12. Creo que te necesito H.M

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Mierda. Tenía exámen lunes, ¿y habías empezado a estudiar tú lector?, pues yo tampoco. Geografía, lo odiaba, sobretodo al profesor, el señor García. Se pasaba la vida hablando en sus clases, los alumnos nos dedicábamos a dormirnos, pero los exámenes nos habían advertido de que eran fáciles al menos.
Me puse a estudiar y cuando llevaba medio tema estudiado de memoria sonó el timbre. No os podéis imaginar quién era, si, Hugo. ¿ Qué querría?
- Hola guapa- exclamó.
- ¿Hugo? ¿Qué haces aquí? - dije.
- Vaya, yo también me alegro de verte - lo escuché decir riendo.
- Ay lo siento no quería.. - conseguí decir mientras me interrumpió.
-No te preocupes - respondió.
- ¿ Vienés a desayunar ? - Además he traído ... - hizo un gesto señalando la moto y lo que los dos sabíamos que había dentro.
- Es que estoy ocupada estudian... - dije, pero me cortó.
- Venga anda, será rápido, solo pido una hora de tu tiempo - bufó.
- ¿ Hugo te puedo preguntar algo? - contesté rápidamente.
- Sí, claro - respondió un poco nervioso.
- ¿ Por qué estás así conmigo ? ¿ Tan cercano? No somos novios y prácticamente ni amigos.
Auch, eso ha dolido.
Qué dices, si no le importo.
Mentira, os importáis mutuamente.
Eres una cursi, déjame, me tengo que centrar en los estudios si quiero llegar con notas altas a la universidad, ¿ te acuerdas ? nada de novios .
Lo que tú digas corazón de hielo.
- No sé, me gusta verte feliz - contestó con la mirada baja.
Si te digo yo lo que le gusta...
No te entenderé nunca.
- Bueno, no te voy a obligar a venir, pásatelo bien estudiando - volvió a responder él.
Tenía un nudo en la garganta, no quería que se fuera, no sabía que me pasaba, algo que nunca me había pasado, pero quería ir con él, quería estar con él, quería encontrar esa felicidad de la que él hablaba.
Él es tu felicidad, y cuando te des cuenta a lo mejor será muy tarde.
Seguía sin entender a mi subsconsciente, no lo quería de esa manera.
Es verdad, no lo quieres, lo necesitas.
Iba a decirle eso, todo lo que acababa de pensar, pero cuando levante la mirada ya no estaba, se había ido, y me había dejado ahí en medio, con la palabra en la punta de la lengua. Pero sé que la culpa no fue suya, si no mía.
Entonces volví a pensar en aquello que llevaba en la moto, lo cual había dejado en el suelo, y me agaché a por ello.
Horas después estaba metida en casa y eso vacío.

Mientras dureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora