21. Sin pensar

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-Creo que podré contactar con él. Dame unos minutos.- Echó un último vistazo al baño, cerciorándose de que estuviera limpio.

-Muchas gracias, Sakura-chan.- La voz de Lee a veces era muy dulce. Sólo a veces. 

-Dile a Gaara que si necesita algo, no dude en pedírmelo.- Revisó detrás del baño, y en los alrededores del lavamanos. Nada. Perfecto... aunque por si acaso, roció ambientador en toda la estancia.

-Dice que muchas gracias.- Pudo escuchar la respuesta de Gaara. Debía estar realmente desesperado para que llamara a esas horas de la noche.

-No es nada.- Al terminar la llamada, el olor a vómito llegó a su nariz. Ese maldito olor era realmente difícil de quitar. Dejó su teléfono a un lado y lavó sus manos, otra vez. Era la tercera, pero el olor se mantuvo. O al menos, eso es lo que sentía. Era asqueroso. Al igual que su reflejo. Como si no fuera suficiente el tener ojeras hundidas, la zona alrededor de sus ojos se había visto invadida por pequeñas manchas rojas.

"Petequias: derrames vasculares cutáneos, producto del aumento de la presión arterial."

Y, aunque estuviera vistiendo una sudadera dos tallas superiores a la suya, distinguía como la deliciosa comida que había hecho su madre por navidad se expandía dentro de ella. Debió haber vomitado antes.

Salió del baño, deseosa de tirarse en su cama y refugiarse en la oscuridad de su habitación, pero había prometido a Lee que lo ayudaría.

Llamó al cabeza hueca que tenía como mejor amigo, y, evidentemente, no respondió. Le dejó unos cuantos mensajes en las distintas redes sociales, pero estos no llegaron. No era extraño que tuviera el teléfono apagado, sobre todo en esas fechas. Estaría cenando con su familia o con el moreno.

"Sasuke-kun..."

Escalofríos recorrieron su cuerpo. Ya tenía una excusa para llamarle y desearle una feliz navidad. Tal vez, podrían reunirse unos minutos para darle el regalo que había comprado y puede que después fueran a casa de su amigo y...

"¡Nooooo! ¡Qué vergüenza!"

A pesar de estar sola, cubrió su rostro con la almohada y rodó exageradamente por su cama. Intentando alejar esas ideas extrañas. No por que no las desease, si no, porque era consciente de que no pasarían. Que nunca serían más que una fantasía producto de su desesperación y eso dolía. Dolía mucho.

Dubitativa, marcó el número de Sasuke. No le hizo falta ni buscar el contacto en su agenda, conocía muy bien ese número de teléfono. Así como el número de su carnet de identidad y el de la matrícula del ciclomotor. Incluso el de la cuenta bancaria...

Sasuke no respondió a su llamada, pero al menos dió tono, por lo que volvió a intentarlo. No estaba siendo una pesada fangirl. Era un tema urgente. ¡Tenía una excusa! Por lo que lo intentó una vez más. Y una más. Con cada tono, su corazón se agitaba, y la esperanza crecía. Ya no era una chiquilla de doce años que suspiraba por el chico guapo de clase.

-Sakura... ¿Qué pasa?- Amaba a ese chico.

Y esperaría el tiempo que hiciera falta hasta que éste correspondiera sus sentimientos.

-¡Felíz Navidad! Yo... tengo un regalo y estaría bien que...-

-Te dije que no era importante.- Susurró al rubio mientras éste sacaba las prendas de la mochila.

Sakura empezó a llamarlo cuando aún estaban en el coche, por lo que Naruto pudo escuchar con claridad esas llamadas perdidas, y preocuparse al respecto. No era común que Sakura le llamase, menos a esa hora, y menos aún con tanta insistencia. Evidentemente, había pasado algo, pero, en ese momento, sólo quería compartir el resto de la noche con su rubio. A solas, disfrutando el uno del otro.

-Me lo puedes dar cuando volvamos a clases. Gracias. Feliz Navidad a ti también.- Iba a colgar la llamada, pero, por educación, espero un par de segundos para dejar a la chica despedirse. Grave error.

-¡Espera un momento, por favor!- Debió haber colgado la maldita llamada en ese mismo segundo. De haber sabido lo que pasaría, hubiese destrozado el teléfono con sus propias manos en ese momento. -¿Sabes dónde está Naruto? Gaara está intentando contactar con él. Es muy importante.-

Sin saber qué responder, prefirió ir a la cocina a continuar la conversación.

-Voy a por agua.- Naruto asintió despreocupadamente mientras guardaba la ropa en el armario.

-¿Sasuke-kun?-

-Un momento.- No se atrevió a seguir con esa conversación hasta que estuvo en el extremo opuesto de su casa. Y hubiese salido al jardín de no encontrarse la puerta cerrada con llave. -¿Qué ha pasado?

-No me han contado mucho al respecto, pero parece que Gaara tuvo una discusión con su padre y está en casa de Lee... ¿Sabes dónde está Naruto?- ¿Qué debía responder? Estaba atrapado, independientemente de lo que respondiese, saldría perdiendo de alguna manera.

-Tal vez.- ¿Qué mierda iba a hacer? Sí decía la verdad, el encuentro entre esos dos sería inevitable. Sí mentía, su amigo lo descubriría en unas horas como mucho y no habría una explicación racional que excusase su comportamiento.

-¿Y... dónde está?- Necesitaba algo de tiempo.

-¡Sasukeeeee! ¿Has visto mi teléfono? - Maldito niñato ruidoso. Tapó el micrófono del teléfono en cuanto pudo, pero de nada sirvió.

-¿Estás con Naruto? ¿Podrías pasarle el teléfono?- No y mil veces no. No permitiría el encuentro entre el mapache y su chico, al menos, no hasta que lograse convencer a Naruto de terminar con esa estúpida relación.

-Te llama después. Adiós.- Tenía que pensar rápido. En menos de diez segundos estaría su amigo en la cocina. ¿Qué demonios podía hacer en tan poco tiempo para convencer a Naruto de dejar a su novio?

-He buscado en todos lados y no lo encuentro. ¿Crees que este en mi... casa?- Naruto se quedó en la entrada de la cocina durante unos segundos, sin parpadear, poniendo esa cara de alelado que tanto le gustaba.- ¿Por... qué estás sin camiseta?

Situaciones extremas requerían medidas extremas. 

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⏰ Última actualización: Aug 29, 2022 ⏰

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