54:amortentia

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Al día siguiente, mientras atendía a una chica , vio a la familia Weasley, Harry y Hermione entrar por la puerta. Pansy fue por los gemelos y juntos fueron a recibirlos

_¡Caramba, esto es magia muy avanzada! —escucharon comentar Hermione que miraba a Harry.

—Por haber dicho eso, Hermione —dijo Fred a las espaldas de los chicos sorprendiendolos—, puedes llevarte una gratis.- Pansy soltó una risilla al ver la cara de Harry y Hermione

—¿Cómo estás, Harry? - Se estrecharon la mano

_ ¿ qué te ha pasado en el ojo, Hermione?- Dijo Pansy mirando al ojo morado de la castaña

—Ha sido ese telescopio zurrador vuestro —contestó ella dirigiéndose a los gemelos.

—¡Ostras, no me acordaba! Toma... —Fred se sacó una tarrina del bolsillo y se la dio; Hermione desenroscar la tapa con cautela y contempló la espesa pasta amarilla que contenía—. Póntela en el ojo y dentro de una hora el cardenal habrá desaparecido — le aseguró Fred—. Hemos tenido que procurarnos un quita cardenales decente, porque la mayoría de nuestros productos los probamos nosotros mismos.

—¿Seguro que es inofensivo? —preguntó la chica.

—Pues claro. Ven, Harry, voy a enseñarlo todo.- Harry y los gemelos dejaron a Pansy ayudando a Hermione untándose la pomada en el ojo amoratado. Luego Pansy se fue a atender a los clientes

—Ahí fuera hay un cliente que busca un caldero de broma, pero no los encuentro- Dijo Pansy entrando

—Muy bien Pancito, ya voy —dijo George—. Coge lo que quieras, ¿vale, Harry? Y ni se te ocurra pagar.

—¡Cómo que no! —protestó Harry, que ya había sacado su bolsa de monedas para pagar los detonadores trampa.

—Aquí no pagas —insistió Fred, apartando el dinero que le ofrecía.

—Pero...

—Tú nos diste el dinero para abrir este negocio, no creas que lo hemos olvidado- intervino George con seriedad-. Llévate lo que te apetezca, y si alguien te pregunta, acuérdate de decirle dónde puede encontrarlo.- George apartó la cortina y fue a atender a los clientes golpeando con el dedo a Pansy, y Fred y Pansy condujeron de nuevo a Harry hasta la parte delantera de la tienda, donde Hermione y Ginny seguían examinando las fantasías patentadas.

—¿Todavía no habéis visto nuestros productos especiales Wonderbruja, chicas?-les preguntó Fred- Síganme, señoritas...- Dijo llevandolas a Cerca del escaparate había una selección de productos de color rosa chillón; un grupo de exaltadas jovencitas reían apiñadas alrededor de ellos. Hermione y Ginny, recelosas, se quedaron atrás.

—Aquí los tenéis —dijo Fred con orgullo—. El mejor surtido de filtros de amor que pueden encontrarse en el mercado. Ginny arqueó una ceja con escepticismo y preguntó:

—¿Funcionan?

—Claro que funcionan, hasta veinticuatro horas seguidas, según el peso del chico en cuestión...

—... y del atractivo de la chica —terminó George, que acababa de aparecer a su lado—. Pero no pensamos vendérselos a nuestra hermana

_No lo necesita- susurro Pansy hacia Harry- ya sale con alguien-Pansy observó al pelinegro al que le cambió la cara un poco y sonrió hacia Hermione. Así pasaron las vacaciones, Pansy cada que iba se las ingeniaba con Hermione para sacar a Ron del lugar y dejar solos a Harry y Ginny. Los que en realidad, no sospechaban de sus intentos por juntarlos, Pansy practicaba con Ron al quidditch, mientras Hermione leía. Pasaban un rato así y luego regresaban, recibiendo quejas de ambos porque no habían sido invitados. Luego, cuando los invitaban Pansy y Hermione llevaban a Ron a comer dejando que ambos jugaran solos. La cuestión era dejarlos convivir. Un dia antes de la partida de Hogwarts, decidieron dejarlos encerrados en donde dejaban las escobas

La presencia de las HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora