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~Quil Ateara POV~
Estaba con la manada comiendo del pastel de Emily hoy era su cumpleaños así que entre todos decidimos organizar un almuerzo, claro que de todos modos ella con las niñas decidieron hacerse cargo de preparar la comida en cuanto Embry prendió fuego al sarten quemando un poco la pared de la cocina.
-esta rico el pastel, ni se siente el bizcocho quemado de Paul-se burló Jared antes de que Lahote le gruñera pero nos detuvimos en cuanto un olor apestoso nos llegó
-sanguijuela-todos salimos corriendo de la casa para transformándonos
《Admitire que es fascinante cambiar de forma》dije en cuanto toda la manada se transformo
《Concéntrese, la sanguijuela está por el sur》me regaño Sam
《Espero equivocarme pero creo que el olor proviene de la casa de Emma》aviso Embry preocupado por nuestra amiga, yo de inmediato comencé a correr más rápido que todos ignorando la orden de Sam
《Si algo le sucede a Emma no me lo perdonaré》
Mis patas nuevas me era difícil acostumbrarme, me había transformado hace apenas unos días y esta nueva vida no era fácil de adaptar. Pero mi objetivo era proteger a Emma y asegurarme que estaba bien.
Senti una furia muy grande en cuanto vi como la sanguijuela lanzaba a Emma contra un árbol y pude olor a sangre que salia de su cabeza. Me apresure en saltar adelante suyo para hacer frente a la sanguijuela. Observé un segundo a Emma y me quede petrificado con su verde mirada.
《En cuanto la vez, ya no es la gravedad la que te sostiene sino ella, millones de lazos de acero te unen a ella. Serás todo lo que necesite, un amigo, un hermano, un protector》
《¡Eso Quil! ¡Bien hecho, Emma ya pertenece a la manada!》celebraron Jake y Embry en cuanto se dieron cuenta de mi imprimación en Emma
-lárgate lobo estúpido esa humana me pertenece-el comentario posesivo de esa sanguijuela hizo enloquecer a mi lobo
《¡¿Tuya?! ¡Emma es mía!》no pude esperar a la llegada de mi manada, el tono de posesión que había utilizado me hizo querer matarlo, se volvió personal
《¡Quil espera!》
Mi manada trato de tranquilizarme pero ya era tarde, me había lanzado contra la sanguijuela que el maldito pudo esquivar una mordida que iba directo a su pie. Solté un quejido cuando el imbecil me dio un golpe en la cara
