¡CHICAS!
Mil disculpas por todo el tiempo que he tardado en subir este cap. Debido a miles de motivos (Exámenes, fiestas, poco tiempo, etc) me he retrasado en escribirlo y entre el trabajo y todo es complicado encontrar la motivación e inspiración necesarias para que salgan las palabras de manera fluida... A pesar de que la idea esté, todo es un poco más complicado.
Así que os pido de antemano disculpas si veis muchos errores o si me repito con algunas expresiones y palabras... Me encantaría poder daros un capítulo super bien corregido pero estoy segura de que me dejo algo y os lo encontraréis.
También recordaros que escribo por hobby y últimamente no tengo mucho tiempo para estos tipos de lectura, por lo que no termino de quedarme satisfecha con la narración de ciertas escenas, pero lo he hecho lo mejor que he podido y espero que os guste!
Dicho esto, no me enrollo más, aquí os dejo el cap más largo que creo haber escrito hasta el momento y que espero que disfrutéis mucho.
Os dejo la canción que me ha ayudado e inspirado a escribir toda la última escena y desenlace del capítulo diez:
CAPÍTULO X
Kerem
Habían pasado dos días desde que Hande se había instalado en mi casa.
Probablemente hayan sido los dos días más preocupantes de mi vida.
Tener a Hande en casa se había hecho difícil a la par que sencillo. Su presencia me alegraba y me tranquilizaba. Me gustaba tenerla cerca. Y me gustaba ella. No era algo que acabase de descubrir y me tenía atónito. Al contrario, Hande siempre había sido alguien con quien compartir mi vida se había hecho demasiado fácil. Pero, después de tanto tiempo separados y habiendo roto la relación, se me hacía refrescante y novedoso.
Pero también me resultaba doloroso tenerla cerca y no poder tocarla.
Aún me ardían los dedos desde la última noche en la que se me fue la cabeza y me invadió la nostalgia. Ambos habíamos hecho como si no hubiese pasado nada, ni siquiera lo habíamos comentado. Pero, obviamente, en nuestras actitudes se notaba que algo había pasado. Pues nos habíamos limitado a mantener las distancias más de lo normal.
—¿Te quedas a tomar unas birras?
Miré el reloj que decoraba mi muñeca y arrugué la nariz.
Después volví a mirar a Emir.
—No. Hande tiene la inauguración en unas horas y quiero echarle una mano antes de ir.
Emir, el resto del equipo y yo habíamos dado por finalizado nuestro segundo día de trabajo en la oficina. En otra ocasión probablemente me habría quedado, pero quería asegurarme de que Hande tenía todo bajo control y echarle una mano con lo que fuese que le quedara.
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Perenne
RomansPocas cosas fueron las que tuvo Hande claras durante su adolescencia. Aun así, había tres que, desde el primer momento, creía que serían eternas: La primera: que iba a disfrutar de su vida, siempre haciendo lo que le apeteciera y sin dejar atrás sus...