Capítulo 22: You'll never walk alone

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En el bus reinaba el silencio. Apenas conseguí subirme y me dejé caer en el primer asiento para no forzar más mi tobillo. Después de pensarlo un rato, me atreví a mirar hacia atrás para saber qué pasaba: las chiquillas iban durmiendo, mirando por la ventana o escuchando música, pero nadie hablaba. De repente me sentí incómoda sin el karaoke, las risas y la Anto bailando por el pasillo, porque sabía que yo era el motivo de que estuviesen tan calladas.

El bus se detuvo en la placita de la población. Sentí sus miradas clavadas en mí, estaban esperando a que yo me bajara primero por estar adelante.

Tuve que tomarme la pierna por detrás de la rodilla para poder levantarme del asiento, me bajé con dificultad. En cada paso sentía que se me iba a doblar el tobillo, o que la tela de las calcetas se estaba pegando a la sangre seca de mis heridas, haciéndolas sangrar otra vez. Tragué saliva para seguir avanzando con la frente en alto, no quería que sintieran pena por mí.

Y no lo hicieron. Mis compañeras pasaron por el lado mío, ignorándome, y apuraron el paso hasta formar un grupito más adelante donde la Fran seguía dando instrucciones para el entrenamiento de mañana. La capi me observaba de vez en cuando, preocupada, pero yo no quería que se detuviera por mí.

Cuando estuve segura de que nadie me estaba prestando atención, me permití cojear. Daba 5 pasos y tenía que detenerme y sujetarme la pierna con las manos para descansar, pero no me importó, estaba decidida a llegar a mi casa sin que se me escapara una sola lágrima.

Cuando llegué al final de la cuadra mi ánimo estaba por el suelo. Mantenía la mirada baja, intentando estudiar de qué forma podía apoyar el pie para que me doliera menos, mientras el resto de los músculos de mi cuerpo se tensaban para compensar la falta de apoyo. "Lento pero seguro", suspiré.

Estaba tan concentrada en este movimiento mecánico que no escuché los pasos que venían detrás de mí hasta que ya estuvieron muy cerca. Alguien me agarró del brazo y lo pasó por encima de sus hombros, su otra mano me afirmó por la cintura.

- Chinita – hablé con la voz quebrada cuando la reconocí.

- Vamos Rapu – hizo que cargara mi peso en ella – camina.

Cerré los ojos por el alivio, conmovida. La Chinita era la más chica de nosotras, la guagua, la que todavía le tenía miedo a la capi... y fue la única que vino a ayudarme.

- Te van a retar si ven que me estás ayudando – intenté separarme de ella pero no me lo permitió.

La Chinita, pese a sus 17 años, era más maceteada que yo. Por lo mismo jugaba de defensa. Me sujetó por la muñeca para que me siguiera apoyando en ella.

- Tú me enseñaste que no se deja atrás a nadie – dijo convencida, como si fuera la regla más importante del fútbol.

- No lo dije yo – me reí bajito, fue más bien una risa triste – sale en el himno del Liverpool, la Gringa nos enseñó a cantarlo, ¿te acuerdas? – hice una pausa, el recuerdo me había pegado fuerte – You'll never walk alone.

La Chinita me devolvió una sonrisa y comenzó a cantar:

- When you walk through a storm, hold your head up high, and don't be afraid of the dark – me dio una palmadita para invitarme a cantar con ella – at the end of the storm there's a golden sky.

Le hice caso. Cabizbaja, cojeando y todo, tomé aire para que cantáramos juntas.

- And the sweet silver song of lark... walk on through the wind, walk on through the rain. Though your dreams be tossed and blown...

Ni siquiera estando curada había cantado con tanta emoción:

- Walk on, walk on – continuamos.

En eso escuché que alguien corría hacia nosotras e hizo lo mismo que la Chinita. Pasó mi brazo por encima de sus hombros y me sujetó por la cintura para darme apoyo.

- With hope in your heart – se nos unió la voz de la Gringa, que me sostenía con fuerza por el lado izquierdo.

Entonces cantamos a coro las tres:

And you'll never walk alone.

You'll never walk alone.

Walk on, walk on

With hope in your heart

And you'll never walk alone

You'll never walk alone.

Ahora entiendo por qué la gente llora con este himno. 

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Este ha sido uno de los capítulos más emotivos que he escrito hasta ahora.

Tenía ciertas dudas porque lo normal es esperar que los momentos más sensibles los viva la Rapu con el Joaco, pero también quería darle cierto protagonismo a las amigas porque en la vida real ellas son las que te apañan cuando estai llorando por un weon.

Así que no sé si funcionó, pero ojalá que sí. Yo me emocioné, siento que estuvo súper cargado: la Rapu caminando lesionada, todas sus compañeras le dieron la espalda menos la más chica, después el himno del Liverpool que es súper emotivo (la gente de verdad llora cuando lo canta en el estadio), que la Gringa regrese... no sé, fue algo diferente.

Por si alguna quiere conocer la traducción del himno del Liverpool se las dejo aquí, es súper ad hoc a esto de no dejar a nadie solo, botado en el camino. 

Cuando camines a través de una tormenta,
Mantén la cabeza alta,
Y no temas por la oscuridad;
Al final de la tormenta encontrarás la luz del sol
Y la dulce y plateada canción de la alondra.

Sigue a través del viento,
Sigue a través de la lluvia,
Aunque tus sueños se rompan en pedazos.
Camina, camina, con esperanza en tu corazón,
Y nunca caminarás solo,
Nunca caminarás solo.

¿Les gustó? ¿Alguna se emocionó? ¿Tienen alguna experiencia así con sus propias amigas? Las leo:)

Pd. El final de este fic ya está escrito. Al igual que en Pulgarcita, tienen muchas pistas escondidas a lo largo de los capítulos :)

Juega conmigo (Joaquín Montecinos y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora