La chica que atendía el café fue muy amable con ellos. Se sentía culpable por haber causado ese shock emocional en la pareja al poner justo ese canal de televisión. Ella no recordaba haber estado cerca de alguien que hubiese venido del lugar donde cayó el cometa. Pero ver la genuina y conmocionada reacción de la chica la conmovió.
Cuando vio que la pareja estaba un poco más tranquila, preparó dos fragantes tazas de chocolate caliente y se las llevó a la mesa.
—Cortesía de la casa —les dijo, cuando la pareja la miró algo confundida.
El chocolate caliente hizo magia en el ánimo de Mitsuha. Sintió un calor agradable a medida que lo consumía, y se sintió más repuesta.
Taki también lo disfrutó, pero su atención estaba más puesta en ella que en el sabor del chocolate.
Cuando terminaron, decidieron salir a caminar y tomar algo de aire afuera. Mitsuha se acercó a la muchacha del mesón, y le agradeció su gentileza.
Una vez afuera, sintieron que el aire había refrescado mucho. Ya eran cerca de las siete, y todas las luces de la ciudad estaban prendidas. Mitsuha le sugirió que dieran un paseo a un pequeño parque que ella conocía, que estaba a un par de cuadras de ahí. Comenzó a caminar con los brazos cruzados, con algo de frío. De pronto sintió el peso de la chaqueta del chico en su espalda. Quiso protestar, pero él le pidió que por favor la aceptara. La sintió tibia y acogedora, y sintió un aroma en ella que le produjo esa extraña sensación de haberlo olido antes. En algún lugar. En algún momento. La aceptó y siguieron caminando hasta llegar a una pequeña plaza con algunas bancas entre árboles y juegos infantiles. Se sentaron en una de ellas.
—Hacía muchos años que no lloraba así... por... Itomori. No me gusta que me hayas visto así, pero me siento contenta que hayas podido estar conmigo —se lamentó, con una débil sonrisa. Se sentía cansada.
—¿Por qué no me dijiste que eras de Itomori?
Ella miró sus pies, balanceándose. Demoró en poder responder.
—Hace años que nunca lo menciono a nadie. Al principio, cada vez que conocía a una persona y le decía de dónde veía, me bombardeaban con preguntas. Odiaba ser la 'chica cometa'. Cada pregunta que me hacían me obliga a recordar cosas que añoro, pero que me duele recordar. Duele perderlo todo.
Taki se sintió culpable. Él también sentía una emoción especial al ver imágenes de Itomori. Y ahora que estaba con ella, le gustaría saber tantas cosas de la vida de Mitsuha y de Itomori. Pero no quería causarle daño.
—Yo también siento algo especial cuando pienso en Itomori, y cuando veo imágenes de ese lugar. Recién, te juro que casi... sentí que me faltaba el aire al ver algunas de esas imágenes, justo cuando regresabas del baño. Nunca he sabido porqué. Una vez fui a Itomori, como hace seis años. Nunca me he podido sacar ese lugar de la cabeza ¿no es eso algo raro?
—¿Tú fuiste a Itomori?
—Sí. Fui buscando a alguien, pero no encontré a esa persona.
—¿En serio? ¿Quién era?
—No recuerdo su nombre. La verdad, ni siquiera recuerdo quién era, ni porqué la buscaba.
Mitsuha quedó algo extrañada por esa respuesta. Primera vez que conocía a alguien interesado en forma genuina por su antiguo hogar, y que incluso hubiera ido ahí después del cometa. Pero no supo cómo ayudarlo, ni qué hacer con esa información tan vaga.
—Bueno, al menos tú eres de aquí, de Tokio, y tienes una ciudad a la que volver, tienes un hogar. A mí lo único que me queda de Itomori son los recuerdos. No pude salvar nada de Itomori, nada de mi familia, ni pertenencias, ni fotos, ni ropa. Lo único que pude conservar fue el uniforme del instituto que llevaba puesto ese día, y... esto.
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Kimi no Na wa. Reencuentro con el futuro.
Fiksi PenggemarAfter story: Taki y Mitsuha se reencuentran en abril de 2022 sin saber quién es el otro. Se enfrentarán al desafío de recuperar sus recuerdos perdidos y profundizarán tratando de comprender a qué se han enfrentado y por qué. Descubrirán que sus recu...