Citas

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—Y bien, ¿cómo les fue con el paso tres? —Chaewon juntó sus manos mientras observaba a los miembros del club desde el escritorio.

—¡Horrible!

—Creo que bien.

—¿Por qué nadie me dijo que Serim y Allen se odian? —dijo Jeongin desde una esquina al otro lado del salón. Tenía un puchero en sus labios y fruncía las cejas.

—Toda la escuela sabe eso, ¿cómo es que no te diste cuenta? —Ryujin habló con un deje de burla en su tono.

—El otro día casi se acuchillan en el comedor —comentó Yuna, de primer año, a lo que el resto asintió de acuerdo.

¿Cómo no saberlo? Era demasiado evidente que los dos chicos de tercer grado se desagradaban mutuamente, especialmente después de que ambos tuvieran una discusión en medio del discurso de bienvenida dado por el director a los alumnos de nuevo ingreso el año anterior.

Todos hablaron de eso durante mucho tiempo pues no es algo que se pueda olvidar tan fácil. Hasta la actualidad, si llegan solo a cruzar miradas discuten, cualquiera es capaz de sentir la tensión a kilómetros de distancia.

—Con eso basta. Gracias, Jeongin, por compartirnos tu experiencia. Ahora avancemos al siguiente paso, este es el momento perfecto para planear una cita.

—¿Una cita? Me parece apresurado.

—¿No es arriesgado? No tienen mucho de conocerse.

—Déjenme decirles que, aunque sea arriesgado, como buenos cupidos debemos hacerles pasar un buen rato a las personas que queremos juntar para que conversen tranquilamente y puedan avanzar más rápido, no tenemos tiempo que perder. —Chaewon sonrió.

—¿Estaría bien una reunión en un café?

—Claro. O también en un lugar al aire libre, ¿qué tal un picnic?

Una cita. Jungwon debía planear una cita. Pero, ¿cómo lo haría? Realmente no logró mucho, y aunque posiblemente no deba preocuparse porque Heeseung y Jongseong se den una oportunidad —ya que se aseguró desde el primer día de saber que a Jay también le atraen los chicos—, eso no le aseguraba absolutamente nada. Podrían suceder muchas cosas, como que ambos hubiesen estado fingiendo llevarse bien por él y que se terminen odiando igual que Serim y Allen, o que simplemente no sean el uno para el otro como creyó.

Tenía que salir bien, y para eso tendría que pedirle ayuda a un experto para hacerlo correctamente.

—Yo diría que es mejor llevarlos a un café —le dijo Sunoo una vez que terminó de contarle.

—Uno con gatos —sugirió Jake a su lado.

—¡No! Jongseong es alérgico a los gatos. Cuando salimos nos tuvimos que alejar de Heeseung hyung por sostener a uno. —Jungwon se recostó sobre el árbol detrás de él. Se sentía un poco abrumado, pero esperaba que todo saliera como lo planeado.

—Buuu. Tu casi-novio es muy especial —dijo Sunoo. Entonces cubrió su boca con las manos al reparar en lo que dijo.

—¿Qué?

—¿Qué?

—¿Su "casi-novio"? Creí que era para Heeseung hyung. —Jake, al igual que Jungwon, se veía confundido.

—Y así es, Jongseong hyung no es mi "casi-nada".

Jungwon dejó su sándwich a un lado para cuestionar a su mejor amigo con la mirada, aún no lograba comprender el comentario que lanzó momentos atrás.

—Lo que sea, no importa. Miren lo que me compré. —Sunoo evitó mirarlo y decidió ignorarlo para entonces sacar unos aros del bolsillo de su pantalón—. Estos anillos están geniales. ¡Estaban en descuento!

Jake tomó los objetos como si fueran lo más maravilloso que hubiese visto en el mundo.

—Se ven algo pequeños. ¿Te quedan?

—Me los probaré ahora.

—Está bien, hablaremos sobre lo otro después, ¿podríamos regresar a lo de la cita? —Lee suspiró derrotado, ya luego buscaría la oportunidad de exigirle respuestas a Sunoo.

—Claro, claro. Yo te escucho.

—Como les decía, yo pensaba en llevarlos a ese elegante restaurante de pastas que acaba de...

Sunoo cortó sus palabras al soltar un grito cuando el anillo en su dedo índice se atoró.

—¡Mi dedo!

—¡Sunoo!

—¡No sale! —Kim seguía intentando retirar el aro de su dedo sin tener éxito, causando que su extremidad se tornara roja.

—Échale jabón...

—Se está poniendo morado —dijo Sunoo, a lo que Jake lo miró al instante con los ojos abiertos de par en par—. ¡Me lo van a cortar!

Sunoo comenzó una escena de lloriqueos y lamentos, logrando que los alumnos que pasaban por allí lo miraran con miedo y que Jake luciera como si estuviera al borde de una crisis nerviosa.

Mientras tanto, Jungwon se mantenía tranquilo en su lugar. Sabía que su mejor amigo estaría bien y que ese anillo saldría fácilmente en cuanto le colocaran alguna sustancia para que resbalara.

—Lo llevaré a la e-enfermería. —Al ponerse de pie, Jake sujetó por los hombros al azabache llorón—. ¿Vienes?

La campana que anunciaba el fin del descanso sonó en ese momento, por lo que Jungwon negó con la cabeza.

—No creo que al profesor le guste que me pierda siquiera un segundo de su clase. Los veré allí —se despidió, alejándose de ambos muchachos para dirigirse hacia el salón de clases.

Caminando por el pasillo que daba al pequeño jardín de la escuela, pudo distinguir a Jongseong, estaba saliendo del edificio.

Jungwon debía hablar con él sobre la cita.

Debía hacerlo pero algo le decía que ese no era el momento. Sin embargo, aunque antes se había prometido que no faltaría a una clase más, se acercó al mayor.

—Jongseong hyung —lo llamó. El contrario se giró hacia él y lo observó con las cejas enarcadas al reconocerlo.

—Jungwonie. ¿Por qué estás afuera?

—El profesor no llegó, así que tengo esta hora libre —mintió.

¿Por qué de pronto mentía?

—Mi profesor también se ausentó hoy. —Jongseong rió.

Tras varios segundos ambos se fundieron en un silencio que era levemente incómodo para el menor quien quería hablar pero no tenía idea sobre qué decir.

—Mmmm... me gusta como tocas la guitarra —dijo, comenzando a caminar sin rumbo por el jardín a paso lento con Jongseong siguiéndolo casi de inmediato.

—¿De verdad?

—Sí. Eres muy bueno.

—Gracias, aprendí desde que tenía catorce. Aunque es un pasatiempo, ahora estoy en un grupo dentro del club de música, nos presentaremos en la feria anual.

—Eso es increíble.

—De hecho... Me gustaría verte ahí. —Jongseong se detuvo, entonces lo miró a los ojos con una sonrisa pintada en su rostro, acompañada de un ligero rubor en sus mejillas que le daba un aspecto bastante tierno.

Jungwon no pudo hacer nada más que quedarse congelado en su lugar tratando de procesar sus palabras, de pronto sentía la sangre agolparse en su cara y extenderse hasta sus orejas.

Mientras intentaba hallar una respuesta decente admiró detalladamente el rostro ajeno.

¿Por qué nunca notó que Jongseong tenía pecas? Eran como pequeñas estrellas esparcidas por su piel que habían formando una constelación única.

Soltó una risa nerviosa saliendo de su trance, asintió repetidas veces pues no logró articular una sola palabra y entonces desvió la mirada apenado, con el corazón volviendo a acelerarse como la vez anterior.

El Club de Cupido ⋆ JayWonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora