Capítulo 9: ¿Apostamos?

15 3 0
                                    


Abby


-Te he dicho mil veces que no hace falta que vengas.

-Y yo te he dicho otras mil que voy a ir igualmente.

 Resoplo ante las palabras de Hades, que está sentado en uno de los taburetes de la sala mientras pasa sus dedos por encima de los botes llenos de pinceles. Llevo todo el día en el que ya considero en mi estudio de arte, tratando de alejar de mi mente las preocupaciones que han venido con la nota de Augustus de ayer. Desde que la abrí y todos leímos su contenido, Hades apenas se ha separado de mí: tan solo se fue de la habitación tras hacernos prometer a Sam, a Izzie y a mí que estaríamos atentas a cualquier cosa y que lo avisaríamos por los transmisores ante la mínima señal de peligro.

 Hoy apareció en la sala unos minutos después de que yo entrara y no ha vuelto a irse en toda la mañana, entreteniéndose con los utensilios que ha ido encontrando, haciéndose el experto al criticar algunos de los cuadros de la sala y observándome mientras yo dibujaba. Tuve que buscar algo de lo que hablar con él para desviar su atención, pues su silencio y su atenta mirada sobre mí me dificultaba demasiado concentrarme en los cuadros.

 Y a pesar de todo esto, sigue insistiendo en acompañarme a mi salida a la ciudad para visitar a mi tío en el que espero que sea su último día en el hospital; a pesar de mis quejas.

-Vas a hacer lo que quieras diga lo que diga, ¿verdad?

-Veo que me vas pillando el punto, intrusa- asegura él, levantándose de la banqueta al tiempo que yo cierro la caja de los pinceles y saco el lienzo del caballete.

 Sigue mis pasos hasta la salida del estudio y yo me doy por vencido en mi intento de convencer al pelinegro de que se quede en este lado de la ciudad.

-¿Y todo ese rollo de que puedo cuidarme por mí misma y bla bla bla?- le pregunto entonces, con diversión; mientras salimos del edificio recreativo y nos ponemos en camino hacia el garaje.

-Lo seguía manteniendo hasta el momento en el que leí esa nota- me explica- No es por ti, Abbery. Ni yo mismo sería capaz de defenderme de Augustus estando solo.

 La seriedad en sus palabras me hacen darme cuenta de la gravedad de la situación. Soy consciente de que me resultaría mucho más fácil y seguro quedarme en El otro lado hasta que consigamos vencer a Augustus, pues es el único lugar en el que estaré completamente a salvo. Aun así, no puedo hacer eso: mis tíos están en Los Ángeles y yo tengo que protegerlos a ellos, sobre todo ahora, cuando siguen débiles por el ataque y mi tío apenas ha empezado a recuperarse de la operación.

 A pesar de todo, no negaré que me siento algo más tranquila si tengo a Hades a mi lado.

 Ya ni siquiera camino hacia alguno de los coches del equipo, pues me dirijo directamente hacia la moto de Hades. Cojo el casco que me tiende y me lo pongo con rapidez al tiempo que él sube a la moto y echa su cuerpo hacia delante, facilitando que yo me suba en la parte trasera del asiento.

-¿Preparada, intrusa?

-¿Acaso no me conoces, Hades?- bromeo yo, dejando a un lado el ligero temor que tenía la primera vez que subí a la moto con él.

-Claro que sí, por eso te pregunto- dice, burlón.

-Anda, cállate y arranca- le rebato yo, dándole un suave golpe en el hombro.

 Alcanzo a ver su sonrisa ladeada a través del casco antes de que apriete el acelerador y salgamos del garaje hasta internarnos en las calles de la ciudad. No lo diré nunca en voz alta, pero disfruto más de lo debido agarrándome a su cintura y descansando mi cabeza en su espalda.

Tu futuro en mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora