Capítulo 4

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Abby despertó por el sonido de una piedra golpeando el tronco de un árbol.

—¡Abby!—Escuchó desde abajo. Enseguida reconoció esa voz provocando su nerviosismo—Abby, baja, soy Marcel.

Con cuidado miró hacía abajo con el corazón en la boca, sus manos se sostuvieron de forma torpe evitando su caída.

—¿Cómo me encontraste?

—Casualidad—Hizo saber el guerrero—¿Necesitas ayuda?¿Te perdiste?

—¡No!—Negó—Solo tomaba un descansó, pensaba seguir cuando saliera el sol—Comentó sin bajar del árbol.

—Ya veo—Suspiró—¿Puedo acompañarte?

—Claro, Marcel—El nombrado no tardó mucho en trepar el mismo árbol y sentarse una rama alejado de Abby—¿Has visto a Benedict?

—No, nos dejaron los suficientemente alejados—Respondió el castaño—Estaba buscando el lago que nombró el instructor.

—¿No tienes agua?—El chico negó, comenzando a cerrar los ojos. Abby abrió su mochila llamando la atención de Marcel, sacó su cantimplora—Atrapala.

—No es necesario.

—¿Piensas morir deshidratado?—Pregunto sin recibir respuesta, Marcel siguió sin moverse, le pareció que Abby le ofrecía obligada y eso le causó dolor. Abby al notarlo aliviando sus palabras—Tienes que tomar agua, mañana tardaremos en llegar al lago, tomalo.

—¿No te molesta?—Volvió a preguntar, Abby lanzó la cantimplora, Marcel la tomó.

—No, para nada, si vamos a seguir juntos tenemos que compartir, ¿O no?—Sonrió, Marcel no solía negarse a la ayuda de sus compañeros—Así que bebe—Ordenó apuntandolo.

—Esta bien—Obedeció el castaño.

Pasaron la noche sobre los árboles evitando así a los animales salvajes, aún tenían tres días para llegar al cuartel. Abby demostraba su curiosidad por cada objeto que encontraba, como por ejemplo las rocas que tenían un extrañó color.

Las guardaba a todas en su mochila.

—¿Por qué te volviste guerrera?—Preguntó Marcel rompiendo el silencio.

—Quiero demostrarle a mis padres que soy tan capaz como Benedict—Contestó, Marcel asintió.

—¿Entonces escapaste?

—Básicamente—Siguió caminando, el castaño automáticamente la siguió para seguir hablando.

—¿Piensas volver?, digo, luego de nombrar a los futuros portadores nos mandarán a casa por unos días—Esa información era algo que Abby llevaba procesando durante bastante tiempo.

—Eso me asusta—Confesó—Volver a casa sin un poder de Titán, escapé por eso, y si no lo obtengo prefiero no volver—Muy a su pesar esas palabras no llevaban ni una pizca de mentira.

Marcel estaba sorprendido y algo confundido, Abby era una chica con mucho orgullo que no aceptaba una derrota.

Marcel cada vez la conocía más.

—¿Te parece linda esta piedra?—Pregunto repentinamente Abby alzando una piedra de extraña forma de un color gris profundo—¿Debería llevarla?

—Creó que es bonita—Tras eso, Abby guardó la roca en su bolso—Te gustan las rocas, ¿Eh?

—Si, me gusta coleccionarlas—Contó—En realidad a mamá le gustan, si regresó se las daré.

—¿Qué hace con las rocas?—Siguió preguntando el castaño, aprovechando las preguntas para acercarse cada vez más.

—Parte las rocas y forma pequeñas piedritas, hace collares—Abrió su sacó para comenzar a rebuscar, Marcel apartó la mirada ruborizado—Mira—Mostró el collar con cuatro piedritas brillantes, formaban la palabra Abby.

—Es muy bonito—Sonrió Marcel, Abby esbozó una sonrisa agradecida.

Sus miradas se conectaron, Abby sonreía, por un momento había olvidado los nervios que le provocaban estar cerca de Marcel.

Por otro lado Marcel podía sentir los latidos de su corazón en su cabeza, por un momento creyó que Abby también era capaz de escucharlo.

—Vamos, sigamos—La chica sin dejarlo responder comenzó a avanzar casi corriendo.

Marcel suspiró para seguirla con medía sonrisa, tenía la esperanza de que en algún momento sus sentimientos fueran correspondidos de la misma manera.

Marcel suspiró para seguirla con medía sonrisa, tenía la esperanza de que en algún momento sus sentimientos fueran correspondidos de la misma manera

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Corazón de oro / Marcel GalliardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora