48:collar

37 2 0
                                    

 El martes, los gryffindor y slytherin se encaminaron hacia la cabaña de Hagrid a la hora de Cuidado de Criaturas Mágicas, bien abrigados para protegerse del frío.

—¡Hoy vamos a trabajar aquí! —anunció alegremente a los alumnos que se le acercaban, señalando con la cabeza los oscuros árboles que tenía a su espalda—. ¡Estaremos un poco más resguardados! Además, ellos prefieren la oscuridad.

—¿Quién prefiere la oscuridad? —preguntó Malfoy ásperamente a Astoria con un deje de pánico en la voz—. ¿Quién ha dicho que prefiere la oscuridad? ¿Vosotros lo habéis oído?- después de una corta plática entre Draco lleno de pánico y Hagrid entraron al bosque hasta que Hagrid depositó un trozo de carne en el suelo

—Agrupados, agrupados —les aconsejó Hagrid—. Bueno, el olor de la carne los atraerá, pero de todos modos voy a llamarlos porque les gusta saber que soy yo. Se dio la vuelta, movió la desgreñada cabeza para apartarse el cabello de la cara y dio un extraño y estridente grito que resonó entre los oscuros árboles como el reclamo de un pájaro monstruoso. Nadie rió: la mayoría de los estudiantes estaban demasiado asustados por emitir sonido alguno. Pansy miró un espacio que había entre dos retorcidos tejos. Un par de ojos blancos y relucientes empezaron a distinguirse en la penumbra, poco después la cara y el cuello de un dragón, y luego el esquelético cuerpo de un enorme y negro caballo alado surgió de la oscuridad. El animal se quedó mirando a los niños unos segundos mientras agitaba su larga y negra cola; a continuación agachó la cabeza y empezó a arrancar carne de la vaca muerta con sus afilados colmillos.

—¿Por qué no sigue llamando Hagrid?- susurro Ron

El resto de los alumnos de la clase ponían la misma cara de aturdimiento y de nerviosa expectación que Ron, y miraban en todas direcciones menos al caballo que tenían delante. Al parecer, sólo había otras 4 personas que podían verlo: un muchacho nervudo de Slytherin, que estaba detrás de Goyle y contemplaba al caballo con una expresión de profundo disgusto en la cara, Neville, que seguía con la mirada los movimientos oscilantes de la larga cola negra del animal. Harry que sonreía al notar que no era el único que los veía y ella

—¡Ah, aquí llega otro! —exclamó Hagrid con orgullo cuando otro caballo negro salió de entre los oscuros árboles. El animal plegó sus coriáceas alas, las pegó al cuerpo, agachó la cabeza y también se puso a comer, en ese momento Pansy miró a la distancia un par de mechones rojos que pertenecía a los gemelos Weasley que seguro estaban huyendo de umbridge—. A ver, que levanten la mano los que puedan verlos.

Harry la levantó. Y Hagrid le hizo una seña con la cabeza.Neville lo hizo con timidez y los dos slytherin solo la levantaron a la altura del pecho

—Sí, claro, ya sabía que tú los verías, Harry —dijo con seriedad—. Y tú también, ¿eh, Neville? Parkinson y....

—Perdone —dijo Malfoy con una voz socarrona—, pero ¿qué es exactamente eso que se supone que tendríamos que ver? -Por toda respuesta, Hagrid señaló el cuerpo de la vaca muerta que yacía en el suelo. Los alumnos la contemplaron unos segundos; entonces varios de ellos ahogaron un grito y Parvati se puso a chillar.

—¿Quién lo hace? —preguntó Parvati, aterrada, retirándose hacia el árbol más cercano—. ¿Quién se está comiendo esa carne?

—Son thestrals —respondió Hagrid con orgullo, y Hermione, que estaba al lado de Harry, soltó un débil «¡Oh!» porque sabía de qué se trataba—. Hay una manada en Hogwarts. Veamos, ¿quién sabe...?

—Pero ¡si traen muy mala suerte! —lo interrumpió Parvati, alarmada—. Dicen que causan todo tipo de desgracias a quien los ve. Una vez la profesora Trelawney me contó...

La presencia de las HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora