𖧷 Capítulo 11 𖧷

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El despertador sonó y Tartaglia se quitó la bata para ponerse el uniforme. Después de eso, se dirigió a la habitación de Lumine a despertarla para hacer el desayuno.

Al abrir la puerta, vio a Lumine descansar, ella yacía durmiendo destapada, abrazándose a una de las almohadas. Le apenaba el hecho de despertarla por un desayuno para el. Ella paso por muchos días de estrés y sin descanso. Así que decidió dejarla dormir.

Se acercó a ella para taparla, y la vio más de cerca, se la veía relajada e inundada en un profundo sueño.

Tartaglia pensaba en lo linda que era, se sentó unos segundos en la cama al lado de ella, y le proporciono caricias en su pelo, era suave, de los más suaves que había tocado.

Tartaglia se acostó con muchas mujeres a lo largo de su vida. El siempre fue un buen amante, y siempre se preocupo por el placer de las mujeres con las que estaba, pero con Lumine era distinto, sentía que debía cuidarla y mimarla. Después de todo, es una mujer fuerte, pero que sufrió mucho.

Se aparto rápidamente de la cama, salió de la habitación y al bajar las escaleras, se dirigió a la mesa del comedor agarrando un bolígrafo y un papel que tenía cerca.

" Princesa, te dejo un poco de mora. Puedes con ello ir al centro de Liyue a comer sola o con tus amigos, puedes invitarlos si así lo deseas, hay dinero más que suficiente. También hay dinero de más por si quieres comprarte algo. Nos vemos a la Noche"

Tartaglia dejo el dinero en la mesa y se retiró de su residencia.

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Hoy, para la suerte de Tartaglia, no tenía que encontrarse con deudores. Simplemente iba a entrenar a unos Fatui que estaban bastante flojos. Pero los entrenamientos de Tartaglia no eran nada suaves.

Al llegar puntual a su destino, se encontraban varios trabajadores Fatui con distintas visiones, Pyro, Geo, Hydro, Electro y Cryo.

— Buenos días reclutas.

— Buenos días señor Tartaglia. — exclamaron todos los reclutas al unísono.

Tartaglia era amable con todos los soldados y reclutas, siempre les tenía mucha paciencia y les explicaba bien. No como los demás heraldos, ellos mataron a más de un soldado porque no les parecía útil.

El entrenamiento de hoy bastaba en pelear contra Tartaglia usando sus cuchillas, o haciendo que Tartaglia los haga pelear entre ellos.

Pasaron las horas, y Tartaglia les dió un permiso para descansar.

Tartaglia se alejo del grupo para sentarse a solas, aunque al darse vuelta vio a una persona llegar.

— Cada día estás más lindo — confesó La Signora, intentando persuadirlo.

— Cada día estás igual — exclamó seco Tartaglia — Si no es nada importante puedes irte.

— ¿Porqué decidiste pagar la deuda de la viajera con Dottore?

— Porque quiero, porque puedo, y porque tengo una cuenta bancaria llena de dinero.

— Desde cuando haces caridad con los miserables.

— ¿Puedes irte? No te das cuenta que no te soporto. — exclamó Tartaglia ya fastidiado.

— ¿Te estás acostando con ella verdad?

— Mi vida sexual no es de tu incumbencia.

La Signora se acercó más a Tartaglia, muy cerca. Casi pegada a el.

— Tiene mucha suerte, se rumorea que eres un buen amante y que estás muy bien dotado — la Signora bajo una de sus manos hacia su entrepierna, apretando esa zona, con intenciones de exitarlo.

Tartaglia apartó con fuerza su mano y la agarro del cuello sin ejercer presión ni fuerza. Solo quería hacerle entender que no vuelva a tocarlo.

— Me parece a mí o todo ese estrés es porque no estás siendo bien atendido? — comento Signora apartando la mano del Onceavo de su cuello .

— Alejate de mi, loca.— Tartaglia estaba muy enojado.

— ¿Dónde pasaste la noche? Fui al Banco del Reino del Norte y me comentaron que alli no volviste.

— Sos insoportable.

— Definitivamente te estás acostando con la viajera, con el enemigo. Eso es considerado traición

— No me estoy acostando con ella — le gritó Tartaglia — ¿Me vas a dejar en paz? Demente.

Tartaglia se dió media vuelta sin mirar atrás. Tanto Signora como todos los heraldos lo ponían de los nervios

Signora empezó a gritarle, pero a Tartaglia eso no le interesó.

Se dirigió a sus hombres para avisarles que ya podían volverse a sus casas, menos un Recaudador Fatui. Al que le pidió que se dirija al Banco del Reino del Norte y le que ordene a Ekaterina la cifra que tenía que pasarle a Dottore.

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En todo ese tiempo, Lumine había agarrado el dinero que el Fatui dejo sobre la mesa y se dirigió al centro de Liyue.
Al llegar, vio juntos a Chongyun y a Xingqiu.
Lumine los invito a almorzar para ponerse al día.
Le daba ternura ver lo cercanos que son ellos dos, y como se complementan. Creía que era cuestión de tiempo para que ellos dos se den cuenta que se gustan.
Al terminar de almorzar, Lumine los despidió con un abrazo, y se dirigió de nuevo a la residencia antes de que caiga la noche. Compro unos ingredientes para cocinar en el camino.

Al llegar a la morada, Tartaglia aún no había llegado. Se dispuso a ordenar todos los ingredientes que había comprado.

Se escuchó el ruido de la puerta principal abrirse, era Tartaglia que llegaba con las manos ocupadas.

Lumine se dispuso a darle una mano, olía a pizza.

— ¿Compraste la comida? Estaba a punto de cocinar.

— Es que a la mañana te dormir y se te notaba muy cansada, por lo menos por hoy no quería hacerte trabajar.

Lumine se sonrojo un poco,  sonrió y le agradeció, ambos fueron a la mesa y a comer esa deliciosa pizza de champiñones.

Lumine le conto cómo fue su día, le comento sobre sus amigos, lo que comieron. Le reveló que uno de ellos también tiene la visión de Hydro como él.
Tartaglia sonreía mientras la escuchaba hablar.

— Que interesante, me dan ganas de conocerlos.

— ¡Cuando quieras! Estoy segura de que se llevarán bien.

— Por cierto, por suerte mañana no tengo que trabajar, pero aún así tengo que acercarme al mercado de Liyue. ¿Te quedas aquí así almorzamos juntos?

— ¡Claro!

Lumine la estaba pasando bien, no le era nada tedioso quedarse con el Fatui. Realmente estaba disfrutando el tiempo juntos.

NADA ES GRATIS. - FanFic adulto Chilumi / Tartaglia /Lumine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora