Capítulo 48 - Lina

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𝑻𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓é, 𝒕𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓é
𝒀 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏 𝒃𝒆𝒔𝒐, 𝒂𝒒𝒖í 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓é
𝑻𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓é, 𝒕𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓é
𝑪𝒐𝒏 𝒍𝒂 𝒄𝒆𝒓𝒕𝒆𝒛𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒆𝒔𝒑𝒊𝒓𝒐, 𝒕𝒆 𝒂𝒎𝒂𝒓é
𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒖𝒏𝒒𝒖𝒆 𝒔é 𝒒𝒖𝒆 𝒕ú 𝒕𝒆 𝒇𝒖𝒊𝒔𝒕𝒆
𝑻ú 𝒔𝒂𝒃𝒆𝒔 𝒃𝒊𝒆𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓á𝒔
𝑳𝒐𝒔 𝒈𝒊𝒓𝒂𝒔𝒐𝒍𝒆𝒔 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒏 𝒅𝒆 𝒈𝒊𝒓𝒂𝒓
𝑯𝒐𝒚 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒉𝒆 𝒗𝒊𝒔𝒕𝒐 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓
𝑴𝒊𝒍 𝒈𝒊𝒓𝒂𝒔𝒐𝒍𝒆𝒔 𝒕𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓𝒐𝒏 𝒂𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓
𝑵𝒐 𝒑𝒓𝒆𝒈𝒖𝒏𝒕𝒂𝒓𝒐𝒏 𝒅ó𝒏𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂𝒔
𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒈𝒊𝒓𝒂𝒓𝒐𝒏 𝒔𝒊𝒏 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒓
𝑰𝒈𝒖𝒂𝒍 𝒒𝒖𝒆 𝒚𝒐, 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓
𝑳𝒐𝒔 𝒈𝒊𝒓𝒂𝒔𝒐𝒍𝒆𝒔 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒏 𝒅𝒆 𝒈𝒊𝒓𝒂𝒓.

𝑳𝒖𝒊𝒔 𝑭𝒐𝒏𝒔𝒊

Me metí en la habitación con rapidez para tomar una ducha caliente y quitar todo rastro de lluvia de mi cuerpo. El agua logró aliviar la tensión que sentía, cada músculo de mi cuerpo se relajó y volví a notar la reacción de estos después de tantas emociones experimentadas en la última hora. Y no era para menos, mi vida había dado un nuevo giro en un abrir y cerrar de ojos, de un momento para otro pasé de estar sola y triste por recordar a Gael, a tenerlo frente mío con toda esa ilusión y arrepentimiento que podía escrutar en sus ojos.

Podía haber reaccionado mal, o al menos buscando su explicación, el motivo de su viaje repentino, o cualquier otro planteo. Pero no fue lo que me nació, por el contrario, al verlo en mi misma ubicación geográfica y a escasos centímetros de mí, no pude evitar sentirme con la necesidad de reclamarlo, de matar toda la angustia y falta que me había hecho, necesitaba tocarlo, besarlo y sentirlo, así que eso había hecho.

Quizás ahora con la cabeza en frío luego del impacto inicial, algunos miedos o inseguridades empezaban a resurgir. Pero no le iba a dar más cabida de la necesaria. No esta vez.

Sólo diez minutos después de haberme metido en mi cuarto, salí pronta del mismo en dirección a la sala; como imaginé Gael ya estaba allí esperándome.

Sintió mis pasos por el pasillo principal que daba a las tres habitaciones de la casa, se giró en mi dirección conectando conmigo al instante y sonrió al verme.

- ¿Nunca dejas de verte tan perfecta? - Preguntó caminando hasta mí.

Noté sus movimientos inseguros al acercarse. A veces uno actúa por impulso y luego la cordura vuelve a nosotros, haciéndonos sentir arrepentidos de algo que hicimos casi sin pensar. Suponía que Gael tenía ese miedo. De encontrarse ahora con una Lina negada y rencorosa. Pero no solo no me sentía así, sino que tampoco le haría creer que así lo era.

Si de algo estaba segura era de que Gael había cruzado medio mundo para verme. Solo para verme y sin la certeza de que yo quisiera recibirlo. Por lo que algo debía significar todo aquello y yo no me pondría con negaciones o dudas ahora.

Así que intentando calmar ese miedo inseguro en él, di un paso más para terminar de acercarnos. Me estiré en puntas de pie y dejé un tierno y casto beso en su barbilla, mientras dejaba que mis manos fueran a su nuca donde comenzaron a jugar con sus mechones de pelo aún algo húmedos.

Esperaré Para Amarte (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora