Heeseung

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Jungwon estaba en la habitación de Heeseung, quien estaba acostado en la cama, cubierto por varias mantas y temblando.

—Es oficial, tu hermano tiene gripe —anunció Jibyul, viendo a Heeseung estornudar.

Sabía que su hermano era propenso a enfermarse y que necesitaba cuidados especiales para recuperarse rápidamente.

—¿Necesitas algo? ¿Agua, medicina?

Heeseung lo ignoró. Su vista estaba fija en la ventana a su izquierda. Estaba lloviendo.

Su rostro lucía demacrado, sus ojos estaban hinchados y su cabello desaliñado. A Jungwon le preocupaba.

—Mamá, creo que hay que traerle agua —dijo.

—No hace falta —respondió Heeseung con voz ronca.

—Iré a buscarla —Jibyul hizo caso omiso—, revisa su temperatura mientras tanto, cariño.

Jungwon se acercó para sentir la frente de Heeseung y confirmó que su piel estaba caliente. Colocó el termómetro bajo el brazo de su hermano con sumo cuidado pues no quería molestarlo más. Después le puso una toalla húmeda en la frente cuando vio que su temperatura no había bajado desde la ultima vez que la revisó.

—Lo siento, Heeseung. Sé que estás molesto conmigo por lo que te dije, pero...

Unos toques a la puerta lo interrumpieron. Creyó qué tal vez su madre tenía las manos ocupadas por traer más cosas, pero al abrir se encontró con un chico alto de cabello cenizo que no conocía. Traía un vaso con agua y una mochila en su hombro.

—Hola —dijo. Su voz sonó áspera, como si hubiera pasado mucho tiempo desde la última vez que habló—. Soy amigo de Heeseung, vine a ver cómo está.

Jungwon se sorprendió al escuchar eso, ya que nunca antes lo había visto, ya conocía a los únicos amigos que creía que Heeseung tenía. Se hizo a un lado para dejarlo pasar, el chico entró y se acercó a Heeseung. Jungwon miró a su hermano solo para notar que probablemente él tampoco tenía idea de que esa persona estaría allí pues lucía igual de sorprendido.

El desconocido se volteó hacia Jungwon.

—Descuida, yo me encargo de él.

No sabía si se trataba de su mirada o la expresión en su rostro, pero a Jungwon le intimidó un poco, así que no tardó en abandonar la habitación. Estaba sorprendido de ver a alguien más en su casa, especialmente alguien como el chico de cabello cenizo. Heeseung nunca traía amigos a casa. Realmente ninguno lo hacía, preferían salir de casa que quedarse, por eso tenían la noche de karaoke.

Su hogar no se sentía como uno a veces. Cuando llegaban de la escuela, la casa estaba vacía y fría. Era como si Heeseung y Jungwon fueran los únicos viviendo allí y su madre solo los visitara de vez en cuando.

Después de pasar un rato cuidando a Heeseung, Sunghoon decidió que era hora de irse. Agradeció a Jibyul por dejarlo quedarse y se despidió de Jungwon con un ademán. Prometió volver a visitar a su amigo pronto.

Cuando Sunghoon salió de la casa, Jungwon y su madre, quien estaba en la cocina preparando la cena, lo vieron por la ventana mientras se alejaba caminando por la calle.

—¿Quién es ese chico? —Jungwon finalmente se atrevió a preguntar.

—Es del instituto. Sunghoon. Ya ha venido un par de veces antes para visitar a tu hermano —respondió su madre sin levantar la mirada de los ingredientes que estaba picando—. Siempre ha sido un muchacho respetuoso y educado. Se preocupa mucho por Heeseung.

Jungwon se sorprendió al escuchar eso. Nunca había oído hablar de Sunghoon antes de hoy, tampoco se lo había encontrado, y se preguntó porqué su hermano no le había dicho nada sobre él.

—Ah, ya veo —respondió Jungwon, tratando de parecer indiferente.

Su madre notó su interés y levantó la mirada hacia él.

—¿Hay algo malo con Sunghoon?

—No lo sé, simplemente no lo conozco —dijo Jungwon encogiéndose de hombros.

—Oh, no te preocupes por él. Es un buen chico, y parece que le gusta mucho Heeseung.

Jungwon asintió. Se centró en ayudar a su madre en la cocina mientras hablaban de otras cosas.

 Se centró en ayudar a su madre en la cocina mientras hablaban de otras cosas

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—No sé qué hacer, Sunoo. —Jungwon recargó la cabeza en el hombro de su amigo.

Era la hora de la clase de deportes, por eso se encontraban en el área de la cancha. Nadie quería dejar las gradas pues estas tenían techo, fuera de ellas el sol te recibía con intensidad, casi friéndote la piel y el cabello. No era el día perfecto para estar al aire libre y hacer actividad física, pero el maestro Nam creía lo contrario.

Cuando llegó a la escuela y vio a Jongseong esperándolo en la entrada como siempre cayó en cuenta. Su mente lo procesó de inmediato, los recuerdos le cayeron como un balde de agua fría.

Jongseong se le confesó.

Tuvo que tragarse la incomodidad y fingió tener algo importante que hacer en el salón, de esa forma logrando escapar.

No quería que Jongseong se sintiera mal, pero tenía que hablar con Heeseung primero, para no sentirse culpable al estar con él. Pero estaba siendo difícil lidiar con la situación y sus sentimientos.

—Es tan fácil, ¿no es así, Jakey?

—¿Qué cosa?

—¡Nadie de aquí me entiende! —Sunoo puso los ojos en blanco—. Jungwon, lo que digo es que debes ser directo, ya sabes que a él le gustas ¡entonces ve y dale un beso!

Jungwon se puso rojo de la vergüenza y Jake también (no tenía idea de porqué).

—¿Por qué haría eso? ¡No he dicho que siento lo mismo por él!

—Jungwon...

—Debes estar bromeando.

—Está bien. Lo admito, me gusta —dijo sintiendo su corazón latir acelerado—. Me gusta demasiado, tanto que al ver su rostro de decepción hoy cuando lo evité, esa donde hace un puchero y sus ojos brillan, casi me lanzo sobre él para besarlo.

Sunoo gritó notablemente emocionado y golpeó un par de veces el brazo de Jake, quien se cubría los labios ocultando su sonrisa burlona.

—¡Estás loquísimo!

—Creo que sí. De todos modos, no es fácil hacer lo que dices —murmuró.

—Claro que sí, mira.

Sunoo tomó bruscamente a Jake del cuello de la camiseta y le plantó un beso en la mejilla.

El rostro del australiano era todo un poema. Sunoo solo se reía a su lado, pero sus mejillas tenían un leve rubor.

Jungwon cruzó los brazos. Se sentía como la tercera rueda en ese momento, si estuviera acompañado no le importaría.

—Si somos sinceros —Sunoo regresó al tema—, todo este tiempo estuviste buscando a alguien para ti.

¿Alguien para él?

—Yo también pensé eso —concordó Jake, mirándolo con ojos de amor.

El Club de Cupido ⋆ JayWonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora