8

2 0 0
                                    

      "Solo hazlas, Arthur. No temas. Habla, actúa, ¡hazlo!".
      "No se trata de algo que solo se arregla diciendo que hable. Hay algo más, algo que me impide hacerlo. Hay una barrera, una barrera enorme e inescalable que me impide hacerlo".
      "¿Qué es?", pregunté entre lágrimas.
      "Yo... Soy yo... Yo soy mi propia barrera... Una versión de mí llena de terror, llena de un miedo profundo. Miedo a ser juzgado, a no ser tomado en serio... Miedo a ser abandonado cuando las personas sepan lo que, con tanto recelo, he guardado dentro de mí todo este tiempo... Dime, ¿cómo puedo superar a la única persona que conoce a la perfección mis fortalezas y debilidades?, ¿cómo puedo ganarme a mí mismo?".
      "Arthur, por favor, no es tan difícil, solo habla, exprésate", la frustración se apoderaba cada vez más de mí, no estaba sirviendo de nada y mis palabras las sentía cada vez más vacías.

      "No puedo. Lo he intentado muchísimas veces, pero no puedo... Y pensar en la muerte me aterra. No por el simple hecho de morir, eso es algo que seguro pasará.

El Hombre de la Boca CosidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora