White Snake

Vicio

Aerin

Después de que Hoseok se fuera se sintió un poco sola la casa, al menos peleaba con el, Yoongi me da demasiado espacio se la pasa en su estudio o en el jardín, yo me concentre en hacer el examen que para mí sorpresa aprobé con muy buena nota, creo que mi cerebro no es tan estúpido como pensaba.

Mis síntomas había aminorado demasiado, solo tenía algunas pesadillas en ocasiones pero nada grave.

Yoongi estaba viendo los resultados de mis pruebas, asintiendo con los brazos cruzados mientras veía la pantallas de la laptop.

—Dime ¿Qué deseas?

—¿Perdón?

—Si, te daré un premio por aprobar con tan buenos resultados, dime ¿Qué deseas?

—Yo… no lo sé, no hay algo que necesite en este momento.

—Puedes pensarlo y me dices

Se levantó del sofá antes de que se retira le sujete la camisa.

—¿Puede ser cualquier cosa?

—Siempre que este es mis posibilidades lo cumpliré.

—¿Podríamos ir al cine?

—¿Cine?

—Si, es que la verdad jamás he ido a una sala de cine y tengo mucha curiosidad.

—¿Solo eso?

—Ya me has dado demasiado.

Me levanté para tocar su rostro pero me detuvo la mano. Vi que tragó saliva.

—No necesitas esto ya —me dijo apartando la mano —ya has estado mejor, ya es momento de parar

—No quiero

Es verdad, la necesidad de que me tocará me superaba cada vez más.

—¿Con que excusa dices eso?

—No hay una excusa Yoongi.

Lo jale de manera sorpresiva logrando sentarlo en el sofá de nuevo me subí en el sin darle tiempo de reaccionar.

—Dime que no me deseas y me bajaré

Sus manos bajaron hasta llegar al final de mis pantaloncillos, apretó la piel en cuanto la sintió, sus ojos se ennegrecieron, me moví un poco sobre él,  no hablo más solo empezó a besarme el cuello, su lengua causaba que cada fibra nerviosa de mi cuerpo se contrajera, el bulto en sus pantalones crecía con cada gemido que arrancaba de mi garganta morder mi piel.

Levantó mi camisa para quitarla y arrojarla al suelo, ahora sus húmedos besos recorrían mis pechos sobre el sostén, no espere a que el lo quitará así que sacando los broches para liberar mis senos invitándolo a morder mis duros pezones. Tomo uno entre sus manos primero lamió alrededor de la areola para después usar sus dientes dejando estragos en mi sentidos, subió para besarme, su aliento a tabaco y menta es algo de lo que nunca me cansaré.

Busque el inicio de su camisa para sacarla de tirón había levantado mis caderas para en lo que quitaba el mis pantaloncillos yo hacía lo mismo con sus vaqueros y ropa interior, llegando a ya estar completamente desnudos los dos en el sofá. El choque de pieles, mientras el hundía sus dedos en mi cuerpo como queriendo desagarrar la piel, en un baile obsceno que adoraba llevar.

Levanté mi cadera de nuevo está vez introduciendo su miembro en mi, mi carne se abría cuando la invasión iniciaba, ya memorizaba el largo y lo ancho, embonando a la perfección, el me tomo de las caderas para que el rebote fuera más rápido y más profundo.