Advertencia: No soy de las chicas que les gusta empezar la entrada típica de querido diario; no es lo mío. Con lo que no esperes alguna vez ver escritas esas palabras porque me parecen una chorrada monumental.
Como no puede ser de otra forma, empiezo el primer día de la semana llegando tarde. Lo mejor de todo es que el profesor ni si quiera se había enterado de mi ausencia.
Lo veo lógico, casi nadie en mi clase sabe cómo me llamo. Algunos me designan como la chica tímida que nadie sabe qué hace aquí, otros directamente pasan de mí. Sin embargo, yo sé muchas cosas de mis compañeros que si se enteran de que las sé, soy mosquita muerta.
La psicóloga cree que debería ser más social. Hablar, como si eso fuese fácil. Para que surgiera la probabilidad, debería mudarme a la otra punta del mundo donde nadie me conociese, mucha terapia y un cambio de imagen radical. Muy improbable.
Mi psicóloga es amiga de mis padres. Por lo que les hace descuentos de mis sesiones semanales. Se llama Allison Morgan, cinquentona y madre soltera. Es muy coqueta a la hora de vestir, camisas de seda y collares de perlas.
Su hijo se llama Eric, estudia periodismo y es cinco años mayor que yo. Un chico alto, rubio cenizo y ojos castaños; toda una belleza. Cuando éramos pequeños estábamos muy unidos; hasta que se fue a la universidad y se hizo novia (con la que todavía está) que hace un mes se convirtió en su prometida.
El motivo para hablar de Eric es que ha sido mi primer amor. Ese que nunca se olvida ( según he escuchado). Nunca me atreví a decirle nada. Estaba atemorizada por culpa del típico "y si..." ; y si me decía que no me quería o y si no era lo suficiente madura para él y una larguísima lista que mejor ni mencionar.
Hasta el momento sólo lo sabía Silencio; sin embargo, ahora también lo sabe mi diario.
Una cosa tengo clara: no voy a decírselo a su madre ni por todo el oro del mundo. ¿Por qué quién en su sano juicio se lo diría a la madre de la persona de la que estás enamorada? Ya se han dado casos en algunas películas y nuca sale bien (no quiero escuchar que eso es ficción, más vale ser precavida).
Ojalá me hubiera lanzado a la piscina. Pero creo que si volviese al pasado y me brindasen la oportunidad de de poder declararme no lo haría. Las chicas de mi clase no lo hacen.
Se está haciendo tarde, mejor me voy a dormir si no quiero llegar tarde a clase mañana.
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Memorias del silencio
Teen FictionTodo el mundo puede tener días buenos, pero también malos. Cada persona tiene sus problemas y preocupaciones. Para Annabelle Williams, su vida no es lo que se llama perfecta, prefiere la soledad y la tranquilidad a la compañía humana. Ella todavía...