Capítulo 8: Un asunto personal

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Hades


-Este- Mason señala en el mapa frente a nosotros un edificio bajo a las afueras de la ciudad- es uno de los últimos lugares de los que tenemos rastro de August. Es muy importante que estéis extremadamente atentos cuando estéis allí, parece que está afinando sus pasos mientras se acerca a nosotros, así que es más probable que haya algo que nos pueda delatar su posición y sus siguientes movimientos.

 Asiento ante las palabras de mi tío y hago una señal hacia las tres personas que tengo detrás de mí, esperando mi afirmación para dar comienzo a la misión. Moon y Sean caminan ya hacia el garaje y yo estoy dispuesto a seguirlos, pero entonces veo cómo Mason detiene a Abbery; por lo que me quedo en el Centro de Operaciones. La intrusa forma parte de mi equipo, así que no me iré de aquí sin ella.

-No sería mala idea que te quedaras aquí, Abby. No habría problema, que lo sepas- le dice mi tío a la pelirroja, que me lanza una mirada.

-No hace falta- dice ella, con firmeza.

-Te recuerdo que esta misma semana tus tíos acabaron en el hospital por culpa del hombre al que vais a buscar.

-Pues por eso mismo voy a ir- dice la intrusa, con esa seguridad y rotundidad que siempre consigue hacerme esbozar una pequeña sonrisa- Esto ya es algo personal.

-Podría ser peligroso...- advierte mi tío.

-Que venga si quiere hacerlo, Mason- intervengo- Si dice que está preparada para ir a darle una paliza a los secuaces de Augustus, es que lo está.

 Entiendo la postura del líder de nuestra ciudad, pero no creo que consiga nada tratando de convencer a Abbery de quedarse aquí mientras todos estamos buscando a nuestro enemigo. Ella es demasiado cabezota, cosa a la que empiezo a cogerle el gusto, si soy sincero. Su determinación es una característica que, aunque me ponía de los nervios al principio, es tan parte de ella que he acabado por verle la parte buena.

 Mi tío parece entender que la intrusa no piensa ceder, así que acaba asintiendo a modo de aprobación, por lo que ambos nos dirigimos hacia el garaje.

 Esta vez no lo dudo ni un segundo. Antes de que la pelirroja pueda girarse siquiera hacia el coche, agarro su mano con la mía y la guío hasta la plaza de aparcamiento donde se encuentra mi moto.

-Vienes conmigo, intrusa- le digo, demasiado sonriente de lo que pensaría que podría estar con ella al lado hace cosa de unos meses.

 Subo a la moto tras posar un casco sobre sus manos y espero a que ella se lo ajuste. Veo que Moon me observa con interés y soy capaz de ver la mueca traviesa que se dibuja en su rostro a pesar de la distancia. Es comprensible, teniendo en cuenta que nunca había invitado a nadie a montar en mi moto. Ni se me habría ocurrido con Claire, pero también es cierto que tampoco lo he hecho con nadie más. Ni siquiera con Aria.

 Guardo silencio sobre los pensamientos que inundan mi mente y que tratan de hacerme ver la razón de todas las diferencias en mi forma de actuar con Abbery; al tiempo que ella sube en la moto detrás de mí.

 Me aseguro de que se ha sujetado bien a los laterales del asiento para arrancar y dejar atrás El otro lado. Veo que ella parece un poco inquieta, sobre todo cuando cojo velocidad en las rectas.

-¿Nunca habías ido en moto, intrusa?

-Sí, pero hace mucho tiempo de la última vez- confiesa, con voz baja a pesar del viento.

 Aparto una mano de los aceleradores y la cuelo tras mi espalda, para quitar sus manos de los laterales del asiento y hacer que queden enlazados frente a mi estómago, de forma que sus brazos rodean mi torso.

Tu futuro en mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora