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"Amira y una castaña se encontraban acostadas en pasto del jardín mientras observaban las nubes, un pequeño pájaro captó la atención de la rubia.

— ¿Crees que algún día podré ser libre como aquella ave? — Preguntó la menor mientras señalaba el ave azul.

— Claro que sí, algún día podrás salir con toda la libertad del mundo, y yo estaré allí para ver lo feliz que serás — respondió la castaña mientras le dedicaba una sonrisa.

— Quiero que siempre me acompañes, eres mi prima favorita — le dijo con una sonrisa.

— Siempre lo haré — prometió la mayor.

La sonrisa de Amira poco a poco desapareció cuando su entorno cambió, el ruido de gritos y llantos se escuchó.

— ¿Fran? ¿Dónde estás? — preguntó con temor la rubia — ¡¿Fran?! ¡Francesca!"

Amira despertó de golpe, su corazón latía desenfrenadamente.

— ¿Estas bien? — preguntó Sovieshu preocupado mientras se acercaba a ella.

La rubia asintió levemente, el Emperador no le creyó y se sentó a su lado para después abrazarla, esta hundió su rostro en el pecho del hombre para sentirse protegida y reconfortada.

— Gracias por estar para mí — murmuró la menor

— Siempre lo haré, no importa el momento, si me necesitas estaré para ti — dijo el mayor mientras acariciaba el cabello de su amada.

Cuando la princesa se acurrucó mejor en él con la esperanza de que esa pesadilla fuera borrada de su memoria se sintió protegida, como si los brazos de su amado la alejaran de todo mal.

Había pasado mucho tiempo desde que ya no tenía esos sueños relacionados con la masacre, ahora que volvían se sentía más torturada que antes.

Cuando una gota de agua cayó en la cabeza de la menor esta levantó su rostro para ver de donde había provenido.

— ¿Te bañaste aquí? — preguntó tras ver cómo el cabello pelinegro del mayor aún estaba mojado.

— Si — respondió — es que no quería alejarme de ti, así que cuando te dormiste fui a buscar la ropa que usaría hoy para después dormir contigo — se explicó mientras le dedicaba una sonrisa.

Amira bajó la cabeza apenada, las cosas iban a cambiar, porque ahora él ya tenía la libertad de decirle eso siempre y cuando estuvieran solos, pero eso no evitaba que se apenara y que su rostro se calentara.

— Te ves hermosa con ese tono en tus mejillas — comentó mientras hacia que ella lo viera a los ojos — bueno, para mí te ves hermosa sin importar como estés, para mí siempre serás el ser mas hermoso — confesó.

El rostro de la menor se calentó más y su mente de desconectó por un instante que hizo que olvidara porque es que estaba tan destrozada.

— ¿Que te gustaría hacer hoy? — le preguntó el emperador mientras se ponía de pie y ayudaba a su amada a hacer lo mismo — Dejaré todo para consentirte el día de hoy — le avisó.

— ¿No te traerá problemas después? — Preguntó la princesa con preocupación.

"Quizás si, pero por ti no me importaría" pensó el pelinegro — No, tu tranquila — respondió.

—... bueno — lo miró analizando, pero sonrió — quisiera ir a montar, extraño hacerlo — comentó.

— Pues bien, vístete apropiadamente que iremos a montar — ordenó el mayor.

Lost princess » [Sovieshu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora