Los personajes no me pertenecen, le pertenecen al maestro Horikoshi, esto son solo pequeños relatos sin fines de lucro <3
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Había sido un día bastante duro, Tn había tenido bastante trabajo durante el día, esto debido a que dentro de su aldea en medio del bosque ella era la unica curadora.
A pesar de no tener magia había conseguido desarrollar medicina a base de plantas, su medicina había resultado ser tan fuerte que incluso magos y otros seres acudian a su aldea para poder ser curados por ella.
Al anochecer se acostó temprano, no tenía nada más que hacer excepto ver a todos con sus almas gemelas de la cual estaba convencida que ella no tenía, el cuerpo le dolía un poco y debía descansar pues al día siguente debería partir hacia lo profundo del bosque para conseguir insumos medicinales, iría sola pues estaba acostumbrada a realizar aquellos viajes de recolección de materiales.
Como de costumbre los jefes de la aldea le acompañaron hasta la entrada del bosque para darles sus buenos deseos y oraciones de protección, Tn por su parte agradeciendo los buenos deseos sin más partió internandose en el bosque sin mirar atrás.
Pasado el medio día se sentó en un claro a comer un poco de la fruta que había decidido llevar consigo, había logrado internarse bastante en el bosque hasta aquel claro, y según sus calculos solo le faltaba desde aquel lugar unas 5 o 6 horas más para llegar donde necesitaba.
Tras haber comido se encaminó de nuevo internandose cada vez más y más en la inmensidad del bosque frente a ella, llevaba ya unos 30 minutos cuando un aullido hizo que todos sus sentidos se pusieran alerta.
Era un aullido adolorido, fuera quien fuera o lo que fuera el dueño del aullido por el tono supo que estaba herido, y a pesar que su cabeza le gritaba que siguiera su camino su vocación de curadora la hizo encaminarse en dirección de aquel que aullaba.
No le costó mucho dar con él, solo a unos metros y tras apartar unos arbustos lo encontró, un enorme lobo con el pelaje blanco y relejos amarillos de ojos rojos se removía entre gruñidos, el lobo aullaba adolorido tirando de su pata que se encontraba atrapada en una trampa de osos.
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