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"¿Cómo llegué a esto?" Se preguntó mentalmente Amira en su forma de ave.

Navier acariciaba a la pequeña ave mientras Heinrey miraba nervioso a su hermana.

— ¿Así que Reina tiene una hermana? — preguntó encantada la Emperatriz mientras abrazaba a la linda ave — ¿Cómo se llama? — preguntó.

Heinrey se puso nervioso, no sabía que decir, y Amira miró burlona al príncipe.

— Se llama.... Céline — dijo recordando el nombre de su abuela.

— Oh, que bello — comentó Navier mientras le daba un beso en la cabeza a la ave, cuando Heinrey vio eso frunció el ceño, Amira con burla se acurrucó en los brazos de la Emperatriz, por lo que veía el rubio quería ser el único mimado de la mayor.

La menor solo había querido salir y volar para distraerse, pero para su fortuna Navier la vió, Amira se le acercó con curiosidad hasta que llegó Heinrey y dijo que la ave era hermana de Reina.

"Al menos estoy siendo mimada por la emperatriz"

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Dos aves similares volaban mientras cargaban una gran caja.

"¡Se supone que iba a dar mi regalo, no el de él!" Pensó la hembra mientras golpeaba con una ala al macho, el cual chilló.

Amira soltó el regalo y le dejó todo el pesor a Heinrey, luego de ello se acercó a la ventana y la empezó a golpear con su pico.

La Emperatriz abrió la ventana y dejó entrar a las dos aves que iban muy cansada.

— ¡Reina! ¡Céline! — exclamó la rubia mientras se acercaba a ambas aves — ¿Cargaron con este peso? — preguntó mientras agarraba la caja.

Ambas aves se tiraron en la cama de la Emperatriz para poder descansar.

— No imaginaba que Heinrey fuera un amo tan cruel, tendría que haberlo traído él mismo o haber enviado a alguien, ¿No creen? — les preguntó, la hembra asintió y el macho negó.

Navier se rió al ver cómo es que ambas aves tenían una mini lucha de miradas, primero le preocupó que se pelearan pero se calmó y divirtió al ver cómo Reina se lanzaba a la menor para abrazarla.

— Se llevan muy bien — comentó la rubia al ver cómo "Céline" se dejaba mimar por Reina.

— ¡Pío! — exclamaron ambas aves con lo que Navier pudo identificar como una confirmación.

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— Ya, ya, ya, tranquilo — intentó calmar Amira al príncipe Heinrey, el cual lloraba en la falda de la rubia.

— Dijo que era exagerado — lloriqueo el rubio, la menor sonrió divertida y acarició el cabello del mayor.

— Es que lo fue, ¿Por qué tantas joyas? — preguntó ella, pero su amigo la miró con dolor — estoy segura que le gustó, pero te escapaste antes de que lo dijera — intentó tranquilizarlo.

Desde niño me imaginé así... Hermanita — susurró el príncipe mientras se acomodaba mejor, la rubia se sorprendió tanto que dejó de mimarlo — ¿Por qué te detienes? Síguele, o seguiré llorando — cuando la menor escuchó eso rió y siguió mimando a su amigo.

Luego de unos minutos pudieron escuchar a McKenna decir algo, más no pudieron entenderle.

— ¿Que sucederá? — preguntó Heinrey mientras se ponía de pie y acomodaba mejor su camisa.

Lost princess » [Sovieshu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora