Una semana

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Salieron del laboratorio por el mismo lugar, aunque Mayo le mencionó a Rius que había otras dos entradas a su laboratorio, pero solo fue eso, una mención, quizá algún día se las mostrara. El androide tomó sus cosas y el pollo solo lo siguió con el huevo en brazos.

Rius no llevó muchas cosas, solo lo esencial; su propia almohada, su pijama y al menos tres cambios más de ropa para estar fresco y cómodo.

M. Bueno, vamos a enseñarte el cuarto. -Volvió a hablar una vez estuvieron en el recibidor.

A pesar de la amistad que tenían y lo cercanos que eran Rius jamás se había quedado en casa de Mayo, las veces que lo visitaba se la pasaban en la sala ya fuera solo jugando videojuegos o en una que otra fiesta con el resto de los compas. Ahora que lo pensaba mejor, Mayo era muy reservado con todos, hablaba si era necesario o si de verdad quería expresar algo, en todo lo demás era uno de los más tranquilos y además racionales, no por nada era un científico destacable a pesar de sus divertidos y explosivos fallos que molaban en sus videos.

M. Vale, ese es el cuarto de edición, ahí es donde puedo pasarme horas. - Habló de nuevo apenas subir señalando una habitación con puerta doble y luego abrió una puerta a la izquierda.- Este es el cuarto de huéspedes, tiene baño propio y cofre de ender por si lo necesitas. Mi habitación está al lado...ya vengo, debo buscar algo.

Y dicho esto dejó la mochila de Rius junto a la cama y fue a su propia habitación.

La habitación era bonita y acogedora a pesar de ser más pequeña que su propio cuarto, una ventana al lado de la cama daba calidez y luz natural que le encantaba al pollo. Justo frente a la puerta de entrada estaba la del baño, el cual además de la regadera tenía una bañera de prismarina, muy bonita.

Rius puso sus cosas en el baúl que había al lado de la cama y volteo a ver el espejo del tocador de madera oscura... Por un momento se preguntó cómo sería todo a partir de ahora, porque estaba consciente de que necesitaba decirles a los demás, pero no encontraba la forma adecuada para ello; además tampoco sabía qué decirle a Timba, podría no decirle nada, si Mayo había creído que era de alguien más podía seguir con ese cuento...aunque en cierto punto quería que lo supiera.

¿Por qué? Ni siquiera él lo sabía, no podía definir si era su sinceridad, un concepto extraño de responsabilidad, mantener la confianza con su ahora amigo o que aún conservara cierto sentimiento y esperanza de que con ello las cosas cambiaran...

Dio un suspiro largo y algo triste mientras se recostaba en la cama viendo el techo, con el huevo en su pecho acariciándolo suavemente. No sabía cuánto tiempo tardaría en salir pero seguro sería el suficiente para pensar después en esos asuntos, de momento sólo deseaba que su cerebro dejara de torturarlo con ello.

M. ¿Estás bien pollo? - cuestionó desde el umbral de la puerta con algo doblado en sus manos.

R. Si, yo...solo pensaba un poco las cosas, aunque quisiera distraerme... ¿Qué es eso? - curioso observó aquello que había traído hasta que lo extendió para mostrárselo.

M. Es algo así como una cangurera para bebés pero para el huevo, creo que te servirá, así no te cansas tanto.

R. ¿Tengo que cargarlo todo el rato?

M. Las gallinas generalmente se quedan en el nido, pero no creo que tú quieras o puedas quedarte en la cama hasta que salga.

R. Mmm...vale, tienes razón...¿Y tú porque tenías eso guardado?

M. Es donde cargaba antes a Pánfilo, él llegó como un huevo. - sonrió cuando vio al pollo sorprenderse ya que todos conocieron al pingüino ya caminando, así que continuó hablando.- Estaba paseando por una zona de nieve cuando tropecé con él, era blando para ser una roca y demasiado duro para ser simple hielo, así que lo desenterré...aún estaba tibio a pesar de estar solo, así que lo metí en mi ropa y busque un buen rato a su familia. Pasaron horas y no había ningún rastro, así que para el atardecer, decidí que yo lo cuidaría y lo traje a casa. Tuve que investigar un poco y le fabriqué esta cosa mientras encontraba la forma de incubarlo, pero una semana después rompió el cascarón y ya no fue necesario...aún así le gustaba que lo paseara dentro y que hiciéramos todo juntos, al menos hasta que creció y ya no pudo entrar.

(Se que no fue así como adoptó a Pánfilo pero es canon en mi universo, es dulce y tierno)

R. ...No tenía idea...tampoco lo hubiera imaginado...-pronunció lo último con algo de pena.

M. Bueno, a ustedes se los presenté después y no le di importancia a ello, sea como sea quiero a mi pequeño pingüino.

R. ¿Es...es difícil?...criarlos... ¿es difícil? - se le notaba nervioso, aunque era comprensible y al menos esta vez todo estaba bajo control.

M. No te preocupes por eso Rius, no te dejaremos solo, al menos yo no, siempre contarás conmigo. - sujetó su hombro en un gesto amistoso de apoyo.- Sobre criarlo... la verdad él creció rápido y desarrolló el instinto que todo pingüino tiene, yo solo le doy comida, casa y cariño, pero es prácticamente un adulto...el tuyo será un niño, no un compañero o mascota, además su desarrollo seguro será más lento, como un humano.

R. Solo espero hacer bien las cosas... -por inercia abrazó más el huevito.

M. Como muchas cosas de la vida, no hay una receta mágica para ser padre, pero sé que darías todo por él y eso es un primer gran paso, así inicias un buen camino.

R. Gracias Mayo, me alivia saber que al menos estoy haciendo bien algo jeje

Se puso la cangurera con ayuda de Mayo y el resto del día se dedicaron a jugar videojuegos solo por diversión, y tal como era de esperar, Mayo discretamente registraba en una pequeña libreta los movimientos de Rius. Obviamente no todos, solo los que hacía por instinto y de los que nunca se percató, instantes donde reacomodaba el huevo, lo giraba, se acurrucaba mejor entre los almohadones y cosas así.

Mayo avisó esa misma noche en todas sus redes que estaría ausente un tiempo y se alegró al leer que todos le deseaban lo mejor, que esperaban que todo estuviera bien y cosas así. Rius lo olvidó, lo haría al día siguiente, o quizá al siguiente, tenía la cabeza muy agitada para recordar con claridad cualquier cosa, solo necesitaba tiempo para despejarse...sería solo una semana...

Con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora