Fútbol en tacones

Capítulo 29: "5 años lejos de ella: El frío también quema"

4 horas y 50 minutos después, Luk continuaba esperando sentado en piso de la entrada, Luk espero que volviera, espero que ella regresara en algún momento, que su amor fuera más grande que el dolor por su engaño y pudiera perdonarlo.

Pero no pasó. A cada segundo que pasaba la desesperación se iba tomando su cuerpo, la había llamado mil veces, llamó a su suegra, a su cuñada, pero nadie le contestaba, desesperado había ido a su apartamento de soltera, pero ya allí no estaba, frustrado se había tirado en el suelo, no sabía qué hacer y su conciencia cruel le pasaba en cámara lenta todos aquellos buenos momentos que habían compartido juntos.

Se negaba a dejarla ir de su vida, había aprendido a vivir con ella y su compañía, se negaba a la soledad, que de pronto embargaban su alma, corazón y hasta su propia casa.

Se maldijo de nuevo ¿Cómo había sido tan cabrón? Desquiciado acabó con los cuadros, con los vasos, estrelló el florero que su madre le había regalado y en su closet cogió la pijama azul de ella –su favorita- y la apretó contra su pecho, se estaba enloqueciendo, perdiendo la razón, buscó la botella de Jack Daniel's y sin necesidad de un vaso, solo tomó de ella. La extrañaba y eso que se acaba de marchar, se maldijo por todo el daño que le causó y sin darse cuenta se tomó toda la botella. Borracho y profundamente herido, se tiró en el sillón donde la encontró cuando llegó y se condenó mil veces lo que le había hecho.

En el sofá aún estaba su olor y embriagado en él, lloró, lloró como un niño pequeño, él no era hombre de lágrimas, pero ¡Joder! Sin ella, él se sentía como huérfano, perdido, sin rumbo, olvidado. Desde el momento que salió de Múnich, él sabía que estaba perdido, en todo el trayecto a casa no pensó en otra cosa que la manera en que le iba a decir aquello, ¿Qué porque le dijo? Le dijo porque pensó que era justo que se enterara por él, además necesitaba pedirle perdón, necesitaba saber que aunque había fallado, ella lo amaba y no lo dejaría, ¿pero en que pensaba? Ella no lo perdonaría, no podía, cerró los ojos y Se maldijo mil veces y maldiciéndose se quedó dormido sin querer, sobre las 6 de la mañana, cuando unos toques en la reja de la entrada, lo alertaron sobre la presencia de alguien allí.

Era Daniel, se levantó del sofá con un insoportable dolor de cabeza y oprimió el mando a distancia para dejarlo entrar, quizás él supiera algo de su mujer.

Cuando entró Daniel, no preguntó absolutamente nada, y sin compasión y más colérico de lo que jamás recuerda estar en su vida, le propició un potente derechazo que mandó a Lukas al suelo.

—¡¿CÓMO PUDISTE SER TAN CABRÓN?! —Luk se puso de pie sangrando y entonces sin avisar Daniel lo golpeó otra vez. — ¡HIJO DE PUTA, ¿en qué coños pensabas para hacerle eso, ah?! te casabas en 2 semanas, con la mujer que amo y aun así ¿la engañaste?

Lukas estaba en shock, ellos nunca habían llegado a golpearse y no recordaba jamás a ver visto a Daniel tan enojado, con el alcohol aun por sus venas Lukas reacciono ante sus palabras de mala manera.

—¡JODER!, LO SABÍA, YO LO SABIA. —gritaba. —SABÍA QUE NO LA MIRABAS COMO MI MUJER, SABÍA QUE LA DESEABAS, ERES UN MALDITO MALNACIDO. — y lo golpeó en su pómulo derecho, tras una serie de puños y patadas, donde Daniel golpeó más a Lukas, los ánimos estaban más que encendidos.

—ES MI MUJER JODER, LA MUJER QUE AMO, LA FUTURA MADRE DE MIS HIJOS, NO PUEDES DESEAR A MI MUJER.

—TE EQUIVOCAS, TE EQUIVOCAS SERIAMENTE, ELLA YA NO ES TUYA, TU LA PERDISTE, LA ENGAÑASTE DESGRACIADO. —bajando la voz siseo, llenó de furia. —La amo y me hice a un lado por ti, te deje el camino libre porque pensé que la amabas, yo la vi 3 veces primero que tú, yo fui el primero en notar su perfección y aun así cuando apareciste tú, me hice a un lado, porque tu decías amarla y la hacías feliz, deje escapar a la mujer que amo, porque mi amigo del alma, mi puto hermano, la amaba, ¡Joder, Lukas!, te la deje para que la amaras, para que tú la cuidaras, no para esta mierda.