Capítulo 12

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Después de que Alpha me soltará me tomé unos minutos para mí, no estaba segura de si debería bajar hasta ellos o quedarme en mi habitación, pero la verdad es que ya estaba harta de estar entre cuatro paredes a si que me armé de valor y salí por la puerta dirigiéndome hasta donde ellos se encontraban.

No tengo tanto valor la verdad, estoy apoyada en el marco de la puerta que da al jardín esperando que no me vean y no haga el ridículo como una acosadora aquí plantada. Me dedico a observarles. Axel es el más risueño sin duda, no deja de sonreír, incluso cunado Yeray se mete con él o le lanza algunas pullitas él sigue sonriendo mientras lo ignora, es muy mono la verdad, el típico chico que podría gustarle a cualquiera, rubio, de ojos azules, alto y se nota que hace deporte. Yeray por otra parte ya se le nota en la cara que podría ser el típico ''fuckboy'', tiene una sonrisa un tanto amarga, como si se creyera el rey de todo, tiene los ojos marrones y el pelo igual, lo que hace contraste con su piel clara, es más o menos de la altura de Axel pero esta más fuerte que él. Darío por su lado se nota que es el mas sereno, el que mantiene el orden, cada vez que discuten se mete él en medio a mediar, es muy moreno, con el pelo rizo y los ojos color miel, algo que me flipa la verdad, es el más alto y también el más fuerte, y también el mayor, como comentó Alpha. Este último destaca por sus ojos, sin duda, de color verde eléctrico, de esos que hechizan, es un poco más alto que Axel y Yeray pero no alcanza a Darío, tiene una gran boca, pero pocas veces sonríe, siempre esta serio, tiene el pelo castaño y alguna que otra peca por la cara, no es tan fuerte como Yeray o Darío, pero tampoco se queda atrás.

Axel se me queda mirando, parece que ya me han pillado, Yeray se ríe detrás de él.

-¿Te vas a quedar ahí el resto del día?- Suelta Yeray.

-¿Necesitáis ayuda?- Pregunto yo sarcásticamente.

Alpha está sentado en el banco, de espaldas a mí, y aún cuando me oye decide ignorarme y sigue con la vista al frente, bipolar.

-¿Qué tal si nos echas una mano?- Pregunta Yeray.

-Vuestro hermano tampoco está haciendo nada.- Respondo yo señalando a Alpha.

Ahora este se gira y me mira de arriba a bajo y luego me dedica una sonrisa falsa.

-Yo ya he hecho mis tareas, estas son las suyas.- Responde.

-Pues yo no tengo por qué ayudar tampoco, ¿no?- Digo.

-Si quieres comer algo deberías ayudar.- Suelta en un tono borde Yeray.

-Basta ya inútil.- Le espeta Darío.- Deja en paz a la chavala, está de invitada.-

¿Invitada? De un secuestro a una invitación, ¿Qué será lo siguiente? ¿Una cita? Si ya venga, ¿Y qué más? Les miro sutilmente y les suelto una sonrisa lo más falsa posible, ellos no vuelven a decir nada y acaban de trabajar.

-Vamos a ducharnos y a comer.- Dice Darío.

Los otros dos chicos asienten y pasan por mi lado sin decir nada. Acto seguido Alpha se levanta de su asiento y pasa por mi lado.

-Acompáñame.- Dice este.

Yo le sigo detrás a una distancia considerable observando todo a mi alrededor. Entrando por la puerta del jardín volvemos a la zona de la entrada, la gran lámpara de araña que cuelga del techo esta apagada, en dirección a la cocina me fijo en que el suelo es todo de mármol, la cocina se abre a un salón-comedor enorme, y la cocina no se queda atrás, parece ser que deben tener mucho dinero, porque para tener todo esto... Lo que sigo sin entender es el exterior, la zona de delante, ¿Por qué parece en ruinas? Niego para mí y llego hasta él.

-¿Te gusta la carne?- Pregunta.

No digo nada solo asiento.

-Bien, porque es lo que hay para hoy, que vamos, también hay ensalada, pero bueno...- Dice.

Entre aullidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora