Prólogo: "así empieza, lo que terminaba"

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Y ahí estaba ella, Carolina Peitz, Vestida de novia, con su Vestido de mikado de seda con aplicaciones de encaje dorado con pedrería oro y cola extraíble, tiene un escote de tul de cuello a caja y manga larga con aplicaciones bordadas y transparencia de escote corazón delante y transparencia hasta la cintura en la espalda, su Falda es cúpula, lleva su basto cabello castaño claro en un recogido -Bastante elaborado a decir verdad- unos pequeños aretes de oro y su anillo de compromiso, estaba nerviosa y no solo lo demostraba el constante repiquetear de su zapatilla dorada contra el suelo de madera, mientras esperaba en la antesala del salón donde se celebraría la boda, no, lo que hacía más evidente su estado de nerviosismo era la manera en la que se pasaba repetidas veces las manos por la falda del vestido, alisando las inexistente arrugas.-se trataba solo de un tic que tenía cuando estaba nerviosa.- a su alrededor las damas de honor con sus impresionantes vestidos plata de dos estilos: el primero un vestido ceñido pero con vuelo desde la cadera baja, con detalles en la cintura y la cadera, largo hasta el piso, con un solo hombro y con un velo que le colgaba y le hacía parecer una ala, de un tono plateado espectacular -en serio aquel era un hermoso vestido.- y el otro era un vestido plateado, también, con un escote en forma de corazón, pero con un velillo decorado que le daba un toque de sofisticación, con detalles de pedrería en la cintura y por supuesto también ceñido al cuerpo, pero con vuelo en la cadera Baja, largo hasta el suelo, pero sobrio como ningún otro. Eran 8 damas de honor y todas están allí en ese momento, todas hablaban de la boda, de lo bonito que estaba saliendo todo o de cualquier cosa en general, ellas parecían muy relajadas.

Su madrina de bodas, su hermana Alexa, se acercó a ella con su hermoso vestido fucsia, largo hasta el piso, con encaje negro hasta su cintura y escote en forma de corazón, un pliegue en la falda y una cola considerable.

—Ya deja de pasar las manos por el vestido, lo dañarás—la regaño.

— Estoy nerviosa. —dijo ella a media voz.

—Todo saldrá bien. —Dijo Alexa. —Ya hay muchas personas allí, pronto llegará el momento.

Ella asintió, en el salón de evento había muchísima gente, estaba su madre, sus amigas y sus compañeros. Pero allá, a tan solo 500 metros del salón de espera de la novia, estaban 3 hombres (dos rubios y un castaño) esperando por ella. Frente al altar está el primero, él se acomoda el traje, mira la hora, sonríe a los invitados y está ansioso porque inicia la música que anuncia la llegada de su prometida, él sabe que al final del día él será su esposo, su compañero de vida y ella y solo ella será su mujer. Por su parte el otro hombre, está contando los minutos que faltan para poder huir de allí, huir lejos, dejar de lado tanto formalismo y marcharse de allí a llorar como desea hacerlo, pocas cosas en la vida duelen tanto, como duele ver casar con otro hombre a la mujer que amas y más aún cuando sabes que si hubiese sido distinto serías tú quien estaría esperando por ella. ¡Dios bendito, como dolía!. Por último, el tercer hombre en el salón estaba más calmado, su corazón estaba roto, sí, pero le bastaba verla feliz para entonces serlo él también, la quería tanto, tanto, que su amor por ella le permitía dejarla amar por otro, mientras él la amará como la amaba él mismo, su amor era tan fuerte como ella misma, capaz de amar con el corazón roto.

Cuando la música comenzó a sonar uno de los tres se acercó a ella, uno de los tres la llevaría al altar, uno de los tres se casaría con ella y uno de los tres terminaría más roto que los demás. 1 ganador 2 perdedores. Porque a veces, cuando la vida cruza en tu vida personas como Carolina, las consecuencias son catastróficamente bellas, dolorosamente perfectas.

Dicen que se muere de 3 maneras: la primera cuando dejas de respirar, la segunda cuando alguien pronuncia tu nombre por última vez y la tercera cuando te enamoras y no te corresponden. Nadie tiene que decírselo a ellos, dos de ellos están muriendo por la tercera manera.

—Todos deberían tener una carolina en su vida.-afirmo uno de ellos, cuando la vieron entrar. —Y debería ser eterna en la vida de cada uno.

Sí, ese día empezó, lo que terminaba.

3 vidas, una chica, un momento, un error, un sueño, un dolor y un amor fragmenta en 3, a veces se ama en tres dimensiones, 3 direcciones, en 3 corazones. Porque Existen pequeña casualidades que te cambian la vida, pero entonces cuando la amistad y el amor se cruzan y a alguien le toca sufrir. ¿Quién o quienes sufrirán esta vez?

Fútbol en taconesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora