Father
La brisa fresca de los últimos días otoñales golpeaba contra tu rostro, creando un efecto carmesí en tus mejillas y naríz, sin embargo no lo sentías, estabas lo suficientemente furiosa y metida en tus problemas como para notarlo, con este hecho se podría confirmar que 》el frío es psicológico.《 Apretaste tus puños, casi dejando marca de las uñas en aquella parte de la piel. Tus dientes aprisionando tu labio inferior impedía que un grito, bastante necesitado, escapara de tu interior. A grandes zancadas, ya te encontrabas en la esquina de tu edificio, del cual ahora deseabas no haber salido nunca y dejarte llevar por el pelirubio; "Creo que es hora de afrontar la verdad, hazlo por mí."
Claro, ¿Y cómo habían acabado? A veces deseabas no ser tan manipulable, principalmente cuando se trataba de él.Querías tomar tus maletas y huir, bueno, no tal como huir, tan sólo unas malditas y bendecidas vacaciones que hicieran olvidar el mal trago de hace rato, que hicieran olvidar cómo te dejaste llevar por un imbécil y caiste justo a la boca del lobo. Chasqueaste la lengua, justo antes de adentrarte al edificio sin siquiera voltear hacia el recepcionista, quien se la pasaba emitiendo sonidos extraños cada que se adentraba al mundo de candy crush, desconectádose del real, era un tipo extremadamente extraño, pero amable.
Las puertas del ascensor fueron abiertas y el mal gusto de una pelea reciente seguía instalado en tu boca, al igual que la bola de enojo, miedo y nervios en tu interior, recorriendo cada parte de tu anatomía. Querías, no, deseabas regresar y golpear con todas tus fuerzas a ese ser despreciable que, muy en el fondo, nunca podrías llegar a odiar completamente.
Introdujiste la mano en tus bolsillos antes de tomar la llave, pero un obstáculo se interpuso entre la puerta y tú, más bien, alguien. Y en muy mal estado."Por supuesto", pensaste. Un gemido ahogado se escabulló por tus labios al divisar las condiciones del chico, con notoria desesperación te inclinaste hasta quedar a su altura, de cuclillas, observando cada moretón, cada lastimadura. Casi llegaste a sentirlos en tu propia piel. Tu rostro detonaba culpa, y ¿cómo no? ¿acaso no fue todo eso por ti? Desde tu interior, un gran esfuerzo por no echarte a llorar allí mismo en el pasillo pidiendo disculpas efusivamente. En cambio, te apresuraste por meter la pequeña pieza de metal en la cerradura y ayudar al rubio a adentrarse, sinceramente aún no creías de dónde salían las fuerzas.
Procediste a dejarlo de manera cuidadosa sobre el sillón. Él se encontraba algo desorientado, su brazo cubriendo estómago y costillas, donde seguramente lo habían golpeado hasta el cansancio, cabello desalineado, largas gotas de sangre recorriendo su rostro perfecto, que por razones obvias ahora lucía cansado y adolorido. Pero muy a pesar de toda esa mierda, él seguía sonriendo como el arrogante que era. Deseabas borrarle esa sonrisa bochornosa, pero ya tenía suficiente de golpes por el momento. Volviste a colocarte en la misma posición de hace algunos segundos, en el pasillo. Sus miradas por fin hicieron contacto, y no tenían como propósito ceder ninguna. Tuviste el impulso de llevar tus manos a sus mejillas, pero te frenaste a medio camino, él lo notó y frunció el ceño.
---Dios, lo lamento tanto... todo esto es mi culpa, no debí dejarte acompañarme ni convencerme de nada... Te ves terrible.--- Tu voz tembló, esta vez no de furia como hace aproximadamente una hora atrás, sino de miedo.
---He estado peor.--- Bromeó él, como lo hacía siempre. Demonios, ¿cómo siquiera se atrevía a seguirlo haciendo? Incluso podías llegar a ver una carcajada atorada en su garganta. Estaba completamente desecho físicamente, pero su idiotez seguía intacta.
Negaste soltando un suspiro retenido, volviste a pararte y él tomó tu brazo, reteniéndote, sobaste su dorso dejándole saber que volverías rápidamente, por lo que cedió. Diste media vuelta encaminándote hacia el baño por el botiquín de primeros auxilios, recordando cada palabra, gesto e insinuación de tu progenitor hacia ambos. Porque sí, era él quien los insultó, y ¿para qué negarlo? Era él, o más bien sus hombres, quien habían golpeado a Jungkook, dejándolo en su actual estado. Era una porquería, de tan sólo pensarlo te hacía arder el cuerpo de rabia. Tenías razón desde el principio y el rubio estaba equivocado, ¿de qué había servido hablarlo? ¿qué se supone que harían ahora? ¿seguir viéndose en secreto? Ya no había excusas, porque sólo podías divisar a ese chico, que siempre estuvo a tu lado desde que se conocieron, golpeado y maltratado por tu padre. Por tu culpa.
![](https://img.wattpad.com/cover/216958661-288-k84747.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Jungkook; Dirty Shots
RandomUna serie de determinadas reacciones eróticas junto a Jeon Jungkook. [Contiene contenido adulto.] [No se aceptan pedidos.] [No se aceptan adaptaciones sin mi consentimiento.] [Reacciones 100% mías.] •Si este tipo de contenido no es de tu agrado, te...