Un viernes por la mañana todos se preparaban para desayunar la comida hecha por Julieta. Camilo salia de su habitación con la idea de comer triple.
- ¡Oh, si! El primero en despertar. Podre comer más si me transformo en Dolores otra vez.
Vio a sus padres caminando junto a sus tíos hablando sobre algo que no tomo importancia, pero vio como todo iba hacia Bruno que ya se veía harto de escucharlo.
- No tengo necesidad de conocer. Aquí estoy mas que bien.
- Pero hermanito, haz estado encerrado por años aquí debes de salir, comprar algo de ropa, distraerte.
- Amor creo que una salida no estaría mal. ¿Te parece?
El pelinegro suspiro derrotado.- Bien, saldremos hoy en la noche.
- ¿A donde iremos?.- Pregunto Camilo acercándose tranquilo.
- Usted no chamito, sus papás van a salir.- Explico Felix.
- Pero... osea ¿que ya no me quieren?.- Pregunto "indignado".- ¿Me dejaran solo mientras ustedes pasean?
- ¿No tienes cosas que hacer, hijo?
- Ammm... ¿no?.- Sonrió nervioso.
Bruno y Mariano se vieron por unos segundos y aceptaron que lo llevarían.
- ¡Excelente! Su primera salida en familia.- Exclamo Julieta.- ¡Vengan a desayunar!
Desayunando
- Camilo, mastica mas despacio.- Le regaño Mariano.
Después de tragar.- Ups, lo siento.
Tras platica empezaron a comer tranquilamente hasta que los animalitos de Antonio llegaron y se tuvieron que retirar debido al bullicio.
Paso el día y eran las 5:00 de la tarde. Bruno estaba solo en su habitación mirándose al gran espejo, tenia solo una bata puesta y su cabello un poco húmedo.
- ¿Tan horrendo soy?.- Se fue quitando la bata descubriendo su delgado pecho y sus brazos, se le marcaba un poco los huesos y su cara con ojeras. ¡Ni se conocía!
Miro mas abajo, su vientre con aquella cicatriz. Sonrió porque significaba que había dado vida. La vida de su hijo.
Mariano abrió la puerta sin preguntar ya que pensaba que Bruno estaba duchandose cuando lo vio así muchos pensamientos pasaron a su mente, pero no era el momento. Aun no.
- ¿Te sientes bien, amor?
- Si, solo.- Se termino de cubrir.-... no es nada.
Mariano decidió abrazar a su esposo susurrando que todo esta bien.
Camilo estaba en su habitación listo para salir ya que sus ropas siempre eran las de siempre. Tocaron su puerta viendo a sus papás, salieron de casita directo al pueblo donde había una kermes de cada fin de semana.
Sin pensarlo Camilo se subió arriba de una estatua con los demás niños.
- ¡Mira mamá! Es divertido.
- Camilo, no te vayas a lastimar.- Dijo muy preocupado Bruno.
- ¡Estoy bien!.- Se transformo en un niño empezando a corretear a los otros.
- El esta bien.- Dijo Mariano besando la cabeza de su esposo tratando de calmarlo.
- ¡Acerquense a medir su fuerza! ¡Llévese un peluche!
La pareja se acerco al juego donde Mariano se lo ocurrió una idea.
- ¡Yo lo hago!
- Amor, no.- Dijo Bruno.
- Veamos si tiene la fuerza señor.
Mariano golpeo la barra lo suficientemente fuerte, la gente grito emocionada, Bruno sonrió feliz y Camilo alcanzo a verlo entre la gente.
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- Ganado señor.- Se le entrego el peluche que escogio, una ratita de peluche, sabia que era la favorita de Bruno, pero no le gusto para nada que las jóvenes comenzaran a elogiarlo y a intentar coquetearle.
- Que fuerte es usted. No lo había visto antes.
- ¿Tiene novia?
Mariano las ignoro caminando hacia Bruno con Camilo a un lado. Su hijo lo veía con recelo y Bruno con la mirada abajo.
- Amor, Bruno, es para ti.- Le acerco la ratita que Bruno al verla chilló feliz.
- ¡Es hermosa!.- Exclamo Bruno feliz abrazando el peluche.
- Y tu no andes celoso. Jamas engañaria a tu madre.- Dijo hacia Camilo quien solo le sonrió.
- Ok, papá. ¿Y si vamos a cenar? Muero de hambre.- Dijo el rizado para caminar hacia los puestos de comida.
- Cuando lleguemos tambien quiero mi regalo.- Le susurro coqueto a Bruno quien se sonrojo levemente ocultando su rostro con el peluchito.
