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La paz inundaba la habitación, madre e hijo estaban acostados en la cama mientras la mayor acariciaba la cabellera rubia del menor, ambos eran vistos por el Rey.

El pequeño príncipe estaba apoyado en el vientre de su madre, su sonrisa mostraba su emoción.

— Ya sé que será — dijo mientras acercaba su orejita al estómago de la reina.

— ¿En serio? ¿Y que crees que va a ser? — pregunto la mujer con curiosidad.

— Una niña — respondió el niño mientras abrazaba la pancita de su madre.

Su corazón le decía que el bebé que vendría en camino sería una princesa,  una pequeña niña que él amaría con todo su corazón.

— No importa que hagas, yo te cubriré en todo, hermanita — prometió en un susurro al gran abultado vientre de la reina.

Los reyes al ver eso sonrieron divertidos, Heinrey era un niño muy travieso, pero desde que su madre quedó embarazada se comportaba mejor, era evidente que esperaba con ansias la llegada del bebé.

La reina miró a su esposo con un brillo especial en sus ojos, pese a todo lo que habían pasado la tranquilidad en ese momento era indescriptible.

Pero como bien dice, la paz antes de la tormenta.

××××××

Actualmente...

La tensión en la habitación era muy notoria.

Heinrey estaba de brazos cruzados viendo a su hermana de manera inquisidora, en cambio, Amira lo miraba con seriedad, no iba a mentir, diría toda la verdad.

— Yo... Nos besamos porque soy somos amantes — hizo una mueca, ahora que lo decía así sonaba horrible.

El príncipe suspiró, en vez de enojarse miró con tristeza a su hermana, se acercó con rapidez y la estrechó entre sus brazos, la joven aceptó el abrazo, pues tenía miedo en que este se decepcionara de ella.

— ¿Te obligó? ¿Se aprovechó de ti? Si es así yo te protegeré — preguntó mientras acariciaba el cabello de la princesa.

Amira negó mientras se separaba un poco y acomodaba mejor la camisa que traía puesta, para Heinrey no pasó desapercibido aquella prenda, y de alguna manera le atormentaba saber cómo es que su hermanita la obtuvo.

— No me obligó a nada, al igual que tampoco hizo algo sin mi consentimiento, yo... Decidí poner mis interés arriba de los demás por primera vez — respondió la princesa mientras caminaba a su cama — Heinrey, escúchame, puede sonar horrible, pero quiero que entiendas mi sentir, no te pido que estés de acuerdo, solo... Déjame explicarte — pidió mientras se sentaba y colocaba una almohada en su regazo.

El príncipe asintió ante la petición de su hermana, no sabía que había pasado en esos días que no estuvo, no sabía que había ocurrido para que ella aceptara ser la amante del Emperador, no sabía nada, y no iba a juzgarla por algo que no entendía, así que escucharía, analizaría, pensaría y opinaría, más jamás la obligaría a algo.

Se acercó a su hermana, jaló una silla y se sentó frente a ella, guardaría siencio, no interrumpiria si no era necesario.

— Te escucho, hermanita.

Amira sonrió agradecida para después inhalar profundamente, abriría su corazón y sus pensamientos a su hermano mayor, solo esperaba no ser juzgada por él.

Lost princess » [Sovieshu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora