Sentimientos

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El desayuno fue incómodo al principio pero luego olvidaron lo ocurrido y regresaron juntos al centro comercial para comprar las cosas que faltaban.

Mientras tanto Victor se encontraba en el centro de la ciudad, necesitaba comprar algo, tenía claro que debía hablar con Mayo para arreglar las cosas pero no pensaba llegar a su casa con las manos vacías. ¿Bombones?¿Un ramo de rosas?¿Una pizza grande con queso extra?...¿Qué sería el mejor regalo para Mayo en una situación así?

Cierto era que habían tenido desacuerdos antes, incluso peleas aunque solo fueran verbales, pero jamás habían llegado tan lejos como para que Mayo regresara a su casa, mucho menos sin avisar y eso ya tenía varios meses. Fue un tonto por no buscarlo antes, ahora lo sabía, se había confiado y comenzaba a sentir las consecuencias al no saber cómo reparar el daño.

En tanto el guerrero vagaba por la ciudad, el minino se encontraba en casa intentando aclarar sus pensamientos, de nuevo acurrucado en la cama morada que pertenecía al androide. El olor cálido del mayor era ya tan tenue que no sabía si aún existía o era solo un recuerdo lo que percibía. Casi nunca se ponía a pensar en sus sentimientos, menos el los de los demás, pero últimamente no podía evitarlo, cada día se sentía peor al ver esa cama vacía en la habitación; cuando Mayo y Rius regresaron de su viaje solo se reunieron todos juntos como si nada, no supo cómo disculparse porque no entendía que había hecho mal y después de un par de días la oportunidad se perdió habiendo olvidado lo ocurrido. ¿Y qué había sido esa reacción extraña cuando Rius se fue? Sabía que eran mejores amigos pero...la preocupación que Mayo mostró por el pollo...¿Por qué se sentía incómodo al recordarlo? Él también se preocupaba por Rius, debía alegrarse de no ser el único que lo cuidara y viera por él, entonces...¿Qué era esa molestia que sentía al recordar las veces que estaban juntos?

Un fugaz pensamiento cruzó por su mente...él no podía estar...enamorado de Mayo...¿o si?

No, a él le gustaba Victor, por eso siempre intentaba permanecer a su lado y hacer todo juntos...Aunque tampoco le gustaba que Mayo se alejara. Sí, quizá lo hacía a un lado, a veces en broma y otras en serio, pero siempre terminaba volviendo a juntarlo con Victor y con él.

Recordó entonces los meses previos a que Mayo se fuera, admitía que había tenido celos y que quizá estaba portándose más pesado de lo normal con el androide porque éste le había dado un regalo especial a Vic, ese escudo personalizado que tanto había querido todo el año. Tras el regalo, Victor estuvo más cariñoso de lo habitual una semana entera con Mayo y no le agradó; por ello comenzó a ingeniar juegos más interesantes para entretener a Victor en cada grabación posible y se salió con la suya, ¡incluso en el momento en que tuvo que decidir, Victor se quedó a su lado!...

La tenue sonrisa de emoción que apareció por ese recuerdo se desvaneció repentinamente...No, Victor no lo había elegido, Mayo cedió para dejarlos divertirse y ese había sido el último día que despertaron los tres juntos ya que no regresó a casa en la noche, ni la siguiente...ni las siguientes. En todo ese tiempo había estado feliz con su espartano, recibiendo muchos mimos, la mayoría recostado a su lado en el sofá como buen michi pero no era lo mismo, no se sentía tan cálido como antes, algo importante faltaba, o mejor dicho...alguien.

No se dio cuenta de cuándo terminó abrazando la almohada de la cama morada, estaba muy distraído recordando como los tres solían acomodarse juntos en el sofá a ver series y películas. Acenix siempre en medio de ambos, comenzaba a darse cuenta de que no le molestaba del todo verlos juntos. Sí, era un poco celoso, pero no se conformaba solo con meterse para alejar a Mayo, lo que le gustaba era recostarse en las piernas de ambos mientras abrazaba a Victor y Mayo acariciaba su lomo.

A.Tonta hojalata...¿por qué tienes que ser tan lindo?...a pesar de mis bromas y mala actitud, siempre me tratabas bien...-murmuró para sí mismo hundiendo el rostro en la almohada, ahora más que nunca quería abrazarlo y tenía que conformarse con ese pedazo de tela esponjoso.

Con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora