Mi nombre es Hoseki Kisetsu y esta es mi historia , una que merece la pena ser contada porque a veces , ser el malo es cuestión de perspectiva.
-¿Por qué?- preguntó curioso.
-Mi madre siempre decía que la bondad se paga con bondad.- respondí regal...
Preocuparse por mi salud había sido un detalle innecesario pero adorable, cerré los ojos disfrutando del calor que me brindaba la prenda, mis fosas nasales se impregnaron de su dulce olor a frutas y azúcar, solté una pequeña risa, me fascinaba cómo esa mujer a veces era impredecible , al principio encontrarnos solo había sido casualidad pero una vez que hablé con ella, no pude evitar permitirme el capricho de quedarme un poco más.
Una vez me aseguré de que llegase a casa sana y salva, a una distancia prudente para que no se percatase de ello, me encaminé hacia el hotel dónde me estaba quedando, con las manos en los bolsillos y su suave bufanda roja decorando mi cuello. Tenía curiosidad por saber que tipo de trabajo tendría para que estuviera ocupada hasta tales horas , también me preguntaba si las niñas que llevaba de la mano por las mañanas eran de algún trabajo a medio tiempo o por el contrario eran sus hijas u otro familiar, de todas formas no parecían tener más de tres o cuatro años y eran claramente inquietas.
Muchas preguntas llenaban mi mente, quería recabar algo más de información antes de intentar nada. Por lo que me pasé los días siguientes esperándola en el parque , de madrugada para entablar un poco de conversación con ella.
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Estuve toda la mañana investigando al objetivo de nuestro siguiente golpe, para la hora de la comida ya estaba todo por lo que me dispuse a distraerme un rato en la habitación del hotel.
El teléfono vibró en mi bolsillo acaparando mi atención.
<<Misión completada con éxito>> el mensaje de Pakunoda determinaba que había cumplido su objetivo.
Satisfecho , salí a dar un paseo mientras esperaba la confirmación del otro miembro del equipo. Sin darme cuenta acabé en el parque al que había estado yendo para encontrarme con ella y me senté a leer tranquilamente.
Levanté la vista al sentir que me observaban fijamente, la sorpresa fue interesante cuando vi una versión más joven de la dueña de la bufanda que llevaba puesta. Por alguna razón que se escapaba a mi conocimiento me observaba con el ceño fruncido, opté por saludar con la mano mientras ponía mi sonrisa más amable.
"Serán familia. " pensé
Se acercó a grandes zancadas.
-Quiero que me devuelvas la bufanda de Seki, es la única que tiene y la muy estúpida te la dio como si nada.- extendió su mano, claramente mentía y observándolo de cerca pude darme cuenta de que no era una niña como pensé a simple vista, era un niño bastante andrógino.
-No se quién eres niña pero no deberías acercarte a un extraño con esa actitud agresiva.- Lo provoqué para desviar la atención, no iba a darle la bufanda, eso era un tema entre su hermana y yo.
-¡No soy una niña!- se puso rojo por la rabieta cosa que hizo que me obligara a reprimir una sonrisa burlona.
