Capítulo 14: No es la misma nariz

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Las chiquillas se quedaron mirándome, esperando mi reacción como si fuese un animal salvaje a punto de atacar o huir.

- ¿Estás bien? – se atrevió a preguntar la Gringa después de unos minutos.

Me tomé mi tiempo para responder. Cuando el Joaco dijo en la tele que tenía polola no sé por qué no me afectó, yo pensé que cuando lo confirmara me iba a poner a llorar, pero supongo que estuve tanto tiempo pensando estos últimos días que podía pasar que ya me había preparado. Así que no, no llore, me tragué las lágrimas ahogando también esa presión que sentía en el pecho, con la misma frialdad que muestro en la cancha cuando juego en la pelota.

- Sí – respondí con voz firme y volví a concentrarme en la entrevista.

La Gringa no me creyó, y en el fondo me dio gusto saber que me conociera tanto. Ella es la otra delantera del equipo, va por la izquierda y yo por la derecha, pero cuando jugamos con 4-3-3 se nos une la Anto, entonces yo me muevo al medio y ella va por derecha. La historia de su apodo es súper chistosa, ella no tiene ninguna pinta de extranjera, pero le decimos "Gringa" porque cuando éramos chicas e íbamos al mismo colegio ella era la única del grupo que sabía inglés, así que nos enseñaba a todas.
Ahora en el fútbol no es distinto: cuando Montecinos le sugirió a la Fran que me probaran en línea de ataque fue ella la que me enseñó todo. Incluso en la cancha siempre es muy generosa, si viene corriendo con la pelota y no se puede posicionar bien para disparar al arco me la pasa a mí, lo que importa al final del día es hacer el gol, no importa de quién. Eso es bonito.

Ya ha pasado más de la mitad del campeonato y estoy segura de que me conoce. Conoce los espacios que me puedo hacer en el área, los pases que me salen mal, los regates que todavía no he aprendido bien... y como dije, parece que nuestra conexión llega al punto de saber cuándo estoy mintiendo para ocultar que tengo el corazón roto.

- ¿Quieres llorar? – insistió para probarme.

- No – me convencí a mí también de que no me iba a permitir llorar delante de mi equipo, las vikingas no hacen eso. No hacemos eso.

Le preguntaron al Joaco por sus planes a futuro, habló de querer irse a Europa, pero en verdad cualquier oportunidad le servía.

- El ego culiao se le subió a la cabeza – comentó la Fran – no le da para jugar en Europa.

- Te apuesto que si lo llaman es puro pituto del papá – siguió la Gringa – se necesita más que correr para llegar a la premier. Le están dando mucho color.

- Hey, ya po – las frené. Entendía que estuvieran enojadas con él, yo también debería, pero no había para qué decir esas cosas.

- ¿Rapu? – la delantera buscó captar mi atención, la miré – yo sigo pensando que lo de la polola no es verdad.

- ¿Tú cachai quién puede ser? – preguntó la capi pero negué con la cabeza - ¿le revisaste el insta?

- Las historias nomás, pal cumpleaños – respondí.

- No po, Rapu – la Gringa me quitó el teléfono – si vas a stalkear tienes que hacerlo bien.

Así que nos acostamos las tres de guata a revisarle las fotos en el feed.

- Te dije que eran puras de fútbol – dije después de un rato.

- En verdad está rico el cabro – confesó una de las chicas cuando llegó a una foto donde salía él sin polera, deslizó hacia el lado para ver la foto siguiente – oye, ¿quién es ella?

El Joaco salía abrazando a una mina con pinta de modelo y lentes de sol que se me hizo familiar.

- Es la hermana po – contesté – la que le mandó el testamento para el cumpleaños.

- No po, esta es la hermana – señaló la capi cuando siguió deslizando las fotos y nos encontramos con una donde salía con 3 chicas. Dos estaban etiquetadas y eran sus hermanas, la tercera mina (sin etiqueta) era la de los lentes de sol.

- A lo mejor se le corrió la etiqueta – se me ocurrió decir – o se cambiaron ropa.

- Si esta no es la hermana entonces ¿quién es? – la Gringa pensó en voz alta.

- Es la hermana oh – insistí, porque quería pensar que era cierto – son iguales.

- No po Rapu, mira – le hizo zoom a las fotos y las comparó – no tienen la misma nariz.

- Igual puede ser la prima – la Fran intentó subirme el ánimo – en la descripción puso vacaciones, familia, ¿pero por qué no la etiquetó?

Le revisamos los comentarios, buscando algo que nos hiciera pensar que efectivamente era la polola pero no encontramos nada de ese estilo. Ningún corazón ni muestra de cariño de una chica sospechosa. Así que nos fuimos a Google, pusimos en el buscador "Joaquín Montecinos polola" y como resultado solo arrojó una noticia titulada "Joaquín Montecinos se recupera tras exitosa operación", y abajo una foto junto a la descripción "Acompañado de su polola Camila en el Día de los Enamorados".

- Mira – apuntó la Gringa – ella puede ser, fíjate en la nariz.

Así que partimos a revisar las cuentas que seguía el Joaco en Instagram, todas las Camilas, una por una pero no dimos con ninguna parecida.

- ¿De cuándo es la foto? – se volvió a fijar cuando no encontramos nada – ah, del 2016 po, la gente igual cambia... aunque en todo caso, ¿qué polola le dura 5 años a un futbolista?

Me reí, era cierto.

- Yo digo, Rapu – habló la Fran – que no te tienes que preocupar, yo creo que lo dijo para darse color nomás, pero pa mí que lo de la polola es mentira.

- Sí, de más – asentí y guardé el teléfono. Esta nueva teoría me dejaba conforme.

Nos fuimos a acostar pero esta vez le cambié de lado a la Fran para quedar a la orilla. Desperté cerca de las 5 de la mañana, todavía inquieta pese a la conversación que tuvimos la noche anterior. Me di un par de vueltas en la cama con la intención de volver a dormir pero sabía que no iba a poder, así que tras un rato de meditarlo me decidí a levantarme nomás, por último aprovechar de hacer algo productivo en vez de quedarme acostada tres horas más esperando a que las chiquillas despierten.

Me levanté despacito para no meter ruido y me puse el buzo encima del pijama porque todavía estaba fresco. No me quise ir a mi casa, llegar de madrugada no me parecía buena idea, así que saqué una pelota que la capi tenía en su patio y me fui a dar una vuelta a la cancha. Practiqué un par de regates pero no me podía concentrar, así que me tomé un descanso para no frustrarme y me acosté en la cancha para mirar las estrellas.

Montecinos tenía razón, era hermoso estar jugando a la pelota con estas mágicas luces brillando sobre nosotros. Suspiré cuando recordé lo que me dijo esa noche en la casa del Alexis, cuando me contó lo mucho que le gustaban. Aprovechando que estaba sola, me permití decir con la voz rota por el llanto:

- Soy esa estrella que no miras en las noches.

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Me gusta esto de que la Rapu tenga una conexión especial con sus compañeras de equipo. No es la típica amistad con muestras de cariño pero en el fondo ellas se quieren a su manera. 

Si se fijan, tiene una personalidad muy distinta si la comparas con la Pulga o con la Emi, la Rapu está súper bajoneada pero se hace la fría, ahora que está solita nomás se permitió llorar:( 

Ya po Joaco, cuéntale la verdad a la Rapu...

Pd. No olviden que tengo otras dos historias en mi perfil: Suéltate (Francisco Sierralta y tú) y Pulgarcita (Erick Pulgar y tú), y próximamente se viene Descalza (Ben Brereton y tú). Además, mi súper amiga @Historiascheckkk ya está dando pistas sobre su nuevo fic con el Erick y el Edu, ¡vayan a conocerla!

Juega conmigo (Joaquín Montecinos y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora