Capítulo 14: Sonríe una vez más

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Hades


 No necesito apartar la vista de la carretera para saber qué ha pasado. El desgarrador dolor en la voz de Abbery me basta.

-¡Izzie! Izzie... abre los ojos- los sollozos se mezclan con las palabras y mi corazón se resquebraja al escucharla así. Rezo para que no sea verdad, pero el imponente silencio en la furgoneta no augura nada bueno.

 Mierda, Izzie, más te vale estar bien.

-¡Ian!- grito, con todas mis fuerzas y los nervios inundándome. Mi corazón late a una velocidad poco recomendable y mis manos tiemblan, por lo que agradezco que el rubio no tarde ni un segundo en sustituirme al volante. Cuando me mira rápidamente, como si dijese que cuando había dicho que teníamos que repetir lo de dejarle conducir la furgoneta no se refería a esto, me doy cuenta de que la situación es grave.

 Lo confirmo cuando llego a la parte trasera y veo el cuerpo de Izzie tendido en el suelo, con la cabeza sobre las piernas de la intrusa. Le ha quitado el chaleco antibalas que cubría su cuerpo y ahora se dedica a colocar sus manos sobre el estómago de su amiga, en un intento de frenar la cantidad de sangre que brota de la herida. Es en vano, pues lo único que está consiguiendo es llenarse las manos de sangre, pero no le digo nada. Tan solo les pido a los demás que se aparten y me arrodillo al lado de la pelirrosa. Le tomo el pulso con mis dedos y suspiro de alivio al encontrarlo. Es muy débil, casi imperceptible, pero está ahí.

-Hades- dice Abbery, con un tono suplicante que solo la desesperación puede brindar- Hades, le han dado. Yo... yo no lo ví. Y ahora no abre los ojos... No abre los ojos, Hades. Haz algo, por favor.

-Tienes que respirar, Abbery- le pido, alzando la camiseta de Izzie y dejando la herida a la vista.

 Mierda, está comenzando a infectarse.

 Miro hacia la intrusa, que coge la cara de Izzie entre las manos y la acaricia, apartándole el pelo de la cara.

-Tranquila, Izz. Vas a estar bien, ya lo verás- oigo que le susurra, entre lágrimas.

-Aria, el botiquín- le pido a mi hermana, pero parece que le cuesta reaccionar. Está mirando fijamente a Izzie, paralizada. Vuelvo a llamarla, pero ella no se mueve. Se mantiene quieta, mirando fijamente a la pelirrosa, pero con una mirada vacía, como si estuviera viendo la escena desde un lugar muy lejos de aquí.

 En su lugar, aparece Moon, que me da el botiquín antes de susurrar, con la voz rota:

-Dime que puedes hacer algo, Hades.

 Aprieto los labios.

-No lo sé, Moon. Pero no me rendiré todavía- digo, ante lo que ella avanza hasta Aria. La abraza por la cintura, pero mi gemela no se mueve. Solo mira hacia aquí, hacia el cuerpo inmóvil de Izzie, que cada vez está más pálida.

 Al abrir el botiquín, maldigo todo lo que sé al ver que no hay el equipo necesario para extraer una bala. Tendré que arreglármelas con las pequeñas pinzas que encuentro, y con las gasas de algodón que le tiendo a Abbery.

-Rodea la herida con ellas, yo intentaré sacar la bala- ella se apresura a seguir mis órdenes, aunque veo que le tiemblan las manos cuando cubre la piel de la pelirrosa con las vendas- Abbery, yo...

 No sé de dónde saco las fuerzas para decirle esto a la destrozada chica frente a mí, pero debo hacerlo.

-Yo no soy médico, no sé si conseguiré...- digo, intentando mantenerme sereno.

-Vale... lo, lo sé- dice ella, balbuceando de puro nerviosismo- Pero tienes que intentarlo. Tenemos que salvarla- la voz se le rompe y yo solo asiento, antes de remangarme y coger las pinzas, acercándolas con cuidado a la herida.

Tu futuro en mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora