Capítulo 4: Madera de líder

16 3 4
                                    


Hades


-Es el segundo pasillo a la derecha en cuanto sales del ascensor- le digo al niño que camina a mi lado- Acuérdate, para evitar perderte. El edificio es grande y los primeros días se hace un poco confuso.

 Thomas sigue el ritmo de mis pasos, aunque veo que no para de asegurarse de que Ian continúa detrás de nosotros, siguiendo nuestros pasos en el interior del Edificio Infantil. Mira de reojo hacia su derecha y vuelve a mirar al frente cuando comprueba que el rubio camina unos pasos detrás de nosotros, también pendiente del niño.

-La habitación te gustará, es más o menos del tamaño de la que tienes en casa y puedes pedirle a Ian que la pinte del color que quieras, porque creo que todavía sigue siendo verde- le explico guiándolo por uno de los pasillos.

-¿Cómo lo sabes?- pregunta con curiosidad.

-Era mi habitación cuando era niño- murmuro, observando el interior del edificio en el que pasé tantos años; hasta que nos trasladaron a Aria y a mí al edificio donde vivimos ahora, tras la muerte de nuestros padres.

-Supuse que el cuarto de tu infancia sería negro. Así, tenebroso y lleno de cuchillos y demás cosas afiladas. Un poco como tú- bromea Ian una vez que entramos en la que es la nueva habitación de Thomas, pequeña y bastante simple; con las paredes pintadas de color verde claro algo apagado.

 El rubio deja la pequeña mochila de Thomas en el suelo y comienza a ayudarle a colocar las cosas que el niño ha traído consigo.

-Si necesitas algo, Tom, avisa a Ian. Y si él no puede ayudarte, avisa a cualquier otro ser humano con algo de capacidad cerebral- le digo al pequeño, que sonríe ante mi comentario; antes de encaminarme hacia la salida de la habitación. Por muchos años que hayan pasado, inevitablemente entrar en ella me trae a la memoria muchos recuerdos de golpe.

 Camino de vuelta por el pasillo y escucho los pasos de Ian a lo lejos, unos metros por detrás de mí. No habría llegado a alcanzarme si yo no me hubiera detenido al ver a un lado del pasillo a dos pequeños que han captado mi atención. Puede que el pelo de los niños sea de color rubio en vez de azabache, y que sus ojos oscuros no se parezcan a nuestros tonos de verde; pero a pesar de eso, lo único que veo al fijarme en esos niños que parecen representar la imagen de la inocencia, es a una pequeña Aria y a mí. La niña, que tiene en la mano un coche de juguete de color rojo, lo acerca a su hermano, insistiendo para que juegue con ella. El pequeño, que le hace una mueca a la niña, hace caso omiso a su hermana y continúa observando el resto de juguetes, aunque sin llegar a cogerlos.

-Aria ya te habría tirado el coche a la cabeza- dice Ian, con un tono melancólico en la voz- siempre ha sido así de testaruda.

-No tienes ni idea de cómo es mi hermana- exclamo, con voz penetrante y tono duro.

-Quizá más de lo que tú te piensas, Hades- murmura antes de alejarse por el pasillo.

 Aparto la mirada de él para salir del edificio por una de las pasarelas más cercanas. Me gustaría aliviar el cabreo que Ian me provoca fumándome un cigarro, pero me recuerdo a mí mismo que estoy intentando dejarlo y por eso me dirijo a la cafetería en vez de usar la nicotina como distracción de mi caos mental.

 Me apoyo en la barra tras pedirle al camarero un café oscuro para llevar y el darme la vuelta, veo a Claire sentada en una de las mesas, con su mirada fija en la infusión que hay frente a ella. Me apresuro a caminar hacia la salida en cuanto el café llega a mis manos, en un intento de evitar a la chica. Maldigo por lo bajo cuando escucho su voz llamándome y trato de hacer como que no he oído nada, pero Claire hace uso de su ultra velocidad para llegar hasta mí antes de que pueda abrir la puerta siquiera.

Tu futuro en mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora