Capítulo 2: Algo no está bien

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REGINA

Tomé todos los libros que creí podían servir, había leído todos ellos, pero en su momento no tenía necesidad de prestar atención a algo relacionado sobre el oscuro, sabía que un beso de verdadero amor podía romper cualquier maldición, pero en este caso no había funcionado, fue lo primero que Mary Margaret intentó.

—Dame alguno que esté en español —dijo Emma entrando sin autorización a mi cripta.

—Solo me harás perder el tiempo.

—Es mi padre, tengo que hacer algo para ayudar.

—No estorbar es más que suficiente.

—Sé que te sientes culpable...

—Claro que no.

—Dejemos las mentiras para otro día. Tengo mi propia parte de culpa. David me quitó la daga, se supone que soy la salvadora, debí haber sido yo.

—Lo hizo por ti, en eso tienes razón, salvarme solo fue daño colateral, de todas formas voy a solucionarlo, la gente ya me odia lo suficiente como para darles una excusa más.

—No todos te odian. Henry estaría devastado si algo te hubiese ocurrido. Mejor David que tú.

—¿En serio crees que tu padre va a superar esto por la bondad de su corazón?

—Estoy segura que tiene una lista más corta de gente a las que desea matar.

—Eres igual de estúpida que tus padres.

—Solo digo que él es menos vengativo en su estado normal.

—Ninguno de ustedes tiene la menor idea de lo que esto significa. Debemos evitar que las cosas se salgan de control y salvar a David de la oscuridad antes que sea demasiado tarde.

Emma resultó más útil de lo que pensaba, y con la ayuda que Belle nos brindó pudimos avanzar un poco más rápido en la búsqueda de cualquier información que nos pudiera servir. Toda pista que encontrábamos resultaba ser un callejón sin salida, algo no encajaba, debía haber algo que estuviéramos pasando por alto.

—Voy por algo de comer, no me demoro.

—Asegúrate que Henry coma algo nutritivo.

—No te preocupes, Belle no es muy aficionada a la comida chatarra.

—Pero conozco el gran poder de convencimiento que Henry tiene.

—Está bien. Le daré una vuelta antes de pasar por tu comida de conejo. Estás a tiempo de pedir una hamburguesa.

—Deja de perder el tiempo y vete de una vez.

—Como ordene su majestad —torció los ojos y se fue con una sonrisa tonta pintada en su cara.

Leí mis apuntes sobre la maldición de dormir y pensé que podría ser una buena idea llegado el momento, si las cosas se salían de control...

—¿Piensas ponerme a dormir... otra vez? —Me sobresalté al escuchar la voz de David. Fue como si hubiese aparecido de la nada en la cripta—. No usé magia, si es lo que estás pensando. No creo que pueda acostumbrarme a eso.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Quería saber lo que has averiguado.

—Lo sabrás cuando encuentre algo útil.

—Por supuesto.

Caminó por la cripta, observando con atención mis cosas. No era el lugar más indicado para que un oscuro paseara libremente.

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