Capítulo 7: David

252 17 6
                                    

Advertencia: Este capítulo tiene contenido fuerte solo para adultos que puede herir su susceptibilidad, por favor tenga cuidado al leer.

DAVID

Las pequeñas vacaciones que tomamos por dos días se sintieron demasiado cortas, la llegada del domingo nunca antes me había importado, ni siquiera hicimos algo productivo, simplemente nos dedicamos a pasar el tiempo en familia; después de desayunar juntos, Henry y yo pasamos un tiempo en la playa recogiendo rocas extrañas y hablando de nuestra nueva situación familiar.

—Es extraño.

—¿Te molesta?

—No... es solo que eres mi abuelo y ahora... ¿vas a ser mi papá?

—Realmente es extraño, pero tú y yo decidiremos esto. Quiero casarme con tu mamá y tener hijos con ella. Seré feliz si me permites ser un padre para ti.

—Nunca tuve uno. Apenas conocí a Neal. ¿Qué debemos hacer?

—Yo tampoco tengo mucha experiencia pero sé que debemos ser amigos, confiar el uno en el otro, hacer cosas divertidas y estar unidos en ocasiones especiales cuando tu mamá no nos deje hacer esas cosas divertidas.

—Me gusta eso.

Cuando regresábamos de nuestro paseo de hombres encontramos a Regina recostada en una silla de playa, con las piernas cubiertas por una manta y un libro en las manos. Nunca antes la había visto tan relajada. La dejamos continuar leyendo mientras Henry me ayudó a preparar algo de comer.

Al caer la tarde cogimos mantas suficientes y fuimos a sentarnos a la orilla de la playa. Regina se arrimó contra mí y contestamos las preguntas que Henry disfrutaba hacer sobre otros mundos y personajes que solo había leído en sus libros de cuentos.

Cuando vimos a Emma esperando por nosotros en la entrada de la casa me sentí emocionado de poder tener un tiempo a solas con Regina.

Ella rio cuando la levanté en mis brazos y corrí con ella por las escaleras, su habitación me pareció demasiado lejos y terminamos en el cuarto de visitas, tirando nuestra ropa al piso y cayendo gustosos en la cama.

—Me encanta estar contigo —dijo exhausta tras haber hecho el amor, recostada sobre mi pecho con una sonrisa radiante.

—A mí también —acaricié sus mejillas sonrojadas y acomodé su cabello revuelto detrás de sus orejas.

—No puedo creer que esto sea real.

—¿Por qué no?

—Porque es demasiado perfecto, como una maldición de la cual voy a despertar muy pronto.

—No lo es —dije besando su frente.

—Ahora lo sé. Lamento haber creído que eras el oscuro. En serio lo siento.

—No te disculpes.

—No hay nada oscuro en ti, solo yo.

—Eso no es cierto. ¿Tienes idea de lo radiante que haces mis días? Nunca he sido más feliz, nunca.

La duda se reflejó en su rostro claramente, sabía muy bien en quién estaba pensando.

—La quise muchísimo, y una parte de mí siempre va a quererla —dije mirándola a los ojos—, es la madre de mi hija, vivimos un montón de cosas juntos, pero esto que siento contigo es totalmente diferente, me calmas y me aceleras al mismo tiempo, me siento en paz aunque mi corazón lata tres veces más rápido de lo normal.

—Quiero hacerte feliz... que seamos felices.

—Ya lo haces. ¿Te hago feliz?

—Como nunca nadie lo ha hecho.

¿Dreams?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora