〔:🌻:〕「 37 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

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Aether parpadeó lentamente un par de veces antes de despertarse. Se frotó los ojos con las manos y miró a su alrededor. Las cortinas translúcidas, que se mecían con desdén, dejaban que algunos rayos del sol matutino se colaran por la ventana. Todo estaba en silencio y lo único que se oía era la respiración de Xiao, que seguía durmiendo plácidamente, acurrucado a su lado.

Lo pilló por sorpresa verlo acostado junto a él, pero lo único que le salió a Aether fue sonreír. No le costó averiguar que el azabache se había debido de despertar durante la noche y había decidido retomar el sueño tumbado a su lado.

Aether se lo quedó mirando en silencio. Qué lindo se veía durmiendo... Le entraron ganas de tirarse encima de él y despertarlo a besos, pero concluyó que dejarlo descansar un poco más era una idea mucho más sensata. También podría haberle apartado el pelo de la cara o acariciado la mejillas con la mano, pero el temor a perturbar su sueño le impidió hacer algo de eso.

Finalmente se levantó y se acercó a la ventana, con el móvil en la mano. Quería llamar a su hermana para ver cómo estaban las cosas por casa. Eran casi las diez de la mañana, así que Lumine, con mucha seguridad, ya estaba despierta.

Se acercó el móvil a la oreja y a los pocos segundos escuchó la voz de su hermana.

—Hombre, buenos días —saludó ella.

—Buenos días —respondió él con la voz ronca, aunque sus palabras no fueron más que un susurro—. ¿Papá y mamá te han preguntado por mí? —inquirió inmediatamente, rascándose la barriga de forma inconsciente, todavía somnoliento, con la vista fija en el paisaje que podía ver desde la ventana.

—Claro —contestó su hermana—. Les he dicho lo que me escribiste, tal cual: que estás con Xiao.

—¿Y... se han enfadado o algo?

Hubo un breve silencio que le puso los vellos de punta. Esperaba que no se hubieran enfadado con él, por Los Siete...

—No —respondió finalmente Lumine—. Solo han dicho que deberías avisar con más antelación. Y que no seas tan impulsivo. Ah, y tampoco quieren que te acostumbres a hacer esto. Por esta vez no pasa nada, han dicho.

—Ya veo...

—¿Y vas a venir a almorzar? Porque yo he quedado con Keqing y Ganyu para ir al centro comercial y quizá coma con ellas por ahí.

—No llevo dinero encima así que tendré que ir a casa, claro. Pero iré más tarde; ahora supongo que daré una vuelta con Xiao.

—Vale. Bueno, estaba a punto de darme una ducha, así que voy a colgar.

—Está bien. Luego nos vemos.

—¡Chao! —se despidió Lumine antes de terminar la llamada.

Al colgar, todo volvió a sumirse en el silencio. Aether se dirigió entonces al baño, procurando hacer el menor ruido posible. Una vez allí, se lavó la cara y buscó sin querer cotillear mucho un cepillo con el que poner algo de orden en su pelo alborotado de dormir.

Dio con él por fin y entonces abandonó el baño. Prefería peinarse viendo la ciudad desde la ventana frente a la que se había parado antes. Observar la vivacidad y el bullicio de Liyue desde allí mientras se cepillaba el pelo era mucho más entretenido que ver tan solo su cara de recién levantado reflejada en el espejo, a su parecer.

Se deshizo la trenza sin prisas, con el cuidado de alguien que se preocupa mucho por su pelo. Aether tenía la suficiente autoestima como para quererse mucho a sí mismo y su pelo era una de las cosas que más le gustaban de su físico. Era rubio, suave y fino, la mar de agradable al tacto, largo y bien cuidado.

Cuando terminó de desliar los mechones de pelo, se dio cuenta de cuánto le había crecido desde la última vez que se lo cortó. Pronto le vendría bien darle un repaso a las puntas, así que se hizo una nota mental al respecto.

Comenzó entonces a pasar el cepillo, desenredando y poniendo orden en su melena dorada, mientras escudriñaba la ciudad.

Mientras seguía concentrado en su tarea, se giró un momento, encontrándose a Xiao con los codos apoyados sobre la cama, mirándolo encandilado. El azabache, al ver que lo había descubierto, volvió a agacharse y tumbarse sobre el colchón del suelo, fingiendo estar dormido.

—¿Crees que no te he visto? —rio Aether ante aquel comportamiento tan infantil y tierno.

—Tenía que intentarlo —suspiró Xiao. Después de una breve pausa siguió hablando—: Tienes un pelo muy... bonito.

—Gracias —sonrió el rubio.

—¿Me dejas... hacerte la trenza?

Aether abrió los ojos ante la propuesta, que lo pilló prácticamente por sorpresa. Xiao, por su parte, tan solo quería tocarle el pelo, ya que ni siquiera recordaba cómo hacer una trenza, pero fue la excusa perfecta.

—Bueno, está bien —respondió Aether por fin.

Xiao volvió a erguirse y esta vez se subió a la cama y la cruzó hasta el borde opuesto, donde se sentó. Separó las piernas y dio un par de palmadas en el hueco libre entre ellas, invitando a Aether a sentarse.

—Tengo que decir que la última trenza que hice fue a Ganyu cuando tenía diez años —avisó, peinando ya a Aether con los dedos—. Así que a lo mejor no sale tan bien.

—Tampoco es que necesites un doctorado para hacer una trenza, ¿sabes?

—Ya, bueno...

Intentó concentrarse a la hora de cruzar los mechones de pelo que pretendían convertirse en una trenza, gruñendo cada dos por tres, provocando la risa de Aether. Xiao parecía estar teniendo una intensa lucha contra el pelo en lugar de estar haciendo una sencilla trenza.

Cuando creyó haber terminado, la contempló, no muy satisfecho con el resultado. Titubeó y bufó al verla. No era lo que esperaba ni lo que quería, pero no podía negar que se había esforzado sobremanera en hacerla. Y en realidad no estaba tan mal.

—Pues listo —dijo al final, pasándola por encima del hombro del rubio para que este la viera.

—Será mejor que no te dediques a la peluquería —sonrió el otro.

Tal vez la trenza estaba algo mal hecha, pero a él le gustaba porque se la había hecho Xiao.

—Tampoco tenía pensado hacerlo, así que no te preocupes —bufó.

Cuando el silencio los rodeó, puso las puntas de sus dos dedos índices juntas sobre la espalda de Aether, más o menos entre sus escápulas, y las fue separando a la vez que trazaba con cada dedo la respectiva mitad de un corazón. El inesperado gesto provocó una sonrisa en el rubio.

Lo siguiente que sintió fueron los brazos de Xiao rodeándole la cintura y estrechándolo hasta que notó su pecho presionando contra su espalda por la respiración. A continuación, sus finos labios le rozaron la piel del cuello, haciéndole cosquillas y poniéndole los vellos de punta.

—Gracias por haber venido —susurró cerca de su oreja.

La sonrisa de Aether valía mucho más que cualquier respuesta.

Después de unos segundos, el estómago del rubio empezó a reclamar algo de alimento, rugiendo para que su dueño le hiciera caso.

—¿Bajamos a desayunar algo? —inquirió, mientras se le escapaba un bostezo.

—No estaría mal. Ser tu peluquero personal me da hambre.

—Pues vamos —instó, dándole una palmada en la pierna a Xiao antes de que los brazos del azabache lo liberaran para que pudiera levantarse.

Menor que tres (<3) [Xiaether] (High School AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora