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Liam estaba cada día más agotado física y emocionalmente

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Liam estaba cada día más agotado física y emocionalmente.

¿Cuando pararía esa agonía? ¿Siquiera estaba viviendo?

Cuando salvó a esa prostituta estaba atardeciendo, ahora ya era de noche. Liam observó la hora en la pared de la estación de policía antes de salir.

Estaba cansado, lo lógico sería ir a dormir o comer, pero fue inmediatamente afuera de la cafetería donde trabajaba Lucía. Estaba empezando a lloviznar levemente pero no le importó, se puso la capucha del suéter y caminó.

Que bueno que aquel motel donde lo arrestaron tenía estacionamiento techado, ya recojeria su pobre moto después.

Ya había perdido la cuenta de cuantos días llevaba acompañando a la chica hasta la estación del metro.

Tal vez serían unas cuantas semanas, pues ya estaba a punto de terminar el verano.

El tiempo había pasado un poco más rápido desde que la conoció.

Lucía le explicó a sus padres que la acompañaban hasta la estación, entonces así no perdía su trabajo y estaba más tranquila.

Ella, quién al principio se veía temerosa de los ruidos y el contacto humano, con el pasar de los días, se veía más cómoda saliendo.

Aún llevaba su taser, el recuerdo aún permanecía en su mente, pero tal vez tener algo de contacto con su "salvador" la había hecho volver a la normalidad con más rapidez.

La pudo ver a la distancia y su corazón se aceleró inconscientemente, al igual que sus pasos. Estaba cansado, agotado, pero aún así trotó sobre la mojada acera. Su capucha cayó por el movimiento y pudo sentir la lluvia sobre su cabello castaño.

Llegó y ella estaba esperando afuera de la cafetería, debajo de un paraguas.

-¡Liam! Te escribí que mi madrastra me vendría a buscar, que estaba bien si no venías. ¡Estás todo mojado!

Cuando salió de la estación de policía, inmediatamente fue hacia allá, así que no revisó el celular.

-Se me descargó, lo siento.

-Ponte bajo el paraguas, te vas a enfermar. Si estaba lloviendo, no hubieses venido. Mírate, estas todo mojado y pálido.

-No- respondió inmediatamente a la defensiva. No quería tocarla pero al ver su rostro deprimido, cambió el tema.

-Prometi que te acompañaría todos los días, está bien.

¿Como no iba a estar pálido? Su almuerzo estaba en el bote de basura de la comisaría.

-Debes poner tu salud como prioridad.

Liam jamás se había puesto a si mismo como prioridad.

Su prioridad era ayudar a los demás hasta expiar sus pecados, pero ¿Alguna vez algún castigo sería suficiente para pagar por el horrible dolor ajeno?

Gritos SilenciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora