismo.
"¡Tengo dos trabajos, vieja!" Y muy pocas horas libres para estudiar.
"¡Por qué tú quieres! ¿Sabes cuántas universidades allí quisieran un deportista como tú? Podrías conseguir una beca con mucha facilidad." Qué parase ya. No quería que le dieran la charla otra vez con eso. "Dejé que vivieras con Jiraya con la condición de que la universidad la hicieras en Estados Uni-."
"Estudié en Australia los últimos años de secundaria. ¿No es suficiente?" No comprendía la insistencia de su abuela. ¿Por qué no entendía que estaba muy bien en Japón?
"Prefieres ser alguien mediocre aquí. Eso es lo que estoy oyendo." Mediocre… ¿Realmente dijo eso? Sus notas no eran las mejores, pero realmente se esforzaba. Lo intentaba.
Agachó la cabeza, molesto, sin querer abrir la boca, porque de lo contrario, la conversación no terminaría bien.
Morder sus labios no fue suficiente para calmarse. La presión de sus uñas sobre sus rodillas tampoco, a pesar de la fuerza que estaba ejerciendo.
"Relájate."
Esa fue la voz de Sasuke, dentro de su cabeza. Tal vez, una persona normal se asustaria creyendo que sufría algún tipo de esquizofrenia, pero entre ellos se había vuelto algo casi cotidiano. Puede que si fuese algún tipo de alucinación auditiva, pero había un 99% de probabilidades que Sasuke estuviera intentando decirle eso, a pesar de que en ese momento se encontrase despreocupadamente bebiendo de su copa. Y sus cavilaciones fueron confirmadas cuando la mano del mencionado se acercó a la suya, para acariciar sus nudillos. Fue extraño que esos dedos le acariciaran con tanta gentiliza mientras el chico, indiferente, buscaba con la otra mano una botella vino."Naruto-kun." La suave voz de Itachi, intervino en la discusión. "Creo que intentan decirte que eres demasiado para este país." La interpretación fue reconfortante, aunque no tanto como esos dedos que jugueteaban con los suyos.
"¿Por qué no quieres dejar este país?" Está vez su abuela sólo sonaba confundida.
"¿Por qué…?"
Sasuke estaba acariciando su dedo meñique y dimutas descargas eléctricas recorrían su espalda.
"Porque es igual que su padre." La respuesta le sorprendió. ¿Qué tenía que ver? "Creo que ya tuvimos esta conversación hace unos… ¿30 años? ¿Más?" Necesitaba más detalles. "Cuando Tsunade y yo nos separamos, acordamos que tu padre estudiaría en Japón, pero la universidad la haría allí. Y todo iba según lo planeado: tu padre fue aceptado en una muy buena universidad, le concedieron una beca, pero…"
"¿Qué pasó?" Nunca le habían contado esa historia. Cada vez que su padre fue mencionado, sólo fue para alabar el maravilloso ser humano que fue.
"¡Tu madre! Eso pasó." Tsunade tomó de un trago lo que quedaba de su copa.
"Kushina tuvo la fantástica idea de confesarse a tu padre unos días antes de que se fuera. Y con el carácter que tenía esa mujer, como para negarse." El viejo negó con la cabeza mientras reía.
"Primero me dijo que retrasaría el vuelo unos días, luego unas semanas, luego todo el verano, y como olí lo que pretendía, vine a Japón a decirle que me lo llevaría aunque tuviese que sedarlo y atarlo." Estaba completamente seguro que su abuela era capaz de eso y más. "No me miréis así. No iba a dejar que mi hijo arruine su futuro por un amorio de verano." Iba a replicar ante lo dicho, pero si abuela siguió hablando. "Sí, evidentemente no fue sólo eso. ¿Como iba a saberlo en ese entonces? Tenían sólo dieciocho años y mucha tontería encima."
Era emocionante escuchar hablar sobre sus padres, pero también dolía. Al menos, solía doler, porque en ese momento todo su cuerpo se encontraba entumesido y lo único que podía sentir era el toque de Sasuke, que le acariciaba desde la punta de sus dedos hasta su muñeca, subiendo y bajando, por cada uno de ellos.
"Así que organizamos una cena, y tú abuela le dijo exactamente lo mismo que te ha dicho a ti, y, evidentemente, tu padre reaccionó de la misma manera que tú."
"No aprendes, vieja." Esta vez fue Naruto quien negó con la cabeza mientras reía sutilmente.
"¡Callate, niño!" Tsunade iba a levantarse para tirar de las orejas a su nieto, pero Jiraya le pidió que se calmara.
"Kushina le pidió que se fuera."
"¿Eh?" Las caricias de Sasuke también se detuvieron e incluso, su ausente mirada pareció confundida.
"Ella creyó que sería muy egoísta pedirle que se quedara." Su abuela ya no parecía estar hablando sólo a él.
Los dedos de Sasuke fueron a su muñeca, para sujetarla, con fuerza, no tanto como para hacer daño, pero si lo suficiente como para borrar todo rastro de ternura en el contacto.
"Además, con los medios de comunicación actuales, mantener una relación a distancia no es tan difícil." ¿Por qué el viejo mencionaba el presente cuando estaban hablando sobre el pasado?
"Este no es tu lugar. Y lo sabes." Esas palabras se clavaron en su pecho y resonaron en su cabeza como un eco molesto. Y, definitivamente, habría reflexionaba sobre ello si Sasuke no hubiese entrelazado sus dedos con los suyos.
El moreno tenía el mentón apoyado en su mano libre, demostrandole lo perfecto que era su rostro. De fondo escuchó la voz de su abuela, pero no entendió que decía, pues de lo único de lo que podía estar pendiente era de esos ojos negros con pestañas tan largas.
El bastado mantenía una expresión relajada junto a una amplia sonrisa, de esas que sólo pueden ser producidas por el alcohol, pero el rubio prefirió omitir ese detalle y centrarse en adivinar que palabras eran las que Sasuke vocalizaba en ese momento. Distinguió "regalo" y "árbol", e inmediatamente se dió cuenta de que aún no había abierto el regalo de Sasuke.
Echo un vistazo al pequeño árbol que estaba al lado del televisor, y allí estaba, una pequeña caja, tentadoramente envuelta con un colorido papel de regalo.
Ansioso, mordió su labio inferior y Sasuke aumento su sonrisa. Quería abrirlo, pero no iba a ser él quien rompiese la unión entre sus manos.
"¡Naruto!" La estridente voz de su abuela le trajo de vuelta a la realidad. A una mesa donde sus abuelos le miraban con el ceño fruncido. "¿Me estabas escuchando?
"No." Su abuela se masajeo las sienes, buscando una paciencia que no tenía. "Vieja, es Navidad. Sólo quiero comer hasta reventar y abrir los regalos. Te prometo que voy a pensar en lo que me han dicho." Mintió descaradamente. No iba a hacerlo. ¿Irse de Japón? Ni de broma. Él tenía todo lo que necesitaba en ese país. Y todo significaba Sasuke.
Ya lo perdió una vez y no iba a permitir que se vuelva a repetir. Aunque tuviese que renunciar a sus sueños, nada ni nadie lo alejaría de él.
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Segunda parte del especial de Navidad. Quedan un par más.
Gracias por leer~

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No lo hagas
Fanfiction(en edición) Él sabía que ese pelirrojo no era el indicado para su mejor amigo. En realidad, nadie lo era. NADIE.