20. Un paso hacia adelante

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Gran parte de lo vivido durante su estancia en la academía militar había caído en el olvido. O, al menos, eso era con lo que llevaba luchando durante años, porque, si no existían recuerdos, sería como si nada hubiese pasado. Además, no era difícil autoengañarse, repitiendose a si mismo, una y otra vez, que nunca estuvo allí. Su medicación le ayudaba, pero no siempre funcionaba, o no de la manera que él esperaba. A veces, ciertos recuerdos le impedían dormir. Otras, pesadillas horribles le despertaban. Y, a menudo, pensamientos intrusivos paralizaban su cuerpo, producto de la rabia o el miedo, o ambos. Una extraña mezcla que sólo desaparecía en presencia de Naruto. O el alcohol. O las drogas.

Sí, había olvidado muchas cosas.

-Sasuke ¿Y esta cicatriz?-

Lastima que no todo era tan fácil de ocultar.

-La academia.-

-¿Y cómo te la hiciste?- No quería esos ojos curiosos en ese momento.

"Terapia electroconvulsiva."

-¿Sasuke?- No quería dar explicaciones. No podía.

-Entrenando.-

-Oh... ¿Y estás de aquí?- Naruto estaba alumbrando directamente el borde del cuello de su camiseta con el flash del teléfono, levantando la prenda con la intención de observar la mayor cantidad de piel posible.

-¿Por qué no haces algo útil y llamas a un taxi? Me quiero ir ya.- Con brusquedad, se levantó del sofá y fue a la cocina en busca de una cerveza. Huir siempre era la mejor opción.

-Acabas de vomitar y coges una cerveza.- Naruto le miraba desaprobatoriamente desde el sofá, con los brazos cruzados sobre el pecho. -Y luego dices que el desastre soy yo...- Realmente debía estar haciéndolo mal para que Naruto le estuviera echando la bronca.

-¿Vas a llamar o no?- Su amigo no se movió, se limitó a mirarle con el ceño fruncido, por lo que se acercó hasta el sofá para quitarle el teléfono, inclinarse lo suficiente para situar su rostro junto al del otro, susurrarle un "inutil" en el oído y besar esos labios.

Fue casi indignante lo sencillo que resultó calmar al rubio. No fue más que un breve roce, pero bastó para que este sonriera tontamente mientras agachaba la cabeza, con las mejillas ligeramente sonrojadas.

Naruto era el tipo de persona que se manipula con facilidad; una sonrisa, una mirada, o una sencilla oración, y el chico estaba a sus pies, dispuesto a soportar lo que sea por su "mejor amigo". Algo tan banal como un beso parecía haber puesto el mundo del rubio del revés. Ya no había preguntas incómodas o miradas desaprobatorias, sólo un chico con la mirada perdida mientras abrazaba un cojín.

-En 12 minutos llega el Uber. Date prisa y prepara tus cosas.-

-¡Sí!- Un simple beso bastó para dominar a esa fiera rebelde. Porque fue sencillamente eso, un beso. No es como si hubiese sentido que se le fuese a salir el corazón del pecho, o que temió que se le cayera la lata de las manos producto del sudor y el nerviosismo. Si se estaba permitiendo jugar con los límites, era porque no tenía nada que perder. Era porque él no sentía nada por su amigo. Era porque era divertido manipular al chico y porque sería aún más divertido verlo de rodillas mientras le chupaba la pol... -No encuentro mi sudadera naranja... ¿Está en tu casa?.

-Seguramente.- Él no sentía nada por ese idiota tan hortera.

-¡Vamonos!- Naruto le quitó la lata justo cuando pretendió dar un trago y le cogió la mano para guiarlo hacia la entrada. Lo que fue sumamente absurdo pues el recorrido fue inferior a tres metros. No tuvo que hacer eso y ocasionar un nudo en su garganta que le impidió decir nada. Observó a su amigo mientras este se ponía un mullido abrigo negro, intentando comprender el porqué una extraña opresión domino su estomágo cuando el contacto se perdio. Debió de ser por el frío. Sí, una casi imperceptible corriente helada se colaba por debajo de la puerta. -¡Toma!- Naruto le colocó bruscamente un gorro de lana, que le cubrió hasta los ojos y, seguramente, encresparía su cabello. Ese idiota tan descuidado.

Iba a quitarse la prenda cuando noto los labios de su amigo sobre los suyos y su cuerpo se paralizó, quedando inmovil con las manos sobre el borde del gorro, incapaz de descubrir su rostro debido a la vergüenza.

-Te espero fuera.- A pesar de tener los ojos cubiertos, pudo ver la sonrisa de su amigo, de esas que le robaban latidos. Ese idiota, tan irresistible...

Esa noche era particularmente helada y, a pesar del grosor del abrigo, el frio se colaba por el cuello de la prenda. Debió haber cogido una bufanda. Aún podía entrar y cogerla, pero no podía. No después de lo que hizo. Acaba de besar a Sasuke, pero no fue un acto producto de la tensión o un jodido calentón. Lo hizo porque sencillamente le apeteció besarlo y el que su amigo tuviese la mitad del rostro cubierto le ayudo a armarse de valor. No hubiese podido soportar una mirada molesta o desaprobatoria. Por eso salió cuando se separaron.

En cuanto escuchó la puerta principal abrise, su corazón se agitó. ¿Qué le diría? ¿Se enfadaría? Intentando aparentar indiferencia, comenzó a frotar sus heladas manos entre sí. Pensó que sería adecuado comenzar una conversación trivial para relajar el ambiente hasta que llegue el uber, pero lo unico que salió de su boca fue una enorme nube de vaho.

-¿Tienes frío?- Sasuke se había colocado un par de pasos delante.

-Un poco. ¿Tú no?- Duditativo, se situó al lado del moreno. Tal vez, ese beso no había significado nada para su amigo. Puede que estuviese exagerando. Fue un simple roce. Nada más.

-Debí haber cogido una talla menos en el abrigo. El frió se cuela por todos lados porque te queda grande.- Sasuke palmó los bordes de la prenda, que fue su regalo de cumpleaños, para comprobar que tanto se ajustaba a su cuerpo.

-Esta bien así. A diferencia de tí, no me gusta la ropa ajustada.- Con el dedo indice, señalo descaradamente el pecho del moreno. Sasuke solía usar ropa que marcaba sus musculos o enseñaba demasiada piel. Ese descarado con cuerpo perfecto.

-Me gusta usar la talla acorde a mis medidas. Eres tú el que va de rapero hortera que coge la ropa tres llamas más grandes.- Sasuke golpeó su mano y tiró de una de sus orejas.

-¡Deja de llamarme hortera!- Acarició la zona afectada, aunque el frió ayudo a que no sintiera el tirón demasiado. -Tengo demasiado estilo para este país.-

-Creo que la única explicación para tu pesimo estilo es que seas daltónico.- Sasuke intento reprimir una risa mientras negaba con la cabeza. -No entiendo como me puede gustar alguien co...- Sasuke dejó de hablar y giró el rostro, apretando los labios, como si no hubiese querido decir eso en voz alta.

-¿Qué?- ¿Qué acaba de decir su amigo?

-Nada.- No lo iba dejar escapar esta vez.

-Termina la frase.- Su corazón volvió a latir alocadamente. Nunca hasta ese momento había pensado que escucharía esas palabras de la boca de Sasuke, su mejor amigo.

-Ya va a llegar el taxi.- Sasuke le dió la espalda.

-¡Sasuke!- Le agarró del brazo, intentando que le mire.

-¡Olvidalo! ¿No puedes hacer como si no hubieses escuchado nada?- Sasuke parecía realmente afectado por lo que acaba de pasar.

-Sí puedo.- Su amigo por fin le miró, curioso. -Pero tienes que prometerme que algún día, no muy lejano, terminarás esa oración.- El moreno frunció el ceño, no muy convencido. El chico miró hacía la nada durante unos segundos, y fue palpable el remordimiento en esos ojos, pero tras un largo suspiro, apoyó la frente en su hombro.

-Idiota.- Con cuidado, rodeó la cintura del moreno, temeroso de romper aquello que tanto les había costado conseguir.

No fue sólo un beso, no fue sólo un abrazó. Fue el comienzo de algo que ninguno de los se vió preparado de nombrar. Pero que en algún momento recibiría un nombre. Al menos, eso creyo Naruto, sin percatarse que el moreno no le prometió nada. 

No lo hagasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora