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Suspire frustrada en cuanto volví a escuchar el maldito buzon de Quil, lancé mi celular a la cama y mis manos se fueron a mi rostro.
-pasa-dije a mi nana en cuanto ella toco la puerta
-no bajaste así que te traje el almuerzo aquí-mi nana me paso la bandeja y yo sonreí.-¿Estás bien mi niña?-preguntó mientras sus manos colocaban un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, comí un bocado de pastel de atún y tomate antes de contestar
-es Quil no responde mis llamadas.
-puede estar ocupado.
-no lo entiendes nana.-lágrimas se acumularon en mis ojos antes de seguir.-es lo mismo que nos hicieron Jake y Embry antes de desaparecer. No quiero que Quil me abandone como ellos lo hicieron, ¿Qué será de mí?.
-hey shh tranquila. No creo que eso vaya a pasar mi niña, Quil te quiere mucho más que Jake y Embry, de una manera más especial.
-¿Qué tratas de decir nana?.
-tú sabes lo que estoy diciendo. Soy anciana no ciega. Ustedes dos siempre han tenido algo especial y único.
-ay nana no sabes lo que dices.
-si quieres seguir haciéndote la ciega hazlo querida, aún eres joven y tienes tiempo. Y si estás preocupada ve a su casa seguro que estaba ocupado. Ese chico es bueno pero distraído.-sonrió mi nana antes de salir de mi habitación
<<Sutil para decirle bobo>>
Termine de almorzar antes de levantarme y lavarme los dientes. Tomé una chaqueta para salir de casa y dirigirme a la casa del Ateara
-hola señor Ateara ¿se encuentra Quil?.-pregunte en cuanto el abuelo de mi amigo abrió la puerta
-Emma...-pude notar como mi presencia lo incómodo y observo a su sala para volver su vista a mi dirección.-lo mejor es que te vayas y te alejes de Quil, es por tu bien. -después de decirme eso cerró la puerta, mi corazón se encogió y lágrimas rebeldes cayeron por mis mejillas
-¡sé que estás allí Ateara y eres un cobarde por no enfrentarme!.-grité rodeando la casa para llegar a los ventanales que daban a la sala y pude notar a varios hombres que identificaba muy bien, sus grandes cuerpos y su estúpido tatuaje.-¡eres un traidor Quil, te odio!-mis labios temblaban y mi corazón dolía.
Podía reconocer a mi amigo sentado entre Jake y Embry que me miraban con lástima mientras abrazaban al de rulos que se tapaba el rostro.
Sin decir más ni deseaba dar más lastima decidí irme a la playa para agobiar mis penas y tratar de calmarme pero estaba muy dolida. Veía algunas personas felices y sentía resentimiento
