"¿Más? ¿Pero cuántos quedan?""Estos son los últimos." Itachi dejó unos cuantos platos más en el fregadero y le dió las gracias por ello. Estaba cansado de lavar, pero los hermanos se habían tomado la molestia de ayudarles a recoger la mesa.
Su abuelo secaba los platos ya limpios, Sasuke barría y su abuela, perdía el tiempo en el baño, preparándose.
Itachi les propuso continuar con la celebración en el bar de un amigo suyo, a lo que sus abuelos aceptaron, más que contentos, pero tanto Sasuke como él, se negaron, cansados y con pocas ganas de compartir la tarde con un par de borrachos.
El viejo le repitió muchísimas veces que tuviera cuidado con Itachi, que si criminal, blanqueo de dinero, blablabla, y, a pesar de ello, no dudó en aceptar su invitación. Si el alcohol es gratis, sus abuelos estarán allí.
"Jiraya-san, creo que Tsunade-san lo está llamando." Con lo pequeña que era su casa y la potente voz de su abuela, le resultó extraño no haberla escuchado. "Si quiere, yo termino de secar los platos."
Su abuelo agradeció el gesto y salió de la cocina, quedando la estancia en completo silencio, salvo por el sonido del agua.
"Naruto-kun." Itachi no había dejado de sonreír en ningún momento, lo que resultó perturbadoramente relajante. Ese hombre transmitía muchísima paz. "Sasuke no se siente muy bien. ¿Podrías cuidar de él hasta que volvamos?"
"Claro." Era evidente que el alcohol le había afectado. Y bastante. Lo que le fue extraño, pues no había bebido más que unas copas de vino. Sasuke no solía beber, pero tenía mucho aguante. "Pero casi no ha bebido. No entiendo…"
"Antes de venir, me dijo que le dolía la cabeza, así que tomo un par de calmantes. Supongo que no debió mezclarlas con alcohol." Itachi elevó los hombros, despreocupado, acostumbrado a las tonterías de su hermano.
"Que imbecil" Continuó insultando y quejándose del moreno un poco más mientras Itachi se limitó a asentir y soltar alguna que otra carcajada.
"Ya estoy lista." Tsunade entró en la cocina, maquillada y con un atuendo un poco más llamativo al usual.
"¿No crees que a tu edad no deberías usar tanto escote?" Amaba molestar a su abuela con ese tipo de comentarios.
"Creo que aún eres lo suficientemente joven como para recibir unos azotes." Tsunade empezó a acercarse, lentamente, a la vez que subía las mangas de su americana hasta los codos.
"Lo siento, lo siento, lo siento." Dijo lo más rápido que pudo mientras buscaba refugio detrás de Itachi. "Llévatela de aquí ya, por favor." Susurró al moreno.
"Vale." Le respondió Itachi, en un susurro también. Con calma, se secó las manos, y fue hasta Tsunade, para explicarle brevemente cómo era el lugar al que irían. El chico continuó con su descripción de camino a la puerta principal, donde ya les esperaba Jiraya, para indicarles que el taxi estaba a sólo un par de minutos de distancia.
"Nos vemos en un rato." Se despidió su abuelo, levantando una de sus manos. Itachi le imitó y buscó con la mirada a Sasuke, pero no lo encontró. Estaría en el baño. Su abuela, por su parte, con pasos ágiles, se situó a su lado para darle un beso en la mejilla.
"Tonto. Mañana volveremos a hablar." Se limitó a responder poniendo los ojos en blanco y se quedó bajo el umbral de la puerta de la cocina, observando cómo se marchaban.
Sin importarle que aún había platos sucios en el fregadero, limpió sus manos en su pantalón y se tiró sobre el sofá, boca abajo,
"Por fin algo de paz…"
Agradeció mentalmente a Sasuke por colocar el sofá en su sitio. Su casa era tan pequeña que tuvieron que mover el mueble para poder colocar una mesa -de camping- lo suficientemente grande en su lugar. Lo habitual era que estuviese él solo, o con su abuelo, o con Sasuke.
Ese bastardo… ¿En qué pensaba? ¿Por qué hizo eso? Tantas dudas, y, sobre todo, tantas ganas del moreno.
"Sasuke…"
"Dime."
Inmediatamente se dió la vuelta, para encontrar a Sasuke de pie, al lado del sofá, ligeramente inclinado.
"Eh… Nada. ¿Cómo te sientes?"
"Genial. ¿Y tú? Nunca te he visto aguantar tanto tiempo sin abrir un regalo." ¡El regalo! Se levantó del sofá de un salto, y corrió hacia el árbol, sin importarle no disimular su emoción.
Se sentó delante del artifical y pequeño abeto, decorado con sencillez, y cogió el regalo con delicadeza, para acercarlo a su oído y agitarlo bruscamente, intentando adivinar su contenido.
"Cuidado." Estaba demasiado centrado en el regalo como para percatarse de los pasos de Sasuke acercándose a él.
"¿Qué es?" No quería que le respondiera. Le encantaba adivinar el contenido del regalo antes de abrirlo. ¿Qué podía caber en una caja tan pequeña?
"Sopa instantánea extra picante." El moreno se sentó también en el suelo. Cerca. Muy cerca.
"Imbécil." Otra vez, nada tenía sentido: Sasuke se había sentado detrás de él, apoyando la barbilla en su hombro. Bueno, estaba borracho, eso podría contar como explicación, ¿no?
Quiso hablar, pero no había palabras que salieran de su boca. Su cuerpo estaba demasiado ocupado intentando calmar su frenético ritmo cardíaco. No esperó que el moreno le abrazara. No estaba preparado mentalmente para ello y le fue casi imposible mostrarse indiferente mientras abría el regalo, debido al temblor en sus manos.
No se atrevió a mirar a Sasuke, no podía, o toda su cordura volvería a abandonarlo y se repetiría lo sucedido en la casa del moreno. ¡No! No debía pensar en ello, no en ese preciso momento, cuando el tonificado cuerpo del moreno le estaba rozando. ¿Por qué tenía que recordar esos músculos en ese momento? ¡Maldición!
"¿Un teléfono?" El papel de regalo escondía la caja de un smartphone. Parecía costoso. Y familiar. Definitivamente había visto ese teléfono anunciado en alguna parte. "¿Es…? ¿Es el sumergible? ¡Es el sumergible!" Inmediatamente abrió la caja, con desesperación, sin creer lo que sus ojos veían. Imposible, era la edición limitada de color azul eléctrico. "¡Sasuke!" Eufórico, giró la cabeza, para darle las gracias, pero no pensó que ese rostro estuviera tan cerca.
"Dime." La respuesta llegó junto a un cargado olor a alcohol y recordó las palabras de Itachi. Hacer algo con Sasuke en ese momento, podría considerarse aprovecharse de él.
"Gracias." Sonrió y pretendió girar el rostro nuevamente, pero la mano de Sasuke sobre su barbilla se lo impidió. Sin palabras, y lleno de culpa, no opuso resistencia. Se limitó a cerrar los ojos y disfrutar de las cosquillas que le producían ese cálido aliento así como la presión que ejercía el brazo del moreno en su cintura.
Sasuke no le iba a dejar alejarse, y él tampoco iba a intentarlo. No quería. Necesitaba al moreno. Necesitaba esa manera tan seductora en la que mordía su cuello, esos irresistibles besos o esas hábiles manos bajo su camiseta.

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No lo hagas
Fanfiction(en edición) Él sabía que ese pelirrojo no era el indicado para su mejor amigo. En realidad, nadie lo era. NADIE.