Lost princess » [Sovieshu]

Special Two: Brothers forever...

Nota: Basado en un lugar donde Amira jamás fue una Whitemore.

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Un niño de diez años corría por los pasillos del palacio con un infante de tres años en brazos, ambos eran hermanos por lo cual compartían aquel cabello rubio y esos ojos morados que caracterizaban a los príncipes.

La meta de ambos era ir a la habitación de sus padres, atras de ellos iban dos guardias para asegurar su protección, pues la noche anterior unos asesinos se infiltraron al palacio, por fortuna se pudo acabar con ellos, pero por seguridad se mantuvo a los príncipes en un lugar seguro por varias horas.

Ahora que ellos ya eran libres de estar encerrados buscaban a su padre para saber si aquella pequeña criatura que nació en la mañana del día anterior se encontraba bien.

— ¡Padre! — llamó el mayor de los príncipes al ver a un hombre de cabello rubio justo igual al de ellos — ¿Ella...? — no se atrevió a culminar la pregunta.

El rey despidió a los soldados para poder hablar con sus hijos, no los iban a regañar por haber interrumpido en su conversación, pues entendía la preocupación de ellos, despues de todo era lo mismo que él sintió cuando vio que los asesinos iban en busca de ser que mas amaba.

— Ven — le ordenó al mayor de sus hijos mientras cargaba al menor.

Heirey, el pequeño de tres años, miraba a su padre mientras lagrimas amenazaban salir por sus hermosos ojos, estaba aterrador, tenia mucho miedo, desde que supo que su madre esperaba un bebé se hizo a la idea de que lo cuidaría de todo y todos, pero ahora... temía haberla perdido sin tan siquiera haberla conocido.

— Tranquilo Heinrey, ella está bien — aseguró el rey Walton II mientras limpiaba el rostro de su hijo.

— ¿Lo dices enserio? — preguntó con ilusión, cuando el mayor de los rubios asintió el menor sonrió con alegría — ¡Vamo'! — exclamó mientras alzaba un brazo con la mano empuñada.

• • •

Una mujer de cabellos castaños miraba con dulzura el bulto que sostenía en brazos, había temido perderla la noche anterior, pero ahora la tenía en sus manos, sana y salva.

"Le estaré eternamente agradecida a Khalil, gracias a él te tengo en mis brazos" pensó con una sonrisa mientras acariciaba la nariz de la bebé con la suya.

Cuando la puerta fue abierta de golpe la mujer estiró una de sus manos a la espada que yacía cerca de ella, su marido se la había dejado en caso de que algún intruso pasara de los guardias de la habitación.

— ¡Mamá!— Walton III corrió a su madre, cuando la reina vio que eran sus hijos y esposo soltó el arma para acercarse a ellos.

— ¡Mi hermanita! — el pequeño Heinrey corrió atrás de su hermano.

La reina rió levemente al ver a su hijo menor correr a ella para poder ver y conocer a la princesa, miró al mayor y sonrió felizmente al ver que este miraba con ilusión el bulto, el rey se acercó a su esposa e hijos para después ponerse atrás de los niños y agacharse al mismo tiempo en que la mujer se inclinaba para que pudieran ver a la bebé.

— Ella es su hermana, y desde hoy deben prometerme que la cuidaran — dijo el rey mirando a la niña.

— Lo prometo, padre — prometió el pequeño Walton mientras acariciaba la pequeña pelusita rubia que la bebé tenía como cabello.