Prólogo

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Una joven chica de no más de 8 años caminaba por las calles de Liberio, cargaba con un cesto de ropa que acababa de recoger de la casa de unos vecinos.

Delante de ella se encontraba su madre quien cargaban otro cesto.

El cansancio la invadía, llevaba toda la tarde recogiendo ropa. Madre e hija trabajaban lavando ropa de los vecinos, tejiendo y cosiendo prendas para lograr mantenerse.

A pesar de ser una familia humilde no dejaban que la tristeza les quitará la sonrisa del rostro, Cassandra y Kento tenían un gran motivo para no rendirse, se motivó es su amada hija quien siempre les sacaba una sonrisa con su torpe forma de ser.

-¿Estás cansada?-Pregunto Cassandra viendo de reojo a su hija, al percatarse de la mirada de su madre negó energética.

-¡Para nada!, estoy bien-Dibujo una amplia sonrisa-Solo pesa un poquito-Se refirió a la cesta.

Detrás de ella una mujer de unos 20 años tomó con delicadeza el brazo de Cassandra.

-Señorita Cassandra, mi nombre es Mónica, mi madre es Sandaba-Cassandra asintió sonriendo-Le entregó el dinero que ella le debe, me enteré se su deuda y lo lamentó.

Le entregó una bolsa con una cantidad importante de monedas.

-¡Gracias pero no hacia falta!, le dije a Sandaba que podía esperar.

-Para nada.

Durante dos meses la mujer no le había entregado dinero a Cassandra pero como era una mujer anciana incapaz de hacerlo sola, el buen corazón de Cassandra impedía no ayudarla.

Mientras las mujeres hablaban no se percataron que unos niños se acercaban a pasó acelerado, parecían hacer una carrera pero lo que en realidad sucedía era que un hermano mayor perseguía al niño menos.

-¡Porco!¡Basta ven aquí!-No parecía enfadado, le divertía la situación de perseguir a su hermanito.

Tras un descuido, el menor cayó sobre la chica quien al intentar tomarlo en brazos para evitar que se hiciera dañó lanzó la cesta de ropa logrando tomarlo en sus brazos.

-¡Abby!-Grito alarmada su madre.

-¡Marcel!-Otra voz femenina se unió-¡Porco!¿Qué te dije?

-Perdón-Río un poco antes de reincorporarse con ayuda de la chica.

-¿No te hiciste dañó?-Pregunto analizando al niño quien negó-Deberías tener más cuidado.

-Lo tendre, Abby-Solto su mano para correr hacia su hermano-¿Otra carrera?

-No, acabas de caerte-Porco podía ser un niño que a pesar de caerse mil veces se volvería a levantara con tal de jugar con su hermano mayor-¿Te lastimaste?-Se dirigió a la niña.

-¡Estoy bien!-Tomó nuevamente el cesto de ropa, sonrió para caminar hacía su madre-Adios, tengan cuidado.

Estaba ansiosa por llegar a su casa y encontrarse a su hermano, hace poco habían comenzando con el programa de guerreros, Abby era parte de ellos juntó a su hermano pero sus padres no sabían acerca de que la niña estuviera involucrada.

Al llegar a la casa dejó el cesto para correr hacia su habitación compartida con su hermano.

-¡Benedict!-Caminó a paso lento para envolverlo en un abrazo, Benedict se sobresalto.

-¡Abby!-Le devolvió el abrazo con cariño-¿Ya terminaron con la ropa?

-¡Claro!, bueno en realidad no pero ya la tenemos aquí y más tarde la lavaremos-Comentó riendo. Su emoción se debía a que al día siguiente los recogerian para llevarlos al cuartel.

-¡Llegué!-Esa voz era de su padre. Ambos hermanos corrieron escaleras abajo con rapidez.

Risas, charlas, emociones y bromas se repartieron esa noche inolvidable en su casa.

Abby esperaba no decepcionar a su familia, se daba ánimo a si misma para no retractarse de su decisión.

Abby esperaba no decepcionar a su familia, se daba ánimo a si misma para no retractarse de su decisión

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Más tarde ese cortó prólogo sera mejorado agregando diálogos y mejorando ortografía. ¡Esperó les haya gustado!, bye💛💗❤💚💜

Corazón de oro / Marcel GalliardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora