Capítulo 18: La línea de la ciudad

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SIDNEY

Los días que pasé esperando por este momento fueron demasiados, desde el primer instante en que puse mis ojos en ella supe que jamás estaría libre del amor que nació en mí, la veía sentada en mi auto mientras conducía y parecía casi como un sueño, como si el tiempo no hubiese pasado en ella ni en nosotros. Quise tomarla de la mano, pero comprendí que mientras manejaba no era el mejor momento, ella quería que yo mantuviera los ojos fijos en la carretera para evitar un accidente, una clara demostración de su preocupación y el amor que me tiene.

—Lamento mucho haberme tardado tanto en rescatarte mi reina.

—Quiero que me expliques cómo conseguiste la daga.

—Eso no importa. Lo importante es que ahora podremos estar juntos.

—Sidney... solo quiero saber toda la historia. Si estás haciendo esto por ayudarme...

—Claro que lo hago para ayudarte, mi reina. Todos quieren hacerte daño.

—¿Quién?

—No, no insistas. Eso ya no importa.

—Necesito saber para evitar que sigamos en peligro, es la única manera en que podré estar alerta. Por favor, Sidney.

Nunca he podido decir que no cuando es tan dulce conmigo, así que supe que debía contarle la verdad, para que sepa la realidad, era algo bueno que al fin se dé cuenta lo mucho que necesita alejarse de esa horrible familia; ni siquiera después de la maldición hemos logrado librarnos de ellos, solo se han vuelto más miserables de lo que ya eran.

—¡Blancanieves! Ella robó la daga que Emma mantenía oculta para hacer un trato con el Oscuro, es por eso que yo debía salvarte.

—Por supuesto.

—Todos ellos están aliados en tu contra, mi reina, quieren destruirte. Ese sucio pastor poniendo sus garras en ti es parte de su malvado plan.

—¿David?

—¡No digas su nombre! —elevé la voz y apreté el volante con fuerza—. Él es el nuevo oscuro.

—¿Por qué crees eso?

—No puedes estar tan cegada. Todos lo vimos, mis recuerdos están en mi cabeza.

—¿De qué recuerdos hablas?

—Él salvándote, en realidad fue su hija la que quiso salvarte y él a ella, por esto terminó convertido en el Oscuro. Gold lo sabe, todos deben saberlo en el fondo. Esto es una maldición peor de la que nosotros hicimos juntos.

—Así que crees que es una maldición que David puso para estar conmigo.

Me detuve a un lado de la carretera, a solo unos metros de la línea de la ciudad, apagué el motor y me giré hacia ella, contemplarla era maravilloso, me quitaba el aliento igual que la primera vez que la vi, el tiempo no pasaba en ella, había sido bendecida con el don de la belleza y yo era el hombre más afortunado por al fin poder tenerla.

—Sabes mejor que nadie lo que es la oscuridad corroyendo todo por dentro, saca lo peor de nosotros.

—Lo sé.

—Y la oscuridad siempre ha sido atraída por ti, por tu poder y tu belleza.

—¿Y crees que por eso David quiere estar conmigo?

Tomé su mano delicada entre las mías y aspiré su olor, besé sus dedos como si mi vida dependiera de ello, era casi inaguantable las ganas de tocarla y sentirla aún más.

—Ha pasado tanto tiempo mi reina. Al fin podremos estar juntos, al fin he logrado salvarte y estaremos juntos como lo juramos.

—¿Si David es el Oscuro crees que será tan fácil? Jamás nos dejaría vencer, va a perseguirnos por siempre.

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