Una noche

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"No tienes idea de cuánto te amo... Por favor, aunque sea solo por esta noche, quiero ser tuyo..."

Esas palabras resonaban en su mente una y otra vez, por momentos no entendía cómo había sido capaz de hacer algo así. Era cierto, sus amigos se lo habian dicho muchas veces antes, estaba cegado de amor y aunque a veces lo negaba, desde hacía un tiempo se había vuelto algo demasiado obvio, ya era incluso estúpido pensar en seguir negándolo. Lo único bueno es que con esa noche había terminado todo, se iba a obligar a sí mismo a superarlo, finalmente se había dado cuenta de lo raro que era aquello, su mejor amigo tuvo razón cuando lo comentó alguna vez, tenían una relación muy tóxica y si lo pensaba mejor, era peor que eso porque ni siquiera tenían una relación.

Se sorprendió recordando de nuevo el inicio de esa noche...

Habían salido todos juntos para relajarse, para tomarse un respiro y descansar de grabar toda la semana. El paseo se extendió hasta entrada la noche y ellos aún tenían energías, recorrieron gran parte del pueblo hasta que encontraron una fachada nueva. Un club nocturno abría sus puertas y el ambiente era muy atractivo como para ignorarlo, así que entraron, eso sí, acordaron que los mayores cuidarían de los menores que apenas tenían edad para entrar y nadie bebería ni una gota de alcohol.

Bailaban, contaban chistes, pedían soda y botanas para pasar el rato, todo iba bien hasta que se hizo más tarde y la música pasó de un estilo electrónico a uno más lento y sensual. Para ese entonces la mayoría de jóvenes ya se había marchado así que era el mejor momento, ahora en la pista había bailes más atrevidos, por lo que algunos prefirieron retirarse.

Entre protestas y juegos disfrazados de drama, Raptor y Mike lograron sacar a Sparta para ir a casa, seguidos por Trolli que no quería dejar a Mike solo en casa por temor a que la destruyera o algo similar. Victor hizo lo mismo con su gato, a quien cargó como costal de papas aún con los rasguños que le daba, una suerte que siempre llevara armadura. Mayo iba a acompañar a su "novio", pero se quedó un momento al recordar a su amigo y la mala suerte que tenía encontrando mobs hostiles en los momentos menos oportunos.

M. ¿Rius, no quieres venir con nosotros?...Es menos probable que te ataque un mob jajaja

R. Emmm...yo...c-creo que me quedaré un rato más

Se notaba a leguas que estaba nervioso y Mayo sabía que algo planeaba, pues ni siquiera volteó a verlo al responder, su mirada estaba clavada en cierto peli-azul que bailaba con una desconocida en un lugar apartado de la pista de baile. Para la tostadora era muy extraño, usualmente Rius estaría celoso y trataría de separarlos con cualquier excusa, pero esta vez solo los veía. Por un momento Mayo temió que le fuera a dar un ataque de ansiedad por la forma en que jugaba nervioso con sus manos, se leía en su rostro que su mente en ese instante era un completo lío... Iba a decir algo más pero el pollo se levantó y fue a la barra por una lata de soda; al menos sabía que estaba consciente de su estado y trataba de calmarse, eso le dio un poco más de confianza y finalmente decidió alcanzar a Victor y Acenix.

Rius se sonrojó con algo de vergüenza al recordar lo alterado que estaba en ese momento, pero razones le sobraban, había estado viendo a Timba bailar toda la noche, pero el problema comenzó cuando cambiaron el ritmo. Al mayor le gustaba divertirse y sabía conseguir las citas que quería, o la mayoría, pero una cosa era que les compartiera las historias como amigos y otra muy distinta verlo ligar. De repente la atracción del pollo hacia el dormilón se volvió más que algo romántico, quería acompañarlo a la cama y no precisamente a dormir... Aquella noche estaba recordando conversaciones con distintos amigos que insistían en que debía de superar ya ese enamoramiento cuando por algún motivo que ni él conocía decidió que tenían razón, era momento de avanzar. Sí, iba a superarlo, pero no sin intentarlo una última vez.

Respiró profundo, estaba embriagado aunque no por alguna bebida, el ambiente y la imagen de aquel peli-azul moviéndose al compás del ritmo tan candente que inundaba el recinto era suficiente para nublar su mente...quizá algo más...

Se acercó al mayor apenas vio la oportunidad, cuando una de las amigas de la chica con la que bailaba se la llevó de regreso a la mesa, aparentemente era noche de amigas y se habían molestado porque ella las había dejado por bailar con él. Rius entendía que no se resistiera...

R. Timba...emmm...¿Podemos hablar?...

Timba se giró sorprendido al escucharle, pensaba que se habría ido con los demás, pero ahora también estaba confundido, pues era obvio que lo había estado observando y no tenía su usual cara ni actitud de celos, lucía alterado pero de forma algo insegura...quizá al fin quería irse y temía que algo le pasara, sí, eso debía ser.

Tb. ¿Qué es lo que quieres pollo?

Regresó al presente por los fuertes martilleos de su corazón, producto de las memorias de la conversación que tuvieron en un rincón apartado del club. Cerró fuerte los ojos mientras masajeaba sus sienes para olvidar aquello, definitivamente debía borrarlo de su mente, pero claro que ustedes no lo saben. Ahorremos algo de sufrimiento al pollo mientras hace las tareas de su corral, en palabras simples, llegó a un acuerdo con Timba...

Lo dejaría tranquilo el resto de su vida, no volvería a shippearse con él nunca más y seguirían siendo amigos, ambos querían superar aquel embrollo y seguir sus vidas felices pero Rius quería a cambio esa noche con él. Al principio Timba estaba incluso molesto con lo que le pedía, pero el pollo insistió, confesando de la forma más sincera que no sabía porque pero lo necesitaba, y Timba que lo conocía bien podía leerlo en sus ojos, en esa cristalina y a la vez misteriosa mirada que de alguna forma, por un instante llegó a hipnotizarlo...

"Timba... No tienes idea de cuánto te amo... Por favor, aunque sea solo por esta noche, quiero ser tuyo... No volveré a molestarte después de esto... Déjame pertenecerte..."

Sus propias palabras volvieron a sonar en su mente regresando un rosa intenso a su rostro y soltó el balde con semillas en medio del corral. Todos sus polluelos se arremolinaron en torno al balde en el suelo mientras él se sentaba en un bloque de heno con movimientos mecánicos, su mente estaba medio apagada, no estaba manejando bien el tema, porque para empezar no recordaba porqué lo hizo. Tenía claro que fue deseo, era obvio, pero cómo tuvo el valor de hacer tal cosa era lo que en realidad lo desconcertaba y ya habían pasado dos días desde aquello, pero no había vuelto a ver a Timba y en unas horas se reunirían para grabar, por eso estaba nervioso de nuevo. Acordaron seguir con normalidad, como si eso no hubiese pasado, pero no se sentía capaz y temía también por la reacción del mayor.

¿Y si ponía una excusa para no ir?... No, definitivamente no era gallina, era un pollo pero no un cobarde. Respiró hondo y se obligó a serenarse para poder terminar sus pendientes antes de que se hiciera tarde. Sin importar nada él iba a llegar a esa reunión.

Con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora