Sin nadie que le de amor, Alex busca refugio en lo único que puede mantenerla viva. Su indiferencia y sarcasmo, es lo único que la ayudado a sobresalir y no parecer una loca al ver fantasmas. Su vida la tenia clara, se quedaría sola y moriría así, e...
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╚»A C C E S A C E P T«╝
El ser inmortal llegó a su casa aturdido, no entendía porque tenía tanto interés en esa chica. Ella no era la indicada, no veía la espada. Entonces, ¿Por qué seguía encontrándosela?. Esa era una pregunta que se hacía constantemente cuando la veía.
Al ver frente a él la puerta de su casa, la abrió y con un suspiró bajo las escaleras que daban hacia la sala. A unos pasos, sentado en un sofá, el ángel de la muerte lo notó y sonrió socarronamente al ver su expresión.
—¿así que al fin morirás?
El goblin detuvo sus pasos, por detrás de él.
—el rumor dice que mueres si tu novia aparece.
—por desgracia no es así. —respondió el inmortal de malhumor— Ella no ve la espada.
—bueno, tal vez aún —el ángel de la muerte recalcó la palabra en alto— no la ve. —carraspeó con burla— ¿Deberías desnudarte? No lo sé, aún es muy joven. Cuanto tiene ¿dieciséis?
—diecisiete.
—oh que escucho. ¿Las sirenas?—el ángel de la muerte hizo su mano en forma de teléfono y lo coloco en su oído mirándolo— ¿Alo policía? —bajó su mano serio— ella es muy joven, sabes.
—exactamente, así que déjala en paz.
—¿Por qué la estas protegiendo? No puede ver la espada.
—alégrate y ya. Voy a estar aquí años.
—vete a otro país, habrán más rubias. —el inmortal bufó— Me es difícil trabajar, contigo aquí. Entrometiéndote en mis asuntos.
